A sus 82 años es parte importante de la historia del arbitraje en el fútbol de Castilla y León. En 1959 hizo de juez de línea en su primer partido con un pañuelo y vestido de paisano. Hoy todavía sigue al pie del cañón
Santiago Hidalgo
Sábado, 13 de noviembre 2021, 09:02
Hay profesiones, ocupaciones y hasta aficiones de las que uno se va desquitando con el paso de los tiempos. Sin embargo, hay otras que te acompañan inexorablemente a lo largo de toda la existencia. Como pegadas a la piel. Cuando uno es árbitro, es árbitro por encima de otras circunstancias. Puede ser funcionario, vendedor de coches o jardinero, pero si además es árbitro de fútbol, esto lo será para toda la vida. Luis Peña Téllez, hoy con más de ocho décadas, continúa ejerciendo de ello, porque además de pensar y creer como tal, ha sido y es un arduo defensor del colectivo. Y al funcionario, vendedor de coches o al jardinero, siempre lo tratará como lo que es: árbitro.
Y eso que la forma y manera que tuvo Luis Peña de entrar en contacto con este colectivo no deja de ser curiosa. Como él dice, por entonces, era presidente del juvenil de la Juventud Obrera Católica (JOC) por nombramiento de Félix de la Fuente Mendive. Contaba con 20 años y era, cómo no, muy impulsivo. «Reñí con el árbitro, y esa semana vine al colegio de árbitros y me apunté. Al domingo siguiente debuté de juez de línea en la escuela Onésimo Redondo vestido de paisano y con un pañuelo para señalar. Recuerdo que el árbitro era Leandro Pascual que nos decía: cuando salga el balón levantad el pañuelo».
No existía como tal la categoría juvenil. Fue Félix de la Fuente quien organizó un campeonato de lo que él llamó 'Aprendices' con 20 equipos que bien podría ser de esa edad. Era un fútbol 'de antiguo'. El campo de la JOC, repleto de piedras, estaba en lo que luego sería el Cuatro de Marzo, o el de La Salle, en los terrenos de la actual Feria de Muestras. Además de la JOC, los Luises eran el equipo realmente de referencia.
Desde el principio a Luis le atrajo eso de arbitrar. Antes constituyó un equipo, el Cardijn, en homenaje a Joseph Cardjn, fundador de la JOC donde también jugó otro de los míticos del fútbol provincia: Nemesio Gómez 'El Peque'. «Estuvimos dos años sin perder un partido», dice.
Así que, en su hoja de servicios, además de jugador, primero; presidente después de un club de fútbol y fundador de otro, le pegó fuerte la vena del arbitraje, siendo trencilla, luego presidente del colegio de árbitros de Castilla y León durante siete años, además de informador, delegado nacional, y durante mucho tiempo formador y cicerone de muchos de los colegiados que ha dado esta tierra castellana y leonesa. Incluso escribió un libro sobre el reglamento del juego que, por cuestiones de márquetin, cuenta con la imagen en la cubierta del colegiado salmantino Ramos Marcos y no la suya. «Y eso que lo escribí yo al cien por cien».
Muchos años en el arbitraje dio para ver la evolución de este deporte. Llegó a pitar en la Tercera división nacional de entonces donde un día estabas en Pontevedra y al domingo siguiente en Huelva recorriendo toda la geografía española y también palpó en sus entrañas la presión al árbitro en localidades como el norte de León donde aun recuerda a una señora con un paraguas persiguiendo por la banda a un linier o el llamar a la autoridad competente en infinidad de ocasiones. «Era muy diferente. Afortunadamente ahora hay más formación en las personas».
Por encima de reconocimientos y el cariño que siempre le mostró el colegio y la federación, lo que más le ha llenado a Luis después de tantos años dando clases es «ir por la calle y que me paren unos chavales. A lo mejor no me acuerdo yo de ellos, pero ellos me lo recuerdan y me saludan con un: 'Me diste clase'…».
Anécdotas, un millón. Como aquel día que con Paco Santamaría Uzqueda fueron a Arnedo y concluyendo la comida vieron el periódico y contemplaron cómo el partido era a las tres y media, justo la hora que marcaba el reloj. A carreras, el disgusto de Paco Santamaría no se le pasó ni cuando después del encuentro Luis le regaló el jamón que ganó en la porra en el sorteo del descanso. Pero no solo Santamaría, también Clemente Rivas o Rodríguez Santiago recibieron alguna clase suya.
«A los árbitros les decía que hay que conocer el reglamento, y una vez que lo sabes, hay que aplicarlo. No creas que muchos árbitros de entonces de Primera no se lo sabían… Ahora están mucho más preparados no hay duda», dice. «También les había más caseros. Los conocíamos, pero estaban menos preparados en general».
No le gustaba dar una clase y que no le preguntaran. «O lo sabéis todo o me explico muy mal», lo dice quien hasta el año pasado y la pandemia seguía dando clases de formación a los colegiados. «Ahora con tanta informática y ordenadores, para mí es más complicado».
«El VAR ayuda, lo que no ayuda son las interpretaciones de las reglas del juego. Antes existían las reglas y sanseacabó»
Luis Peña
Enamorado declarado de las reglas del juego, que año a año va retocando y depurando, lo que no hace es callarse sus opiniones, ni alguna confrontación de años atrás con la propia entidad federativa. Sobre el VAR: «claro que ayuda. Lo que no lo hace son las indicaciones e interpretaciones de las reglas del juego. Antes existían las reglas y sanseacabó». Sobre el fútbol actual: «No puedo con los jugadores que se quejan y caen al suelo casi sin tocarlos. Antes jugaban con balones de correa y botas y balones que pesaban un quintal». Sobre la opacidad de los árbitros: «¿Un juez debe dar explicaciones de su sentencia? Pues tampoco un colegiado. Además, muchas veces se darían a quien no tiene conocimientos».
Sonríe mientras recuerda cómo se le achacó a él y al árbitro Tejerina que el Real Madrid les había reglado un coche 124 verde que ambos compraron religiosamente en un concesionario vallisoletano. «Yo decía que sí, que me lo había regalado, cuando el Madrid no daba ni una insignia».
«Yo es que soy muy árbitro, muy árbitro», repite a sus 82 años. Uno ve de paisano a Luis y se le imagina de negro y con el silbato en la boca o impartiendo ciencia arbitral a un grupo de jóvenes chavales. Como él dice en una de sus frases preferidas: «Los árbitros estamos por encima del bien y del mal». Pues eso.
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.