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Iborra celebra un gol.
La lluvia se alía con el Sevilla en un plácido pase a cuartos
OCTAVOS DE FINAL | VUELTA

La lluvia se alía con el Sevilla en un plácido pase a cuartos

En un partido soso, sin transcendencia, los de Emery se imponen sin dificultad a un flojo Villarreal que decepcionó en su última aventura europea

Luis F. Gago

Jueves, 19 de marzo 2015, 02:32

Llegaba el Villarreal al partido de vuelta de los octavos de la Europa League con la idea clara que en España todo es posible, incluido las utopías más extrañas. Al grito del Sí se puede de sus cerca de 2000 aficionados desplazados a Sevilla, los de Marcelino salieron al Sánchez-Pizjuán con la intención dar la campanada. Bien es cierto que lo tenían difícil. El 1-3 traído del Madrigal por los sevillistas hacía que la empresa fuera complicada. A las dificultades de una remontada de tal calibre se sumó que Unai Emery no es inexperto en a estas alturas de su carrera deportiva. Se enteró, porque el vasco tiene buenos espías las 24 horas pendientes de todo lo que se mueve alrededor de un encuentro donde se juega el futuro de su equipo, que la Fiorentina había metido tres tantos en tan solo veinte minutos a la Roma en la primera tanda de partidos de la jornada en Europa del jueves. Como bien se gritaba el aficionado medio villarrealense, todo era posible en una noche europea. Un cóctel en lo deportivo y lo extradeportivo que presagiaba duelo de vital importancia para ambos clubes.

Saltaron al césped los jugadores bajo una lluvia que no se sabía bien a quién perjudicaba en mayor medida y a quién beneficiaba dichas circunstancias. A orillas del Guadalquivir el mal tiempo cuando viene soplando con aire del Levante significa que cualquier cosa puede pasar, según dictan las teorías de los lugareños. Y lo que sucedió es que el espectáculo quedó totalmente deslucido. El empate en el descanso a cero es una muestra de ello.

Durante los primeros 45 minutos las gradas se quedaron medio vacías y sobre el césped se vivió un intento por acercarse al gran choque de El Madrigal, pero la realidad estuvo muy lejos de tales intenciones. Gameiro, de nuevo titular en la delantera sevillista, estuvo aislado, cual isla en mitad del océano, metáfora acertada toda vez que el terreno de juego hispalense era un Guadalquivir desbordado en determinados momentos. Mientras, su homólogo en la punta del Villarreal, Vietto, se desesperaba por ver que el tiempo pasaba cada vez más rápido en apariencia y a él no le llegaban suficientes oportunidades. Sergio Rico vivía plácidamente la desilusión de su rival bajo el manto de agua. Tal fue la impotencia de Vietto que vio la única tarjeta amarilla de la primera mitad por una entrada a destiempo sobre Tremoulinas, quien conoció horas antes de disputarse la eliminatoria su presencia con Francia en la próxima convocatoria.

Con el 0-0 en el marcador, la lluvia queriendo ser protagonista sin invitación previa y el césped cada vez más pesado, Marcelino sacó una de sus armas guardadas por si todo no iba según el guion establecido. Salió Gio dos Santos por un Uche perdido para darle algo de vida al encuentro. Lo primero que hizo el mexicano fue tirar una falta contra MBia y que el camerunés cayera fulminado con el susto correspondiente en estos casos.

Tantas interrupciones ayudaron a generar cierto atractivo en el partido. Dio tiempo hasta para que Iborra se reivindicara para estar en la próxima lista de Vicente del Bosque con un gol a pase de Bacca tras una asistencia previa magistral de MBia. También para que Gio diera alas a sus compañeros con un tanto de falta, que fue más error de Sergio Rico en la colocación que acierto del delantero amarillo, al mismo tiempo que Bailly destruía esas escasas esperanzas tras autoexpulsarse por una protesta propia de un colegial. La puntilla en el ataúd del Villarreal la puso Denis Suárez al filo del final.

En las gradas del Pizjuán sonaban soniquetes recordando que llega la primera gran fiesta hispalense, para continuar con sevillanas anticipando que el mes de abril se atisba alegre para la parroquia sevillista. Ahora el Sevilla está en cuartos, mirando cada vez más cerca ese ansiado objetivo de la Cuarta, la gloria eterna que nadie ha logrado alcanzar por el momento.

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