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Siempre, en su ya dilatada historia como presidente de la Gimnástica Segoviana, ha sido poco amigo Agustín Cuenca de destituir entrenadores. Como jugador ya tuvo muchos ejemplos y entiende que la estabilidad del vestuario es siempre lo que más hay que proteger, hasta en épocas de crisis. La de Manu González de este domingo es, por tanto, su primera destitución. Pero es que también es la primera destitución en el club desde hace quince años. Lo más cercano había sido no renovar contratos de entrenadores, cosa que se hizo con Luis Bertó, pero siempre permitiendo que acabasen la temporada en curso.
Fue bajo la presidencia de José Soriano cuando, en febrero de 2007, la directiva tomó la determinación de destituir a Carlos Hugo García. Fue tras un empate en La Albuera frente al Numancia B y terminaba ahí el paso de un hombre que había llegado en noviembre para sustituir a un Antolín Gonzalo, que se marchó aquella temporada al Marbella, que estaba en Segunda B. El equipo, cuando García cayó, había pasado de ser líder del grupo en la Tercera División a ser tercero. Una crisis que en nada se parece a la actual.
Que la Segoviana es un club diferente, de paciencia, queda demostrado por el dato: desde aquel 2007 hasta hoy, Ramsés pasa a ser únicamente el noveno entrenador que va a sentarse en el banquillo. Sucede al técnico que, tras Paco Maroto, más ha permanecido en el cargo. Su condición de hombre de club, segoviano, exjugador y absoluta leyenda avalan la confianza con la que ahora cuenta.
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