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«Gracias mi amigo. Más años juntos habrían sido injustos ¡Disfruté cada minuto desde que te uniste! ¡Estás más que listo para tomar el control!». Con estas palabras respondía Toni Kroos al sentido mensaje de agradecimiento por el año compartido que le dejaba Jude Bellingham ... en redes sociales el día en que el germano anunció su decisión de colgar las botas al término de la Eurocopa de Alemania. La retirada del metrónomo de Greifswald arrojaba la principal incógnita sobre el funcionamiento del Real Madrid de la campaña 2024-25, al quedar despojado de quien fue su faro durante un decenio legendario. Pero el teutón ya tenía designados a sus herederos: Valverde, receptor del dorsal '8', y Bellingham, el nuevo mariscal de campo. Menos de tres meses después de que Kroos auspiciase aquel traspaso de poderes, el '5' demostró el miércoles en la Supercopa de Europa disputada en Varsovia que sus nuevas funciones le sientan como un guante.
Tras una primera parte deslucida en la que el Real Madrid careció de brújula, Bellingham dio un paso al frente en la segunda mitad y se echó el equipo a la espalda para encabezar otra conquista por parte de la insaciable tropa que entrena Carlo Ancelotti. Sacrificado al corte, poderosísimo en la zancada, ágil y asociativo, el todocampista de Stourbridge levantó a los blancos y los llevó en volandas hasta que la retaguardia del Atalanta hizo aguas.
No regateó un solo esfuerzo y acabó liderando diversos apartados estadísticos de su escuadra: fue el jugador del Real Madrid que más remató (cuatro veces, dos de ellas entre los tres palos), el que más pases dio en el último tercio del campo (16), el que generó más ocasiones (tres), el que realizó más regates (cinco) y el que más veces contactó con la pelota (75). Musso impidió que estrenase su cuenta goleadora, pero de él partió la acción que permitió a Vinicius romperle la cintura a Djimsiti para que Valverde abriese la lata y suyo fue el pase que propició el estreno anotador de Mbappé con la camiseta del Real Madrid. En definitiva, una actuación redonda que le valió el MVP de la noche y reivindicó su figura ahora que hay un nuevo 'sheriff' en el vestuario.
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Bellingham acabó fundido el pasado curso. Empezó aplastando a sus rivales, pero terminó con la lengua fuera. Ancelotti le convirtió en clave de bóveda del proyecto, asignándole una responsabilidad ofensiva desacostumbrada para quien se había formado como centrocampista de tranco largo. Al mismo tiempo, debía cumplir con labores de intendencia. Tenía que hacer todo a la vez y en todas partes. La lesión que sufrió en el hombro izquierdo a comienzos de noviembre fue una rémora para un futbolista que, en cualquier caso, cumplió con creces: 23 goles y 13 asistencias en 42 partidos con los blancos. Su impacto, por más que se viese rebajado en el último tramo de la campaña, resultó asombroso.
Pero a Bellingham no le fichó el Real Madrid para que fuese un goleador compulsivo, sino para que pusiese las revoluciones necesarias en la sala de máquinas. Un Di Stéfano del siglo XXI, capaz de armar el juego a la par que siembra el terror llegando desde segunda línea. Con Mbappé, Vinicius y Rodrygo llenando de pólvora el arsenal ofensivo, los blancos precisarán más las dotes constructoras del '5' que su carácter terminal en el área. Y el de Stourbridge ya se aplica a la faena. «No me importa dónde jugar. Tampoco era delantero el año pasado. Hoy he caído un poco a la izquierda, pero el fútbol fluye. Me siento cómodo en cualquier posición para ayudar a mi equipo. Es más fácil marcar goles si juego más cerca de la portería contraria, pero tal vez esta temporada me tendré que adaptar. Me parece bien, quiero hacerlo bien», dijo tras recibir el MVP de la Supercopa.
Un partido que sirvió para exponer el buen ambiente que existe entre 'los cuatro fantásticos' que tiene a su cargo Ancelotti esta temporada, ejemplificado en esa foto de Mbappé, Vinicius, Rodrygo y Bellingham de la que sacó pecho el '7' en redes sociales una vez concluido el choque. La armonía fluye entre ese póker de ases que está llamado a marcar época con el Real Madrid, venciendo con su fútbol cualquier tipo de suspicacia que pudiera existir en torno a la coexistencia de tantas estrellas.
Con los blancos ya por delante en el marcador gracias al gol de Valverde, llamó la atención la insistencia con la que Bellingham y Vinicius perseguían a Mbappé para que el crack de Bondy redondease la noche. Algo que pudo hacer finalmente el francés en el minuto 68 gracias a un pase de Bellingham justo después de que otro servicio de Vinicius buscando al '9' no alcanzase el destino deseado. El ex del PSG ha caído de pie en el vestuario. Dicha entrega convirtió a Bellingham, autor también de un pase de gol en la Supercopa de España y otro en la Champions de Wembley, en el primer jugador del Real Madrid que asiste en tres finales seguidas en las diez últimas temporadas, según datos de Opta. Todo cuadra.
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