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Juan Díez Regidor. ADG
Domingo, 18 de febrero 2024, 22:14
Partiendo de la base de que el Salamanca es un señor equipo y de que es, con creces, superior, la actitud es algo que no se negociaba en el equipo vallisoletano. Hasta este partido. El Laguna sucumbió, podía suceder, pero lo hizo de una forma poco admisible, sin dejar rastro hasta que estaba todo perdido.
Se marchó al descanso con dos goles de desventaja, escasos para la abismal diferencia que hubo entre un equipo y otro. Si es que hubo dos, que durante ratos solo se vio a uno.
Para cuando el Laguna quiso mirar a la portería rival era el minuto 41. Lo hizo con un disparo de Unai desviado. El resultado era ya inabordable. Quizás para otros equipos no, porque eran dos goles y en una tarde épica se puede dar la vuelta a la situación, pero para este conjunto que saltó al césped con las ganas justas no había nada que remontar. Luego se comprobó.
Laguna
Óliver; Manja (Andrés, min. 46), Santi, Fer, Diego Alonso (Coly, min. 46); Sergio, Ivi (Valdés, min. 61), Emi (Ángel, min. 75); Juan, Colino (Iván, min. 61) y Unai.
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Salamanca
Jonvi; Souley, Amaro (Poveda, min. 76), Mati, Gustavo; Diego Benito, Cristeto, Caramelo (Ángel, min. 84); Javi Navas, Espina (Jorge, min. 76) y Fassani.
Goles: 0-1 Fassani (min. 32). 0-2 Fassani (min. 33)
Árbitro: Balbas Calvo (Burgos). Amonestó a los jugadores locales Sergio, Manja, Ivi y Emi, y al visitante Javi Navas.
Incidencias: La Laguna. 500 espectadores, 400 de ellos seguidores del Salamanca
El partido empezó con ritmo, todo el que imprimía el Salamanca y que la escuadra rojinegra se encargaba de relajar cuando podía. Los pupilos de Jehu Chiapas viajaban por cada banda como aviones, con superioridad, con centros sorpresivos. Los goles no iban a caer de otra manera. Mientras, el Laguna, como si fuera un sujeto paciente, no pasaba por el área contraria ni para saludar.
Su partido fue como ir a la oficina un lunes. Rutinario y a desgana, porque el equipo solo parece reaccionar cuando se ve por detrás, es decir, cuando apenas hay remedio. A la falta de ideas también hay que sumarle la intensidad. Primera falta en el minuto 25. Amarilla. Suele pasar.
La calidad se iba imponiendo a la imprecisión. La idea de los saques medidos de Óliver naufragaba en cuanto nadie era capaz de retener la pelota. Una pérdida de Emi causó la primera ocasión, en la que se armó la marimorena en el área antes de que Manja evitara el gol. El central fue sustituido a las primeras de cambio, para no variar.
Y después del susto, la muerte, en forma de gol. Centro lateral, el enésimo, después de que el Laguna no hiciera mucho por quitarse de encima el balón, para la entrada con todo de Fassani. 0-1. Menos de dos minutos tardó en repetirse la escena, en este caso desde la izquierda, con otro remate de Fassani, que lleva ya nueve tantos en esta liga. Dominio insultante del equipo salmantino y resultado encarrilado, aunque no cerrado porque la falta directa de Amaro reventó la cruceta.
Por mucho que moviera hilos Carlos Álvarez no había nada que hacer. Subió el ímpetu, solo faltaba, porque los revulsivos le pusieron todo el corazón que los habituales no habían demostrado. Eso sí, para inquietar a este Salamanca hacen falta muchos más argumentos de los que, a día de hoy, no dispone el Laguna.
Quiso más Iván, apretó Coly, pero el choque siguió vivo porque los visitantes no mataron a la contra, escasos también de fuerzas según llegaba el final. La poca emoción que quedaba se la cargó la grada, con trifulcas entre aficionados, Guardia Civil de por medio, que detuvieron el encuentro unos minutos. Se compensaron con un tiempo adicional que el colegiado podía haberse ahorrado.
Sobró el tiempo añadido, a diferencia de las trece jornadas restantes, en las que el Laguna tiene opción de meterse en una pelea que, en días como este, se ve imposible. Porque no gana cuando lo merece y, por supuesto, cuando no. Sus rivales empiezan a sumar y si desde el principio todo eran finales, ahora pasan a ser bolas de partido. Sin actitud, serán perdidas.
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