Algo está cambiando en el Barcelona. El equipo culé se marchó a las vacaciones de verano inmerso en un clima de negatividad, vivió un mercado caótico y, para sorpresa de todos, ha regresado al trabajo como un tiro. El culpable de esa metamorfosis es Hansi ... Flick, que ha instalado en tiempo récord los cimientos de su modelo y ha comenzado a dar brillo a un equipo en el que todas las piezas encajan. El cuadro azulgrana se va al parón con pleno de victorias, en lo más alto de la clasificación y, lo más importante, con unas sensaciones que hacía tiempo que no se vivían en la Ciudad Condal. El estado de euforia se ha desatado y no faltan los motivos.
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«Me hace sentir orgulloso que digan que soy el mejor fichaje, pero estamos en la cuarta jornada y esto puede cambiar. Estoy feliz de que la afición esté contenta, pero hay que seguir. Hay una senda larga. Creo que es un proceso. Lo teníamos todo planificado, pero ayuda que cuando implementas una idea, ganes. Creer en lo que queremos hacer es importante», afirmó Flick este sábado tras la contundente victoria de su equipo contra el Valladolid. El técnico germano, esta vez sí, se mostró satisfecho con el desempeño de los suyos después de un 7-0 en el que todo funcionó a la perfección, como si de un reloj suizo se tratase.
Y es que el Barça aprendió la lección de otras ocasiones. Flick avisó de que no podían regalar los primeros minutos tras los inicios dubitativos ante el Rayo o el Valencia y su equipo logró esta vez la ansiada regularidad durante los 90 minutos. Era lo que le faltaba a los azulgranas para cuajar un partido redondo y lo hicieron antes de un parón de selecciones al que el Barça llega con la moral por las nubes. Y no es para menos, los números hablan por sí solos. Doce puntos de doce posibles en Liga, trece goles a favor y líderes con la sensación de que el fútbol por fin fluye de manera natural en todas las posiciones del campo.
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El Barça ya no es una ruleta rusa. Flick ha convertido a su equipo en un conjunto vertical que no depende de una sola individualidad y que trabaja los partidos como si fuera una apisonadora. Los culés siempre quieren más y lo demuestran los 23 remates que protagonizaron contra el Valladolid, los 22 frente al Rayo o los 18 ante el Valencia. Es un equipo con hambre y en esa parcela ha sido clave la confianza que Flick ha depositado en la plantilla desde el primer minuto. Se acabó aquello del proyecto a largo plazo. El germano ya habló de ganar en la presentación y no ha parado de insistir en que cuenta con jugadores de una gran calidad pese a los reveses que la entidad que preside Joan Laporta ha sufrido en el mercado.
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Otra diferencia importante en el Barça es que todos los jugadores llamados a marcar diferencias están apareciendo. Pedri ha vuelto de la lesión en un gran estado de forma y se ha hecho con las llaves del centro del campo, Dani Olmo ha conseguido integrarse a las primeras de cambio e incluso ser determinante en los últimos metros, Lamine Yamal tiene la chispa que de la Eurocopa y Lewandowski va a gol por partido. Los cuatro brillan y también lo hace Raphinha, un jugador que parecía desahuciado con la posible llegada de Nico Williams y que está siendo fundamental en el inicio liguero. Es uno de los líderes en la presión y se ha vuelto indetectable en el perfil izquierdo con libertad para ir por dentro. Desde ahí logró tres goles ante el Valladolid y desde ahí se ha convertido en una de las armas más preciadas para Flick. «Se siente más libre en el campo. Es un jugador que hace muchas cosas bien», dijo el germano.
El otro aspecto a destacar en el nuevo Barça es la capacidad física. Xavi ya instó a los suyos a presionar en campo contrario para recuperar la pelota pero los culés no conseguían sostener ese empuje y durante muchos minutos el equipo se partía o llegaba tarde a esos esfuerzos. Eso, por el momento, ha desaparecido. Para Flick es clave que su equipo tenga una gran condición física, ya que es la única manera de llevar a cabo su modelo y eso se está percibiendo en el inicio de temporada. Los culés decidieron el partido en el segundo acto ante Valencia, Athletic y Rayo, mientras que frente al Valladolid consiguieron mantener la intensidad durante los noventa minutos, sin ningún tipo de altibajo.
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