Pachanga de despedida a una Liga para olvidar

Es un partido intrascendente para los dos equipos porque el Alavés ya está salvado, pero no es un encuentro cualquiera. A tres semanas del Barça-Nápoles hay tiempo de que un nuevo entrenador, de la casa o de fuera, interino o con un 'contrato de obra', intente cambiar la cara de un equipo roto en lo físico y en lo anímico y con dudas en lo deportivo, harto de una idea de juego supuestamente 'cruyffista' pero que más bien parece una parodia sin sentido del fútbol de toque del holandés que sí perseguía un fin: marcar goles y ganar. El pase horizontal actual, al parecer, tiene el objetivo de madurar y desgastar. Y con eso no basta. El Barça no va a por los partidos desde el inicio.

El 'caramelo' que el club azulgrana y la dirección deportiva dejaron en manos de Setién se refleja en la última convocatoria liguera: sólo doce jugadores del primer equipo, con dos porteros. Dembélé, Umtiti y Griezmann están lesionados. Piqué, Rakitic y Junior están sancionados. Y Arthur se ha bajado del carro de forma ya descarada. En parte, tiene derecho a estar enfadado porque le obligaron a entrar en la operación Pjanic y ya ha firmado con la Juventus. Se borró del Valladolid-Barça por una supuesta amigdalitis, las cámaras le pillaron bostezando en el banquillo del Barça-Osasuna y este sábado se presentó en la Ciutat Esportiva y le dijo a Quique Setién, según confesó el técnico, que le dolía un tobillo. Ni parte médico facilitó el club, que prefiere no taparle. Pero mientras Pjanic sigue jugándolo todo con la Juve, también la Champions, parece que Arthur no está por la labor de echar una mano. Así pierde su razón y corre el peligro de que los que todavía creían en él se conviertan en detractores, especialmente si se le desenmascara por su vida extradeportiva. Su renuncia es un problema porque ante el Nápoles serán baja por sanción dos centrocampistas titulares como Busquets y Vidal. Quedarán Rakitic, De Jong y Sergi Roberto, además de Riqui Puig, uno de los tres del filial que estarán en Vitoria, como Aráujo y Ansu Fati, y no en el Barça B-Valladolid Promesas en el 'playoff' de ascenso a Segunda. La pésima planificación deportiva del primer equipo ha acabado afectando al filial, que tuvo que convocar a ocho juveniles por estas ausencias y de las de varios lesionados.

Así, en familia, Messi intentará marcar para asegurar un Pichichi que se le ha complicado. Sería histórico, el séptimo, desempatando con Zarra, pero sólo lleva dos goles más que Benzema (23-21) y el madridista jugará por la noche (21 horas) en Leganés sabiendo cuántos goles necesita y con un equipo queriendo ayudarle en el objetivo.

Setién, a la suya, vendió tranquilidad en rueda de prensa pese al situación de crisis: «No me siento señalado por las palabras de Messi, en absoluto, todos en momento determinados decimos cosas que se interpretan de una forma u otra en momentos de frustración, pero no le doy más importancia. Hay cosas que dijo con las que estoy de acuerdo y otras no, como todo en la vida. En efecto, si jugamos tan mal como en algunos partidos no nos dará para ganar la Champions, pero si conseguimos ser fiables durante noventa minutos como en otros, sí podemos tener el deseo de conquistarla».

Y de la reunión con Bartomeu reconoció que «tratamos de buscar soluciones y que las cosas cambien, es normal que se produzcan este tipo de reuniones, todos tenemos la inquietud de mejorar». También dejó claro que «no se ha planteado dejar el cargo, aunque me gustaría ser un poco más feliz».

En Mendizorroza se acababa la Liga, aunque el espectáculo que brindaron Barcelona y Alavés fue más digno de una

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Tantas claras generó el Barça, disfrutando de

Al descanso, López Muñiz movió el banquillo buscando una intensidad que nunca llegaría. Entre sancionados y lesionados a Setién siquiera le daba para armar un once y juntar cinco suplentes, de los cuales dos eran porteros. Así, la

Riqui Puig, en su tercera titularidad consecutiva (la quinta en siete partidos), volvió a presentar sus credenciales para ser de la partida en la Champions ante el Nápoles. Aprovechó como nadie las facilidades que concedió el Alavés para exhibir su rango de pase. Incluso se animó con un derechazo desde 25 metros que golpeó el larguero. En espacios reducidos encontró a Messi para el 0-2 y posteriormente a

Conforme avanzaba el partido, el Alavés replegaba. Lo justo para evitar una goleada todavía más escandalosa, pero sin suficiente tensión como para no encajar un quinto gol del Barça. Lo marcó

El Barcelona despide con una goleada engañosa (debió ser aún mayor, pero sin ningún alarde de fútbol) una