La rotunda victoria en Mendizorroza permitió al Real Madrid levantarse de la lona a la que le habían arrojado sus fiascos en la Supercopa de España y en la Copa del Rey para seguir enganchado a la Liga, aunque a una distancia ... considerable del Atlético. También sirvió para que Eden Hazard ofreciese unos cuantos destellos que mantienen viva la esperanza de que resucite por fin aquel futbolista que enamoró en la Premier League con su verticalidad y desborde. Solo fueron unos chispazos, apenas la punta del iceberg tratándose de un crack, pero esos brotes verdes constituyen un motivo de ilusión para un equipo cuyas opciones de evitar un año en blanco pasan en buena medida porque el '7' coja velocidad de crucero cuanto antes.
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No marcaba y asistía en el mismo partido el ex del Chelsea desde que se estrenase como artillero del Real Madrid en octubre de 2019 frente al Granada en el Santiago Bernabéu. Ante el Alavés repitió figuras con una maniobra en la que no queda claro si llegó a rozar de espuela pero que distrajo en cualquier caso lo justo a la zaga babazorra para que Benzema pusiese el balón en la escuadra y anotando cinco minutos después tras controlar un fino envío de Kroos aprovechando su desmarque de ruptura y salvar la salida de Pacheco cruzando con la zurda.
Generó más peligro cuando se metió por el centro que cuando percutió por la banda izquierda, timorato todavía a la hora del regate y dubitativo en esas arrancadas marca de la casa con las que sacaba de rueda a los rivales cuando vestían la elástica 'blue'. Pero se marchó en cualquier caso con la satisfacción del deber cumplido tras registrar además un 89% de efectividad en los 36 pases que intentó.
«Necesitamos al mejor Hazard», recordó el bigoleador Benzema al término del encuentro frente al Glorioso, al tiempo que David Bettoni, ayudante de Zinedine Zidane y recambio del marsellés en Mendizorroza por el positivo de su jefe, volvía a demandar calma con el astro: «Ha tenido una temporada y media complicada por las lesiones, pero hay que tener paciencia con él. Hoy hizo un gran partido con una asistencia y un gol. La mejor versión de Hazard se ha visto un poco hoy y se va a ir viendo en cada partido».
La buena actuación de Hazard, antes de ser relevado en el minuto 63 por Vinicius, supone una inyección anímica para un astro castigado por hasta nueve percances físicos desde que aterrizó en Chamartín y quién sabe si un punto de inflexión en una trayectoria que ha estado muy por debajo de las expectativas que despertó su fichaje en el verano de 2019. El calvario de las lesiones ha minado la confianza de un jugador que hasta su llegada al Real Madrid apenas había visitado la enfermería. Necesita continuidad y seguridad en sus acciones para que emerja la capacidad de desequilibrio que le convirtió en un activo diferencial durante su paso por la Premier.
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En lo que va de temporada Hazard solo ha disputado 571 minutos repartidos en doce choques, ninguno de ellos completo. Su mejor racha de apariciones sobre el verde son las seis comprendidas entre su regreso frente al Elche a finales de diciembre y la visita del sábado a Vitoria. Su tope con el Real Madrid son los siete que encadenó entre el 22 de octubre y el 26 de noviembre de 2019. Fue precisamente en esa última fecha cuando recibió la fatal entrada de Thomas Meunier que marcó su primera campaña a las órdenes de Zidane. Un técnico que nunca ha perdido la fe en que su pupilo vuelva a ser quien fue. Le queda un largo trecho, pero partidos como el de Mendizorroza señalan el camino para su rehabilitación.
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