Luis F. Gago
Jueves, 22 de octubre 2015, 00:35
Partido muy cómodo para el Villarreal ante el Dinamo de Minsk en una nueva jornada europea que terminó siendo más plácida aún de lo que ya se esperaba por sí que fuera. El equipo bielorruso demostró por qué es el colista del grupo E y los castellonenses apuntalaron su gran estado de forma en este inicio de temporada. El encuentro no tuvo demasiado historia, más allá del principio y final de todo duelo que dura 90 minutos. Lo más interesante fue la presentación ante la sociedad mundial de Bakambu, quien con sus goles dejó patente que la gran estrella de los villarrealenses no son solo Soldado y Leo Baptistao sino también un jugador congoleño que llegó sin hacer ruido al levante peninsular y ahora es un nuevo ídolo de masas.
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Marcelino decidió desde el comienzo que el equipo del este de Europa que tenía delante no debería ser un rival difícil de batir. «Somos mejores que ellos», aseveró el técnico en la rueda previa al encuentro. Demostró, más allá de falta de humildad, un conocimiento exquisito de las características de su contrincante. Los bielorrusos son una unidad bien ordenada que saben lo que tienen que hacer, empero con una calidad escasa y con muchas carencias en la columna vertebral. Los dos primeros tantos de los amarillos, con un Bakambu en estado de gracia, desmontaron el intento de entramado táctico de Rasovic para al menos tener la posibilidad de sacar un punto. Poco duró tal intención cuando un auténtico matador del área hizo de las suyas por partida doble.
Con los dos tantos del congoleño Marcelino respiró tranquilo en la segunda mitad decidiendo que era el momento de pensar en la Liga. El duelo de la Europa League del jueves fue durante 45 minutos un simple trámite secundario. Nadie quería estar allí y solo un divertido Madrigal parecía disfrutar del deleite que jugadores de la calidad de Denis Suárez pretendían ofrecer. Al menos que el coste de la entrada o del abono compensara la presencia en aquel graderío de tierras valencianas. Sobre todo porque el preparador asturiano decidió que su gran estrella nocturna no saliera a rematar la faena después de pisar los vestuarios. Un golpe al final de la primera mitad evitó que la noche no fuera tan redonda para Bakambu como esperaba.
Los tantos de Soldado, anotó el tercero a pase del mismo Suárez, y el de Bailly significaron poner el broche de oro a una gran noche. Con los tres puntos en el casillero, el siguiente paso en el viejo continente para los de La Plana es asaltar el liderato del grupo y avisar una vez más a Europa: el candidato número uno al título este año está cerca de la costa española.
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