Se hace camino al andar

Ahí destaca, sobre todo, ese portazo de Marruecos en África. El histórico pase a semifinales, con un plan de partido pragmático, sensato, que medía al rival con una coherencia desbordante. Una puerta que queda a merced de aquellos equipos que quieran seguir esa vía. Igualar oportunidades con un plan parecido, tratando de equilibrar desde la pizarra la distancia en el nivel. Tácticamente ha sido un Mundial con diversos dibujos. Se pusieron en la mesa muchas opciones para intentar acomodar la realidad a la necesidad. Pero si una característica salió ganando, por haberla compartido muchos, es la presión. Ese paso adelante, ese no dejar descansar, es un punto a tener en cuenta en aquellos que han ido pasando por este Mundial de Qatar 2022. Unos deberes de los que, a menudo, se olvidó una de las grandes selecciones estandarte de esta premisa en la pasada cita de 2018, la propia Francia.

Pero lo definitivo, lo que puede crear de verdad un 'click' educativo en el futuro inmediato es la recuperación de una visión menos atada, más libre. Una que use la pizarra sin querer acotar lo creativo. Algo que trató de hacer Argentina, que logró que funcionara esa receta con la ayuda de la fe y de la calma, sabiendo dónde y cuándo empujar, a pesar de los diversos errores. Y no, no fue la de la campeona albiceleste una selección que descubriera la pólvora ni presentara un plan rompedor como en otras épocas hicieron otros finalistas. Los de Scaloni no regalaron un recurso novedoso, pero buscaron la recuperación de esa serie de normas no escritas que le dejan el peso a esos que tienen el duende y la capacidad para cambiar cosas más allá del corsé táctico que ha dominado los últimos quince años.

Lo que aguarda en el futuro, como siempre, es incierto. No porque no se abran caminos interesantes que surjan de lo vivido en este mes de Mundial, sino porque las tendencias, como los dibujos, siempre sirven para dar paso a otros factores que, a veces, poco tienen que ver con la pizarra o con la intención. Tan importante puede llegar a ser defender con corrección, como poder ser capaz de tener el carácter necesario para superar dos veces un empate cuando todo parecía decidido o mirar a la cara con calma a la fría tanda de penaltis. Si el fútbol sigue siendo místico es porque, como se suele decir, sigue siendo propiedad de los futbolistas. Y menos mal.