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No mereció ganar el Pucela en San Mamés. Tampoco encajar tres goles, pero el encuentro estuvo condicionado por la pésima actuación de Medié Jiménez en el VAR. No quiso ver un penalti de De Marcos ni la falta a Aguado en el segundo gol. Y con esas acciones desestabilizó el partido hacia un lado.
El primer gol fue obra de Guruceta, que ya le tenía tomada la medida al Pucela cuando jugaba en el Amorebieta y que este martes no perdió las buenas costumbres para su equipo.
Tiempo después, y con el partido ya dos a cero para lo locales, sí envió a Díaz de Mera a revisar esta posible mano. El árbitro decidió no hacer ni caso a su compañero. Hubiera sido escandaloso.
El segundo gol de los vizcaínos, ojo, también vino precedido de una falta que Medié no consideró oportuno revisar. El pisotón es tan claro que hace daño a la inteligencia que no se advierta al menos al árbitro de que vaya a verlo.
Y luego ya llegó el tercer gol, al que no hay nada que objetar porque los centrales del Valladolid decidieron que era mejor que cada uno de ellos marcara al otro y así permitir a Vivian entrar tranquilamente a rematar.
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