Peternac apuesta por la 'juventud' de Croacia

«Somos un país pequeño y para nosotros, volver a estar entre los ocho mejores del mundo es muy importante». A Alen Peternac (Zagreb, 1972), el triunfo de su selección le pilló este lunes en Marbella, a caballo entre un bar, donde vio la primera parte del Croacia-Japón, y los pasillos del aeropuerto de Málaga, donde siguió el resultado de la tanda de penaltis.

Si usted es argentino y ese día juega la albiceleste, ese vuelo despega con un pasajero menos. En Croacia la cosa cambia. «Tenía que llevar a unos amigos y hemos tenido que ver el final en la pantalla del teléfono», explica, feliz, al otro lado del móvil.

En realidad la felicidad, según reconoce él mismo, es su estado habitual. «Siempre estoy bien, no me puedo quejar de nada», asiente en plenas vacaciones, pese a admitir que prefiere un Mundial en verano, «¡como los de toda la vida!»,

Alen, que nunca jugó un Mundial –«es la guinda que le faltó a mi carrera, estuve en una prelista en el de Francia'98 pero me quedé a un paso», sostiene–, está disfrutando a su manera del fútbol que nos llega desde Qatar. «Ahora se juega bien en todas partes y si no, mira Alemania o Dinamarca».

También está disfrutando de Croacia. «Hemos rejuvenecido un poco el equipo con respecto al último Mundial, se ha hecho una mezcla de juventud y veteranos como Modric que cada año cumple uno menos, y pienso que podemos llegar lejos», asegura Peternac, al que le sorprendió la entrada al torneo de España. «Me quedé impresionado con su primer partido. También tiene un grupo joven y eso es bueno para el futuro, aunque ya sabemos que se vive del presente y Luis Enrique puede ser un crack o acabar siendo un perdedor», asegura.

Pero hablar de Peternac es hablar principalmente de gol... y es irremediablemente obligatorio retrotraerse al 19 de mayo de 1996. Aquel día, penúltima jornada de liga, el Real Valladolid se presentó en Oviedo con el agua al cuello y la imperiosa necesidad de ganar para eludir descenso y promoción. La presión era máxima. Hacían falta goles y el delantero croata, que saltó al Carlos Tartiere con 16 dianas en liga, cerraría curso con 23 tras anotar nada menos que cinco (cuatro de penalti) en el penúltimo triunfo por 3-8 ante los carbayones y dos más en el último frente al Betis (3-1). «Me acuerdo perfectamente de aquel 3-8 porque me lo recuerdan a menudo, pero metí 55 goles con la camiseta del Real Valladolid y para mi todos son especiales, me daba igual el Celta o el Real Madrid. Fue una época muy especial en lo deportivo, pero también en lo personal porque dejé muy buenos amigos», señala hoy, 26 años después.

Un sentimiento recíproco porque Peternac, además de goles, muchos goles –sigue siendo el máximo realizador del Real Valladolid en la máxima categoría–, dejó una huella difícil de borrar. No es de extrañar que sus giras den tanto de sí.

En el Dinamo de Zagreb, donde ejerce de técnico ayudante, concedieron a la plantilla un mes de vacaciones que está aprovechando para visitar a viejos amigos. Peternac pasó en noviembre una semana en Valladolid, y ahora se encuentra en Marbella, donde apurará fechas antes de incorporarse a los entrenamientos el día 14 –en Croacia la liga se reanuda el 21 de enero–.

«Este año las cosas están yendo bien», apunta, con el Dinamo en lo más alto de la clasificación con seis puntos más que el Hajduk Split. Además del meta Livakovic, salvador ayer en la tanda de penaltis, el líder aportó ante Japón jugadores como Petkovic, Orsic y Gvardiol, una de las sensaciones de este Mundial. «Nos duró poco, y el Leipzig ya ha rechazado ofertas muy potentes. Va a ser difícil retenerle», admite Alen, que ha seguido las evoluciones del central desde muy pequeño. «Pero no solo él, Zagreb es una muy buena escuela de jugadores», comenta Peternac, que no se olvida de Valladolid y no descarta entrenar algún día en Zorrilla. Son ya varios años los que lleva como ayudante y su intención pasa por hacer carrera como técnico y, por qué no, dar el salto a España. «Quiero ser primer técnico y cogeré un equipo, pero antes estoy aprendiendo el oficio. No tengo prisa», reconoce.

Hasta que llegue ese momento, se empapa todo lo que puede del día a día en el Dinamo –seis entrenadores han pasado en los dos últimos años– y ve todo el fútbol que puede. «Al Valladolid no lo sigo tanto como antes pero sí lo he visto algún partido este año. Espero que se estabilice en Primera», dice.

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