Secciones
Servicios
Destacamos
Daniel Panero
Sábado, 28 de octubre 2023, 18:36
El otro duelo del clásico era el que mantenían las dos grandes promesas de Barça y Real Madrid. Gavi, el actual Golden Boy, se medía a Bellingham, el gran favorito para hacerse con el galardón este año, y el duelo finalmente se lo llevó el ... ex del Borussia Dortmund con dos zarpazos de auténtico crack en la recta final del choque. Su irrupción en el fútbol español no tiene parangón y día tras día va dejando muestras del jugador que es y del que puede llegar a convertirse en el futuro.
Fue un clásico en el que se pudo ver a dos jugadores diametralmente opuestos. Antes del pitido inicial Bellingham sonreía. Llegaba al choque convertido en el jugador del momento, con once goles en los últimos doce partidos, con galones y con todos los focos puestos en lo que iba a ser su primer clásico como madridista. Sonreía en el calentamiento, sonreía en la foto y sonreía incluso en el pasamanos. No había motivos para no hacerlo hasta que no apareció por allí Gavi, un futbolista de esos 'pesados', capaz de convertir una apacible tarde de octubre en una pesadilla previa a la noche de Halloween.
Y es que Gavi consiguió llevar el partido a su terreno desde el primer minuto. Xavi pidió intensidad, presión y exigencia física y ahí es donde más cómodo se siente un jugador que partido a partido se hace mayor delante de nuestros ojos. Gana cada disputa, distribuye el balón, protesta como un veterano y se atreve incluso hasta a dar órdenes a sus compañeros de viaje. Esta temporada Xavi ha retrasado, por exigencias del guion al no estar Pedri y Frenkie de Jong, su posición a la base de dos futbolistas que conforman su centro del campo y desde allí está consiguiendo ser un jugador todavía más importante para el Barça.
Noticias relacionadas
Ante el Madrid llevó todas sus cualidades al límite. Se echó el equipo a la espalda en una primera mitad primorosa en la que logró estar en todas partes. Fue fundamental a la hora de asfixiar la creación de los de Ancelotti presionando en campo contrario y fue a la vez el jugador más destacado a la hora de abortar las transiciones que pudieran llevar a cabo los Bellingham, Valverde y compañía, una tarea que Xavi ya consideró crucial en la rueda de prensa previa al choque. Era un aspecto a tener en cuenta y la tarea recayó en el futbolista que más metros abarca en la plantilla culé.
Enfrente, sin embargo, Bellingham sufría de lo lindo, pero esperaba su momento, ese que todo buen madridista sabe que siempre termina llegando. El inglés estuvo desnortado durante gran parte del choque ante la superioridad culé, pero la situación cambió con el correr de los minutos y ahí apareció la magia de un jugador tocado por la varita. Quizá no fuese su mejor día hasta el minuto 68 y quizá alguno delante del televisor dijera aquello de «tampoco es para tanto», un error de bulto que el de Stourbridge este año no perdona. Desde ese fatídico minuto para los culés fue un día inolvidable para Jude.
En la recta final emergió, fue definitivo y presentó su candidatura como digno sucesor de Gavi en el Golden Boy. Marcó con un derechazo descomunal en el que su pierna seguía y seguía subiendo al mismo ritmo que su cotización y fue el más listo para aprovechar un balón suelto y decidir el clásico sobre la bocina. Los cracks aparecen en los momentos decisivos y en esto Bellingham se está doctorando en la presente temporada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.