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Samu Castillejo (i) pelea por el balón con Ales Mateju.
Esperpento del Villarreal en la República Checa
Fase de grupos

Esperpento del Villarreal en la República Checa

El equipo español fue incapaz de vencer a domicilio al débil Viktoria de Pilsen y termina la fase de grupos segundo tras dar una penosa imagen en tierras checas

Luis F. Gago

Jueves, 10 de diciembre 2015, 09:38

Aterrizaba el Villarreal en tierras checas con doble intención: ganar y mantener liderato. El objetivo, factible. Al menos en teoría. Pero la práctica se tornó complicada desde los primeros diez minutos de juego hasta el empate a tres final. Un penalti bastante inocente de Jokic, que además se marcharía lesionado antes del descanso, provocó que los castellonenses fueran a remolque durante todo el choque, un esfuerzo extra que provocó nervios cuando llegaba la hora de ver gol en la portería defendida por un buen Bolek. Solo Bakambu estuvo a la altura de las circunstancias, tanto en el momento de ofrecerse a sus compañeros como de cara a portería. Su gol antes del descanso, poniendo las tablas y dando alas a los suyos, no fue suficiente para evitar que los 'amarillos' fracasaran en sus objetivos a corto plazo.

Las noticias que llegaban al banquillo villarrealense, ante el rostro cariacontecido de Marcelino, procedentes de Austria tampoco ayudaron en los minutos finales a un equipo que vio escapar el liderato cuando más fácil lo tenía. El Rapid de Viena sí hizo sus deberes ante el débil Dinamo de Minsk, empero los españoles ante el otro rival sencillo del grupo no fue capaz. La remontada gracias a Dos Santos, la cortó el Viktoria Pilsen a los dos minutos, por lo que la victoria hace dos semanas ante los austríacos no sirvió de nada. Quizá la relajación previa hizo añicos una fase casi perfecta de los levantinos. El gol de Horava, y el infructuoso empate de Bruno, en los últimos minutos, fueron el epílogo perfecto para cerrar la obra de teatro esperpéntica ofrecida por los españoles en la República Checa.

Comenzó el Villarreal contagiándose del frío checo no siendo capaz de pensar con la rapidez a la que están acostumbrados sus hombres del centro del campo. Trigueros, Bruno y Castillejo se sintieron incómodos durante muchos minutos del encuentro con el balón en los pies. No eran capaces de triangular ni tampoco de trenzar jugadas, al menos aisladas, que lograran inquietar la meta de Bolek. Bien es cierto que el tanto a los ocho minutos de penalti por parte de Kolar no ayudó a encontrar la serenidad en mitad de la tempestad. Un penalti tan riguroso como absurdo de Jokic contaminó el escenario que tenía planteado Marcelino. No era válido el empate antes de empezar el choque, según las palabras del técnico, mucho menos encontrarse con una derrota que complicaba el primer puesto del grupo.

Con la dependencia del resultado que se diera en el otro partido del grupo, sobre todo, que el Dínamo de Minsk venciera al Rapid de Viena, cuestión poco plausible, los españoles tiraron hacia arriba dejando muchos huecos atrás y aventurándose hacia peligros mayores. Ese desparpajo benefició a los dos hombres de arriba, aburridos hasta que a final de la primera mitad Bakambu, una vez más, solucionó la papeleta de los primeros minutos para poner las tablas y la tranquilidad en el rostro serio de Marcelino.

A la vuelta de los vestuarios, el Villarreal salió con la intención de cometer menos errores que en los anteriores 45 minutos. Lo hizo siendo conocedor que el Rapid de Viena vencía en su duelo particular y, por tanto, era el nuevo líder del grupo. De ahí que Dos Santos intentara certificar la remontada iniciada por Bakambu con un gran tanto a balón parado. Pero poco duró la alegría en casa del que era líder, porque Kovarik marcó ante la permisividad asombrosa de un mal Rukavina. Los minutos finales, cargados de emoción, fueron una montaña rusa para los villarrealenses. Primero Horava marcó en el último minuto para poner la puntilla, aunque Bruno lograría sacar algo de orgullo para los suyos con el empate final a tres justo unos segundos antes de que el colegiado pitara el final. El buen comienzo de temporada en la plantilla de Marcelino se está tornando, de manera peligrosa, en una mediocre a media que pasan las semanas. Tiempo para reflexionar antes de los dieciseisavos.

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