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DAMIAN MARTÍN / WORD
Lunes, 11 de enero 2016, 13:30
Ni que le hubiese mirado a un tuerto. Al Guijuelo, últimamente, todo le sale mal. No acaba de dar con la tecla del triunfo. Lleva sin ganar desde el 13 de diciembre, suma tres partidos perdiendo, dos de ellos en casa y quizá lo peor es que lo ha hecho con su marcador a cero en las tres citas. Tres encuentros muy diferentes entre sí, pero con un igual resultado final, derrota para los guijuelenses. En Izarra no mereció perder y lo hizo en un coletazo de los locales, ante el Sporting cuando parecía que iba a llegar la goleada local, marcaron los asturianos y el equipo se desmoronó y ayer ante el Pontevedra, en una tarde de viento y lluvia, la moneda cayó en cruz, del mismo modo que podía haber acabado en cara, es más, quizá debió acabar así, en cara, atendiendo a los méritos presentados en el terreno de juego. El Guijuelo dominó, asedió, pero no acertó y el Pontevedra marcó en la única que tuvo en la primera mitad y en la segunda pudo ampliar en dos llegadas una en el minuto 46 y otra en el 93. Pero lo dicho, el Guijuelo ha entrado en la espiral del desastre y todo se le presenta cruzado. Para muestra un botón, el Guijuelo ayer cometió cuatro faltas en todo el partido y el árbitro, que volvió a ser lo peor del partido, le mostró cinco amarillas y una roja. O dos, botones, en el día de ayer, por la mala gestión del mercado de invierno y por la falta de previsión a la hora de tramitar las fichas de los canteranos, el Guijuelo no pudo presentar ni una convocatoria completa, incluyó en ella 15 jugadores, de los de banquillo, salvo sorpresa, sólo dos seguirán en el grupo, puesto que se prevé que Nacho y Diego dejen la disciplina del club. Es más, al parecer, el dirección deportiva de los guijuelenses ha dado vacaciones a Moreno y a Romero, para los próximos días, por lo que o llegan nuevos jugadores o el plantel no va a tener efectivos ni para completar los entrenamientos al nivel requerido en esta categoría. Con estos antecedentes y con los últimos resultados, el Guijuelo que hace no mucho disfrutaba de los puestos de privilegio, ahora más que hacia arriba, mira hacia abajo para ver cuáles serán sus rivales directos en una segunda vuelta, que ha empezado como terminó la primera, perdiendo.
Una tarde peor que desapacible, con mucho viento y con importantes trombas de agua, matizó el transcurso del partido. El viento apenas dejaba jugar el balón por arriba, mientras que la acumulación de agua en algunas zonas y en todo el campo no permitía hacerlo por abajo. Ante estas circunstancias el cero a cero sólo podía romperse, siempre que uno cometiera un error y el otro acertara y ambas circunstancias se dieron en el gol del Pontevedra.
El Guijuelo salió bien, apretaba, corría, dominaba e incluso generaba acciones de peligro, ya en el minuto 1 tras una jugada embarullada en el área rival, Piojo acaba cediendo para Raúl Ruiz, que da el pase de la muerte, rematado en primer palo por De la Nava, sin precisar. En el minuto 10, Carlos Ramos acaba otra jugada en la frontal, pero su disparo no encuentra puerta. Con el Guijuelo en campo contrario y con el Pontevedra si otra opción que defender, Piojo finaliza otra llegada trabada con un disparo sobre primer palo, con el exterior, que no sorprende a Edu. Hasta ese momento el partido estaba decantado para los locales, con los gallegos trataban de no pasar apuros, de no cometer errores y de salir aprovechando la velocidad de Borjas, sin conseguirlo. Pero el gol local no llegaba y en el minuto 25, en un saque de banda, Pedro peina hacia atrás, el balón va al segundo palo, la defensa no acierta a sacarlo lejos, la pelota tras varias acciones inacabadas, finaliza en la frontal perfecta para que, de golpeo fuerte y seco, Jacobo encuentre un gol que no hacía justicia con lo visto en el terreno de juego, pero que colocaba el uno en el marcador y tres puntos en su casillero que al final sirvió para la victoria de los suyos. A pesar de serio varapalo, el Guijuelo trató de reaccionar salvando la tromba de agua y esquivando el fuerte viento y lo hizo aportándole al partido los bemoles que exigía, poniendo toda la carne que tiene en el asador, pero volvió a demostrarse que la falta de pegada alejan al Guijuelo de su objetivo más cercano, la victoria. Y lo vivido ayer es un reflejo más, que refuerza la idea que indica que al que le va mal, o cambia mucho o acaba yéndole peor.
En la segunda parte, los de Rubén de la Barrera siguieron a lo suyo, creando, dominando, generando, arriesgando, pero sin premio. El Pontevedra se limitó a no desordenarse y a seguir también a lo suyo, lanzar balones arriba y a ver qué pasaba, pero esta vez no pasó nada en ninguna de las otras dos ocasiones en las que se aproximaron a la portería de Kike Royo, que fue un mero espectador salvo en tres jugadas: la del gol de la primera, la del minuto 46 con disparo de Jacobo, tras recortar en el área a Jonathan, que se marchó fuera por poco y la de Miguel en el minuto 93 que disparó desde la frontal, pero sin fortuna. El resto, todo lo demás que se vio lo puso el Guijuelo, que a pesar de los pesares acumuló, en la segunda parte, al menos otras cinco ocasiones de gol, pero que acabaron en nada. Eso sí, fueron cinco, pero podrían haber sido muchas más si los guijuelenses se atrevieran a tirar a puerta. En la mente de los jugadores se demuestra, en muchas oportunidades durante los partidos, que no está la portería rival. En numerosas ocasiones quieren meterse hasta la cocina y en otras optan más por el pase, que por acabar las jugadas. Es un déficit que los de De la Barrera están pagando muy caro, es cierto que es una lotería, pero si no se juega, no toca.
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