Florentino Pérez y Casillas, durante el acto.
Real madrid

Florentino: «Casillas se va porque así lo ha querido»

«Deseaba que se retirase en el Real Madrid pero recbió una oferta del Oporto y nos pidio escucharla»

ignacio tylko

Lunes, 13 de julio 2015, 13:37

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La segunda despedida de Iker Casillas en el Real Madrid en sólo 24 horas fue todavía más amarga para el capitán blanco. Al final, se prestó a comparecer en el antepalco del Santiago Bernabéu en un acto con más pompa que protagonizó, sobre todo, el presidente Florentino Pérez, quien expresó su versión de los hechos mientras el guardameta callaba y, seguramente, se mordía la lengua.

Aunque el mandatario le regaló los oídos al prometerle un partido homenaje ante el Oporto y referirse a «un mito, una leyenda, el mejor portero de la historia y un ejemplo para quienes sueñan con vestir algún día la camiseta de este club», el guardameta tuvo que escuchar cómo se le responsabilizaba en exclusiva de su marcha y de un primer adiós adiós que provocó un sinfín de reproches en la prensa nacional e internacional.

Sentado entre directivos y miembros del patronato del club, con los ojos humedecidos y circunspecto, Iker escuchó en silencio, casi resignado, numerosas preguntas formuladas a Florentino Pérez referidas a por qué no le reforzó en tiempos de José Mourinho, cuando se le acusaba al portero de ser el «topo» del vestuario, «chivato», «filtrador» y un profesional que no se cuidaba ni se entrenaba bien. Respuestas siempre muy tibias, ambiguas. Balones fuera. Un papelón para Casillas. Otro momento amargo, casi humillante, para un capitán que ha permanecido 25 años en el club de sus amores.

Imagen entre nubarrones para el club más laureado del mundo y para su alto representante, increpado por varios centenares de aficionados que desde primera hora de la mañana pidieron a gritos su dimisión fuera del estadio, cuando las puertas aún no se abrieron, y también dentro, en el momento en el Iker salió del túnel de vestuarios con pantalones vaqueros, camisa blanca y chaqueta azul para posar con todos sus trofeos en el centro del campo y dirigirse hacia el fondo norte para escuchar y saludar a sus incondicionales.

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Más allá de la parafernalia, este adiós abrió todavía más interrogantes. ¿Dijo la verdad Florentino al asegurar que estaba prevista su comparecencia para este lunes y que sólo cambió la compañía de Casillas? ¿Por qué entonces estaban colocados todos los trofeos conquistados por el portero? ¿Es cierto que nada se modificó después de que los padres de Iker acusaran a Florentino de ser el culpable de que el portero haya sido vilipendiado? ¿Se retrasaron las negociaciones para que la plantilla no pudiera arropar a su capitán? Incógnitas sin despejar y que podrían marcar un antes y un después para Florentino Pérez.

Derecho a decidir

«Quería estar hoy aquí para hablar de esta despedida con enorme trascendencia. Y he pedido a Iker que estuviese conmigo porque se han publicado informaciones confusas que hay que aclarar. Iker se ha ganado nuestro respeto y cariño dentro y fuera con una conducta impecable. Se va el mejor portero de la historia del Madrid y del fútbol español. Nos dejá porque ha sido su deseo. Se ha ganado su derecho a elegir. Nos trasladó una oferta del Oporto la única recibida, según aclaró después, y nos pidió que la tomáramos en consideración. Se merecía que el club hiciera un esfuerzo», explicó Florentino.

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El presidente entendió que no era una decisión fácil pero sí «comprensible». «Han sido dos años de mucha presión para Iker. Aunque me hubiera gustado que acabase en el Real Madrid su carrera, le entiendo porque así hay que hacerlo con las leyendas y con los mitos. Y sé de lo que hablo porque he compartido 14 años con Alfredo di Stéfano», insistió Florentino, convencido de que «los que no se han portado bien con Iker son los que más le van a echar de menos y se acordarán de él».

¿La surrealista despedida del sábado?. Iker, se justificó, «quiso un adiós austero y sencillo. Era el dueño de este momento íntimo que ha vivido con mucha intensidad emocional. Nosotros deseábamos otra cosa. Iker siempre tendrá las puertas abiertas del club. Nos deja la memoria cargada de esperanzas y de triunfos históricos. Se marcha un jugador único, siempre buena persona y magnífico ser humano. Se va pero su ejemplo permanece. Gracias y toda la suerte», añadió.

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La definitiva

Subió entonces Iker al atril y bromeó al garantizar que «esta despedida es la definitiva». Agradeció las palabras de su presidente, manifestó su extrañeza al vivir su primera jornada en el Bernabéu como jugador del Oporto, y comprendió las «discrepancias» porque «son formas humanas de poder expresarse». «Todo queda apartado. Me quedo sólo con lo bueno, con los títulos. Intentaré ser un embajador del Real Madrid donde esté», remarcó.

Se sentó Iker y comenzó entonces el interrogatorio de los periodistas a Florentino. ¿Por qué este segundo adiós? «Nada ha cambiado sobre lo previsto, sólo que Iker me acompaña». ¿Se ha dañado la imagen del Real Madrid? «Siempre hay gente que utiliza cualquier pretexto para criticarme a mí». Y un mínimo de autocrítica. «Igual nosotros hemos hecho algo mal por las prisas. Todo se ha alargado porque había temas complejos, el tiempo nos ha comido y los jugadores se han tenido que ir a Australia», explicó.

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Salidas en falso

¿Otra salida en falso como la de Raúl? «Aquí nadie sale por la puerta de atrás. Raúl también pensó que lejos de aquí podría desarrollar mejor su última etapa deportiva. ¿Por qué no apoyó públicamente a Casillas como a Bale? «Defendí a Bale porque decir que tenía una hernia me parece impropio e indigno de un medio. El caso de Iker nos tiene que hacer reflexionar para que no se repita», dijo el mandatario que recordó que había sacado la cara por su capitán en septiembre de 2014, aunque de forma menos explícita. Argumentos poco convincentes que aseguró haber «tenido una relación espectacular con Iker», quien se marcha liberado al Oporto tras vivir un infierno en los últimos días y ser aclamado por unas 3.000 personas. El club le regaló una réplica en plata del Bernabéu y una camiseta serigrafiada con sus títulos.

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