Un Barcelona en crecimiento y un Real Valladolid sin apenas refuerzos ofrecieron un partido de suplicio para los segudiores blanquivioletas y agradable para los azulgrana.
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Fueron 23 los minutos que aguantó a duras penas el equipo de Pacheta las constantes embestidas del Barça. Hasta que un centro de Raphiña lo dejó pasar Javi sánchez, mal colocado, y Lewandoski le ganó la espalda a Joaquín.
Minutos después Dembelè hizo de las suyas y, en lugar de bajar la cabeza y chutar como es habitual, elevó la testa, vio a Pedri y el canario hizo el segundo.
El tercero fue obra, de nuevo de Lewandoski. El polaco remató de tacón culminando un contragolpe. El delantero tuvo mucha suerte, porque el remate no iba a puerta y al golpear en Joaquín se envenenó y acabó en el interior de la portería de un desesperado Masip.
Y Sergi Roberto, después de que Lewandoski mandara un balón al travesaño, cerró el marcador justo cuando el Pucela buscaba el gol del honor más por la relajación rival que por méritos propios.
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