Silvia Fernández, árbitra vallisoletana

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Silvia Fernández, árbitra vallisoletana
Beatriz Castro
Sábado, 6 de julio 2024, 13:53
Silvia Fernández Pérez (Valladolid, 1988) da un paso más en su carrera profesional. Esta temporada, la vallisoletana se verá arbitrando en Segunda División de la liga española ... en un momento de su carrera en el que dice que está «viviendo un sueño».
- ¿Cuándo se sacó la licencia de árbitro?
- Me lo saqué con 14 años. Haces un curso de formación de 3 meses, que me lo saqué en Valladolid. Desde septiembre hasta diciembre estuve de formación y en enero de 2003 fue cuando debuté. Llevo 21 años arbitrando, y esta temporada que empieza voy a hacer 22.
- ¿Tuvo alguna motivación para elegirlo, como algún familiar o persona cercana?
- Mi padre era entrenador de fútbol y desde pequeña había estado muy vinculada porque iba como la mascota de los niños que entrenaba. Cuando cumplí 14 años, dejé la gimnasia rítmica, y tenía muchas ganas de practicar otro deporte. Era socia del Real Valladolid y vi un cartel de «Hazte árbitro» y cuando llegué a casa, comenté primero el tema de poder jugar al fútbol y a mis padres no les hizo mucha gracia, y les dije: «¿Y si soy árbitro?» Y me dijeron: «Eso nos parece bien».
- ¿Cómo recuerda su primer partido?
- Fue un «show». En mi primer partido yo tenía 14 años, fui sola, y me quedé encerrada en el vestuario. Me dejé las llaves por dentro y cerraron. Arbitré un partido de fútbol 7, que ya no existe, y pité un fuera de juego en mitad del campo, que eso es inexistente…, fue muy caótico la verdad. Ahora lo recuerdo con una sonrisa, pero en ese momento lo pasé bastante mal.
- ¿Hay algún partido que haya sido especial para usted como árbitra?
- Realmente todos. Suena un poco a tópico, pero todos son especiales porque lo disfruto muchísimo. Quizás con especial ilusión haya vivido este último Playoff, obviamente, de ascenso a Segunda División, también cuando fui a la Copa Libertadores, o las Copas de la Reina. Al final la Copa de la Reina y la final de la Supercopa son partidos muy especiales.
- Hay muy pocas mujeres en el mundo del fútbol, y más siendo árbitras, ¿cuál cree que puede ser el motivo de ello?
- Yo opino que era porque no teníamos visibilidad. Ahora es verdad que ha evolucionado muchísimo y desde que se promocionó La Liga Femenina, las licencias tanto de jugadoras como de árbitras también subieron exponencialmente. No se echa de menos lo que no se conoce. Al final como no había tanta visibilidad en los medios de comunicación, para las niñas era un tema un poco tabú. Pero yo creo que ahora mismo se está haciendo un trabajo brutal desde los medios, la Federación y la Comisión de Árbitros, y se nos están dando muchas oportunidades.
- ¿Qué progresos diría que ha habido en el fútbol que haya vivido?
- Para mí era impensable cuando empecé el arbitraje el poder tener un contrato profesional. Estamos ya en 20 mujeres tanto en Primera como en Segunda División que se nos están dando oportunidades, y también dar un guiño a la Selección Española de Fútbol, que es una maravilla verla jugar, y eso es porque hay un trabajo de hace muchos años, lo que pasa es que ahora está dando sus frutos. No es de la noche a la mañana, sino que son años y constancia de oportunidades, por supuesto.
- ¿Cree que algún día una mujer podrá arbitrar una final como de una Eurocopa como se está jugando ahora?
- Totalmente. Al final se trata de trabajo porque las oportunidades se nos están dando y poco a poco van a ir más. A medida que aumentan las licencias en el arbitraje femenino, obviamente tendremos más presencia tanto en competición femenina como masculina. Hay compañeras muy buenas que vienen apretando por detrás, y estoy segura de que lo vamos a ver más pronto que tarde.
- Gracias a su ascenso a Segunda División, ¿cree que puede ser un ejemplo de motivación para el resto de chicas que quieren ser árbitro pero no lo hacen por miedo?
