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Graelish, derecha, recibe el abrazo de Fodden tras anotar el sexto gol ante Irán
El rincón más humano de Qatar

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Mi Mundial ·

La dedicatoria de Grealish a un niño con parálisis cerebral exhibe la vertiente amable de un Mundial donde priman los gestos contra la violación de los derechos humanos y la polémica

Juan Ángel Méndez

Viernes, 2 de diciembre 2022, 12:25

El Mundial se debate entre amagos de rebelión y mordazas, entre brazaletes y la interminable batalla que pone los guantes a los valores y al dinero. Es muy tarde para el quejío. Las decisiones eran antes. El show, al final, lo devora todo. El relato ... va y viene en función de las circunstancias y el rigor de las realidades de cada uno. Cuando el balón cruza la última línea, la moral se va por el desagüe. Es la vida, el pulso entre lo correcto y lo políticamente aseado. Y en medio este universo de crispación, el fútbol exhibió su lado más humano en la primera jornada. Lo hizo Jack Grealish. El delantero británico embocó la sexta diana de Inglaterra contra Irán y cumplió su promesa. Abrió los brazos y danzó al son que le pidió Finlay, un niño de once años con parálisis cerebral al que Grealish visitó antes de ir a la Copa del Mundo. El baile de la ola. Así lo bautizaron. La ola de la solidaridad diría yo.

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