El Laguna tira su mejoría por la borda

El Laguna sigue a cero. Y el casillero continuará en blanco durante mucho tiempo si se ofrece una imagen similar a la de este sábado. Dejando a un lado que el Villaralbo era superior en fútbol y plantilla –así lo demostró en la mayor parte del encuentro– también ganó en algo hasta ahora innegociable, que es la actitud, que en la parte local desapareció desde el segundo gol por mucho que cambiaran las fichas del tablero.

En cuanto Luis puso tierra de por medio con el segundo, el conjunto local desapareció del mapa. Mostró su peor cara, después de haber regalado a su afición 60 minutos decentes, muy decorosos de hecho. Es cierto que ya iba por detrás en el marcador, pero sin irse del partido y amenazando a un Villaralbo que llegó a La Laguna como equipo revelación y se marchó haciendo aún más grande ese apelativo.

Ese segundo tanto reflejó la realidad de una defensa que necesita mejorar en exceso si quiere competir en la categoría. Luis remató solo, su marcador no se encontraba ni en su radio de acción y Javi solo pudo acompañar el gol con la mirada. Adiós a las opciones, así lo quisieron los jugadores del Laguna.

No tardó el conjunto zamorano en darse cuenta de por dónde podía pescar el triunfo. Se percató de que su rival en la banda derecha tenía poca oposición. Adri defendió lo que pudo, pero el experimento no salió como su entrenador quería. A la primera Xabi la puso tensa y Chechi, que aparecía por lares inhabituales para él, pegó un testarazo imparable. Era el primero.

La idea que Jaime González tenía con su alineación titular no se escenificó como hubiera deseado. Tener el balón en esta categoría es complejo, más aún contra un rival que hasta ese gol asfixió al Laguna en la presión tras pérdida. No pasó de medio campo. Tras el 0-1 ya sí. Se quitó la presión de encima con posesiones más largas que le hicieron crecer en el partido hasta que volvió el fantasma que acompaña al equipo desde la primera jornada: el de fallar lo que no se puede perdonar.

Héctor recogió una excelente jugada de Marco y en boca de gol la mandó fuera. Y luego, Alan. Y después, Álvaro, en acción ensayada. Desde luego, por ocasiones no es, pero el fútbol va de meterlas y el Laguna no las mete. Permitirse el lujo de fallar estas solo está al alcance de quien mantiene un sistema defensivo pletórico, pero tampoco es el caso. Atrás, cada acercamiento visitante ponía a temblar las marcas y Peralta mandó al limbo lo que podía haber sido el 0-2.

Solo hubo que esperar al segundo tiempo para la acción antes relatada, que hundió el ánimo del Laguna y espoleó al Villaralbo en su camino hacia la goleada. Cayeron cuatro, pero pudieron ser más si no es por Javi y por el desacierto de sus delanteros. De hecho, el guardameta palentino realizó una acción salvadora con el pie, antes de que Sekou se sacara de la chistera un trallazo para silenciar La Laguna.

El cuarto fue la puntilla en un penalti cometido por Jhony, quien había sido agarrado entre seis y siete veces en los quince minutos que disputó, con el árbitro poco pensando más en que esto acabara –no añadió ni falta que hizo–. Bamba transformó la pena máxima, sobre todo para un conjunto rojinegro que, lejos de lo numérico –pues llevar cero puntos en cinco jornadas es preocupante– esta jornada se va por primera vez con sensación de estar muy lejos de la categoría en otros aspectos; facetas que en partidos anteriores sí aparecieron y que deberán volver si el Laguna quiere que la temporada no se haga más larga de lo que ya es.

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