- Me preguntan que si me considero un referente, pero no. Yo soy una compañera más. Si sirve de ejemplo para que las niñas vean que pueden, bienvenido es. Al final se trata de ver que con esfuerzo, sacrificio y sobre todo siendo soñadora, como es mi caso, todo es posible. Yo siempre he dicho que desde que empecé en este mundo, no tenía unas cualidades brutales, porque no mido 1'80 m. ni soy súper atlética, pero sí me apasiona mi trabajo y tengo afán de superación, que creo que son requisitos indispensables para que cualquier persona no se ponga límites. Yo a las niñas es lo que les digo es eso, que no se pongan límites y que persigan sus sueños.
- La parte negativa de los árbitros es que suelen ser criticados por sus acciones y decisiones. ¿Cómo encaja las críticas?
- En cualquier trabajo siempre va a haber gente que no esté de acuerdo con la decisión que tomes. Es verdad que ahora al estar en categorías superiores, las palabras malsonantes o muchos comentarios parece que se oyen menos porque estás en grandes estadios donde no lo percibes. Yo creo que es peor en el fútbol base, cuando empiezas, porque tienes a la gente muy cerca y es un padre o dos aisladamente, pero parece que son más porque los tienes delante. Algún insulto sí he oído, obviamente, pero al final lo obvias. Te centras tanto en hacerlo bien, porque al final lo que quiere un árbitro es acertar e intentar pasar desapercibido, que los comentarios los olvidas.
- ¿Quiénes han sido su mayor apoyo durante su trayectoria profesional?
- Mis padres sin lugar a duda, son mis incondicionales. Al final es duro ver a una hija que deja muchas cosas por el camino, como los fines de semana, que no puedes tener comidas familiares ni ir a cumples. En mi caso lo tuve que compaginar con mi carrera fuera de Valladolid, entonces el tenerlos lejos era algo que ellos siempre han prosperado y han apoyado porque sabían que el arbitraje es mi pasión.
- ¿Cómo ha vivido este ascenso a Segunda División?
- Ha sido un sueño hecho realidad. Es que lo había soñado tantas veces, que cuando llegó era como: ¡Guau!. Entonces fue increíble. Ha pasado ya casi una semana y pico y todavía lo estoy asimilando porque es un sueño que tiene toda niña cuando empieza y a la vez que se ha hecho realidad. De hecho, todavía se me ponen los pelos de punta.
- ¿Cree que le ha llegado tarde?
- Creo que las cosas llegan en el momento en el que tienen que llegar. Es verdad que era algo que yo había soñado muchas veces y que había deseado que llegase mucho antes, pero al final todo tiene su porqué y su momento, entonces me quedo con ese proceso y con que ha llegado, y ahora tengo que disfrutarlo al máximo.
- ¿Cuál es su siguiente objetivo?
- Mi objetivo a corto plazo es disfrutarlo, sobre todo asentarme en esta categoría, dar lo mejor de mí, empaparme de mis compañeros, adquirir la experiencia que tienen ellos y seguir escalando. Soy una persona súper ambiciosa, muy soñadora y con trabajo, poder llegar a primera.
- ¿Se ve arbitrando algún día al equipo de su ciudad, el primer equipo del Real Valladolid?
- Ojalá. Es otra cosa que me he planteado muchas veces, y ahora con el reciente ascenso del Valladolid, que me alegro muchísimo porque es el equipo de mi ciudad y los deseo todo lo mejor, lo pensaba y me salía la sonrisa. Ellos ascienden, yo también, por ahora se me resiste pero ojalá. Sería un momento súper bonito para mí.
- ¿Algún sueño que quiera alcanzar?
- Ya lo estoy alcanzando. Al final estar en Segunda División es un sueño poder compartir experiencia con gente súper profesional y estar en estadios increíbles. ¿Por soñar? Bueno, si podría ir a los Juegos Olímpicos o a un Mundial Femenino, pero ahora mismo estoy muy contenta donde estoy ,y lo que me apetece es que empiece a rodar el balón y empezar a funcionar en Segunda División.
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