Liga nueva, vida menos nueva

Desde hace varias temporadas consecutivas, el inicio de la liga para el Guijuelo supone el primer paso de un año donde se quiere superar lo realizado el anterior. El club chacinero, en apenas cuatro campañas, ha pasado de ser un conjunto que no se marcaba más aspiraciones que salvar la categoría por lo civil o por lo militar, a ser un combinado que no se amilana ante nadie.

Y esa es en definitiva la línea que se quiere seguir en esta nueva etapa. Atrás queda el boom que supuso el año pasado el regreso de Rubén de la Barrera, ahora embarcado en el ambicioso proyecto de la Cultural, rival en teoría directo de los chacineros. Frente al Pontevedra comienza una nueva era. La del técnico madrileño Mateo García. Un míster desconocido para la categoría, pero que pretende encajar como un guante en la filosofía del club.

Aunque la prudencia es la tónica dominante, a nadie se le escapa que Guijuelo suena a equipo potente dentro del Grupo I de la Segunda B. Hoy empieza una nueva liga, donde las evidentes limitaciones que son consustanciales a la entidad, hacen que el primer objetivo sea el de no pasar apuros. No obstante, todos reconocen con menor o mayor convencimiento que hay equipo para más.

Y es que hay nombres importantes, que han vuelto a elegir el pueblo jamonero como su hogar. Kike Royo, Piojo, Jonathan Martín, Ángel Sánchez, Aitor Aspas, Luque, Pino, Raúl Ruiz son algunos de los hombres que se unen a las nuevas caras. Unos rostros en los que hay pocas arrugas. Es el caso de Álvaro Pérez, Manu Dimas, Mickey Fernández. Y otros donde se nota más experienca, como Carles Marc o Antonio Ayala.

Precisamente este último no podrá jugar, por problemas con el trámite de su ficha. Una serie de documentos que la Federación de Marruecos tiene que enviar no han llegado a tiempo para poder tramitar la inscripción. Este hecho no deja de ser irónico, puesto que durante toda la pretemporada, la parte del equipo que se ha tratado con más mimo ha sido la defensa.

Y hablando ya del resto del verano. Las sensaciones son que el Guijuelo ha ido de menos a más. Comenzó dubitativo, mostrando algunas carencias en el Ruta de la Plata y alarmando a los más intransigentes con una derrota en Tordesillas. Empatar contra Unionistas tampoco ayudó demasiado. Pero a partir de ahí, los chacineros, a medida también que las partes iban formando el todo, se fueron mostrando más sólidos. Para muestra el duelo contra el Getafe. Se perdió, pero se plantó cara a todo un Segunda División.

Sin embargo, no conviene echar las campanas al vuelo. Empieza la liga sí, pero el puzzle aún no está resuelto. Faltan piezas importantes por llegar, y también sobran otras cuantas.

Un Pontevedra con hambre

El conjunto gallego llega al Municipal con la clara idea de llevarse los tres puntos. Atrás queda la temporada pasada, donde el cartel de recién ascendido se le quedó corto muy rápido. Los de Luisito afrontan una nueva campaña, donde son un vestuario experimentado en batirse el cobre. Sobre el papel, su objetivo es luchar por el ascenso, aunque parecen un equipo en la línea del Guijuelo: de esos que van inmediatamente detrás de los cabezas de serie. Aunque para comprobarlo restan 38 jornadas por delante. Hoy sólo empieza una nueva liga, en la que no sé quiere cambiar el tren de vida de años anteriores.

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