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Hay héroes esperados. Esos a los que las cámaras buscan, que cuando tienen la pelota los aficionados jalean o, si son rivales, contienen la respiración. Otros, discretos. Inesperados casi hasta para ellos mismos. Y en Leganés, en unas instalaciones alejadas de los focos del fútbol ... grande de Butarque, en una tarde tonta de una Gimnástica que entró fría al partido; surgió uno.
Leganés B
Christian; Zekri, Alba, Armenteros (Lalo, min. 46), Camacho (Vesprini, min. 60); Navarro, Arratia (Cássio Jr, min. 53), Álex Gil, Dorian Jr; Luís Sánchez (Perea, min. 53) y Romaric (Salido, min. 60)
1
-
3
Gimnástica Segoviana
Carmona; Adrián, Javi Marcos, De Frutos, Rubén (Arévalo, min. 73); Hugo Díaz (Juan de la Mata, min. 67), Manu, Fer Llorente (Dani Arribas, min. 73); Borao, Acuña (Gómez, min. 60) y Javi Borrego (Ivo, min. 60)
GOLES: 0-1 Hugo Díaz (min. 26); 0-2 Hugo Díaz (min. 46); 0-3 Hugo Díaz (min. 62); y 1-3 Zekri (min. 80).
ÁRBITRO: Daniel Clemente Manrique. Amonestó a Adrián, Carmona y Juan de la Mata por parte de la Gimnástica Segoviana.
INCIDENCIAS: Jornada 3. Grupo V Segunda RFEF. Instalación Deportiva Butarque. 500 espectadores.
Hugo Díaz, un gallego arquetípico que ni Ramsés sabe porqué ha aceptado la oferta de la Sego cuando tenía otras sustancialmente mejores; que habla poco y por lo bajo en los entrenamientos y que estaba empezando a ser cuestionado en la grada porque no se terminaban de apreciar las razones de su titularidad; se levantó en el partido como un auténtico Ave Fénix. Tres disparos a puerta, tres goles. Pero no es que él hubiese acaparado tres disparos a puerta, sino que todo el equipo firmó tres y los tres fueron suyos. Efectividad del cien por cien para tumbar a un filial pepinero que estaba siendo mejor y que estaba mereciendo mucho más que los gimnásticos. El primero, de cabeza, llegando desde atrás y en semifallo. El segundo, con la derecha ajustado al palo y desde fuera del área. En el tercero, Hugo pensó por un momento que era Maradona vengándose de los ingleses por el jaleo de las Malvinas.
No obstante, para que la Gimnástica tuviera las opciones que tuvo, fue necesario que el Leganés B se vistiera de perdonavidas. De ese 'sheriff' de buen corazón de las películas del oeste americano que decide que no va a colgar al forajido malencarado porque la justicia ofrece segundas oportunidades.
Aprovechando que la Segoviana no entró centrada en el partido, sino descolocada y como intentando terminar de entender el plan de partido, los pepineros comenzaron a encontrar agujeros en la banda de Rubén. Por más que Borrego defendía más que atacaba y Fernando Llorente procuraba acostarse hacia la izquierda para ayudar, la vía de agua no cesaba.
A los dos minutos, un centro de Dorian era rematado por Navarro bajo el larguero con Carmona batido. El siete lo echaba alto. A los doce minutos, un balón que según Óscar de Frutos no llevaba peligro, Romaric lo convirtió en la acción que podría haberlo cambiado todo. Con el central gimnástico de espaldas, el costamarfileño arrancó al espacio, le ganó la espalda y se plantó ante Carmona para regatear a la derecha y poner el balón en la portería vacía. Lo que ocurre es que la echó a un lado, al lateral de la red. Si los africanos Dorian y Romaric tuvieran más finura técnica, no estaban en esta categoría.
Tras los dos grandes avisos, que debieron ser más que eso, el filial siguió en la misma línea pero lo que cambió fue la actitud de la Sego. La actitud y el abrazo de pragmatismo. Hacer buena aquella máxima del fútbol de que el que perdona la paga. Perdonó la vida el 'sheriff' de Leganés al forajido segoviano y, a la primera oportunidad que tuvo, Hugo Marcos no hizo prisioneros. En la primera acción en la que un gimnástico rompió los movimientos clásicos y esperados en el tablero, se desequilibró todo. Fue Adrián, que salió con potencia por su zona de lateral. Borao le hizo el apoyo de primeras para completar la fulgurante pared y, en línea de fondo, el lateral puso un centro que era un caramelo por potencia o altura. Al primer palo, el Toro Acuña arrastraba a los centrales y el gallego, por detrás, con toda la rabia, cabeceaba en semifallo para destrozar la portería.
El gol fue una estacada en el costado del filial. Que se levantó, porque tiene jugadores de calidad, como el mediocentro salido del juvenil Álex Gil. Él se echó el equipo sobre los hombros y buscó en hasta tres ocasiones disparos desde la frontal de peligrosidad diversa.
Pudo la Gimnástica sentenciar antes del descanso, con un córner trompicado que se terminaba estrellando como sin querer en el primer palo. Sin embargo, llegaría el golpe de gracia nada más salir de vestuarios. El mediapunta Luis Sánchez bajó a ayudar a salir y, jugando como cinco, puso el balón atrás sin mirar pensando que ahí solo podía estar su central. La pelota decidió irse directa a la posición de Hugo Díaz, que se echó a la derecha y soltó un zapatazo pegado al palo para hacer el segundo. Dos ocasiones, dos tiros, dos goles. A los 50 segundos de volver a empezar.
ramsés gil
Entrenador Segoviana
Crecido, respondón ante su sino y sintiéndose protagonista, Díaz perdió un balón en el centro del campo ya mediada la segunda parte y decidió protestar airadamente al árbitro. Mientras, Manu hizo de escudero y la pelota recuperada volvió a caer en los pies de su mejor amigo en esa tarde. Al verla, Díaz dejó de protestar, arrancó haciendo eslálon siempre hacia la derecha; dejando jugadores rivales sobre el campo como si hubiera decidido ser Maradona o Messi. Y golpeando dentro del área de tal manera que el balón terminaba cruzado de forma precisa y exquisita. Como un cirujano haciendo una incisión. Como un asesino que un día decide desatar sus instintos.
Sufrió un poco el equipo luego, en los minutos de la basura en los que Zekri clavó un libre directo precioso y Perea, el hijo de Luis Amaranto (exdefensa del Atleti), tuvo otra para haber hecho el 2-3. Se serenó la Sego, escondió el balón, arrugó los minutos finales para echarlos a la papelera y llegar a un final de fiesta con toda la plantilla yendo a la grada repleta de afición segoviana y Hugo Díaz, sonriente como un niño, apretaba contra su pecho el balón de su resurrección.
HUGO DÍAZ
Jugador de la Segoviana
Hoy las tablas clasificatorias contarán que la Gimnástica lleva seis puntos de nueve posibles con dos partidos jugados fuera de casa. No importan los merecimientos, sino el relato y los hechos. Habrá quién ponga atención en lo que hacen, bien, los hombres de Ramsés. Y espera La Albuera con una afición que, esta vez sí, ha decidido vestirse para jugar fin de semana tras fin de semana y vaya donde vaya el equipo.
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