El Pucela rescató un punto en San Mamés gracias a Weissman y a que el entrenador se decidió a poner el talento en el campo. Porque durante la priemra mitad fue un equipo penoso y apenado. Tanto que encajó un gol producto de la falta de contundencia
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Algo debía de hacer el Valladolid en la segunda parte. Y Sergio dio con la tecla: puso a Mesa y Míchel en el campo y el equipo empezó a jugar. Fruto de ello, el gol del empate de Orellana.
El Valladolid se había ido arriiba, sabedor de que dejaba huecos atrás, pero había que ganar. El riesgo era obvio, y Williams lo penalizó para encontrar a Raúl García.
Esta vez sí, el rejón del gol vizcaino supuso que el Real Valladolid sacar la casta y el orgullo por nivelar la contienda. Y llegó.
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