Un gol de Mansour premia con un punto la seriedad de la Gimnástica

El Langreo planteó un ejercicio de fútbol poco vistoso, pegajoso e incómodo. Ante ello, intentaron ser protagonistas y asumir la iniciativa los segovianos y se encontraron rápidamente con un aviso. El hiperactivo atacante local Dorian aprovechó la espalda de la defensa para soltar un tiro ajustado. La buena intervención de Carmona impidió un disgusto madrugador. Los asturianos tenían bien claro el plan: en caso de duda, balón largo a Dorian. Pero no se achicó la Segoviana, que con Mansour y Javi Marcos perfectamente engrasados, apenas sufrió en la primera parte.

Álex Conde dio una clase magistral sobre cómo desde la mediapunta se puede ser capaz de referenciar todos los balones: se movió, pivotó, asistió y protagonizó un auténtico bombardeo a la meta rival en cuestión de un minuto. Un balón muerto en el área fue repelido por el muro defensivo del Langreo, mientras que, en la acción inmediatamente posterior, fue el portero Adrián Torre el que salvó a su equipo de ir a remolque en el marcador. Javi Borrego, que le pegó mordido a una pelota franca, gozó de la tercera en una corta aunque intensa fase de acoso de la Gimnástica. Los dos conjuntos priorizaron la seguridad sobre la ambición y minimizaron fallos a lo largo de una limpia aunque tremendamente física batalla en la medular.

Los jugadores de Manu González estuvieron intachables por lo que a actitud y rigor táctico se refiere. Las ataduras, los sistemas rígidos y el orden táctico estuvieron influenciados por el cansancio o por fallos de concentración, y por esos recovecos de la planificación se coló el panorama de la reanudación. Allá donde hubo un jugador de la Segoviana por salvar balones, hacer coberturas o impedir el acceso del rival, apareció una autopista para el local Dorian, que ya había avisado en el primer acto. El atacante fue prácticamente el único futbolista del que dependió directamente el sino del partido, y de su falta de acierto, la suerte de la Segoviana para arrancar algo positivo del Nuevo Ganzábal.

En la primera que tuvo el inspirado ariete local tras el descanso, aprovechó un balón filtrado de Ebea para ganar la espalda a la defensa y resolver a gol en el mano a mano ante Carmona.

El tanto dejó tocados a los futbolistas de la Gimnástica, que a punto estuvieron de irse del partido definitivamente. Dorian, verdugo en el minuto 59 como autor del primer gol del encuentro, acabó siendo amigo, pues ejerció de asistente para Jandrín, que en boca de gol no acertó a resolver, y que en las dos siguientes acometidas, con el propio Dorian de nuevo como ejecutor, el larguero y la defensa fueron los que negaron otro tanto que habría resultado una losa mucho más difícil de levantar.

Sin embargo, el fútbol y la capacidad de sufrimiento mantuvieron con vida a una Segoviana con fe y que, curiosamente, en un desesperado carrusel, triple cambio incluido de por medio, al acceder Borao, Dani Arribas y Rui en el minuto 74, equilibró la contienda mediante una acción aislada.

Así, un córner ejecutado por Rafa Llorente desde la derecha encontró el impresionante salto de Mansour, que se elevó más que nadie para cabecear al fondo de la red el empate definitivo a falta de once minutos de la conclusión del tiempo reglamentario. Le tocó a Carmona realizar la parada de la tarde ante un lanzamiento cruzado del omnipresente Dorian, cuyo disparo tuvo marchamo de irse ajustado a la cepa del poste.

El portero, salvador en tierras asturianas, le dio la razón a una Gimnástica que jamás dejó de creer y que volvió a demostrar que el equipo tiene capacidad de sufrimiento. Un partido más en césped artificial solventado. Un punto que crece si se gana en casa.