Equipo inicial de la Gimnástica Segoviana, este domingo en Móstoles. JUAN MARTÍN-G. SEGOVIANA

Una Gimnástica casi perfecta

En una primera media hora de un fútbol de alto nivel, el equipo de Ramsés cierra su primera victoria fuera de La Albuera

Sergio Perela

Móstoles (Madrid)

Domingo, 27 de marzo 2022, 18:55

Lo que no había conseguido en toda la temporada, lo lograba la Gimnástica Segoviana en 29 minutos en el césped de El Soto, en Móstoles. Atropellando a un equipo que quería aspirar a entrar en la lucha por el ascenso; en un campo en el que únicamente había ganado el Navalcarnero. Anotando tres goles en las tres primeras jugadas de peligro y sin recibir un solo disparo a puerta en contra. Así de sólida y de inverosímil es la transformación del equipo desde la llegada de Ramsés Gil al banquillo. Nada es lo que era salvo los jugadores. Todo lo que hacen sobre el campo, no se parece en nada a la versión anodina y desganada a la que se había acostumbrado el ojo de un aficionado que se veía representado por 150 personas en las gradas de un campo ajeno. Un aficionado que al terminar el partido, habiendo podido celebrar prácticamente toda la segunda parte, miraba la clasificación y le brillaban los ojos viéndose fuera del descenso y a cinco puntos de la zona alta.

Publicidad

Una jugada aislada que seguramente pasó desapercibida, marcaba la medida de la entrega de los azulgrana, vestidos de celeste impoluto. Cidoncha, que había salido en la recta final para apuntalar el muro de contención, se lanzaba con la mirada arriba a por un balón dividido y alto en el pico del área grande. En el salto, él caía, pero lo hacían también dos jugadores madrileños. Y el primero en levantarse, buscando dónde había caído el balón, volvía a ser el 3 gimnástico. Con el partido casi decidido, había hambre, había garra e incluso necesidad de mantener la portería a cero. Lo de Cidoncha fue corto, por sus pocos minutos, pero es que todos los jugadores que entraron en liza, fuera durante el tiempo que fuera, dieron lo mejor de sí mismos. Mención especial por supuesto, para un Nogueira que abría el regalo de su partido número 50 con la camiseta de la 'Sego' encontrándose con una titularidad, pero como lateral izquierdo. Cumplió de sobra y terminó el partido pidiendo balones en el medio para ayudar a esconder el esférico de los atacantes mostoleños, ya por entonces casi romos.

CD Móstoles

Tejero; Calarge (Fernando, min. 46), Mantovani (Recalde, min. 84), Alexander, Alex Alonso (PAco Torres, min. 46); Portilla, Ledesma, Sanjurjo, Carrasco (Abel, min. 70); Chupe (Irizo, min. 70) y Álvaro Sánchez.

0

-

3

G. Segoviana

Carmona; Borao, Javi Marcos, Rui, Nogueira; Nanclares (Juan de la Mata, min. 59), Manu, Álex Conde (Cidoncha, min. 67); Rafa Llorente, Borrego (Adeva, min. 76), Dani Arribas.

  • Goles: 0-1, Dani Arribas (min. 8); 0-2, Dani Arribas (min. 25); 0-3, Borrego (min. 29).

  • Árbitros: Pol Gòdia Solé. Amonestó a Carrasco, Calarge, Fernando y al entrenador Víctor González por parte del Móstoles, y a Rui, Borao y Nanclares por la Gimnástica.

  • Incidencias: Campo Municipal de El Soto. 1400 espectadores.

Al ver la alineación, se pensaba que el hombre que cubriría el huérfano de zurdos lateral izquierdo sería el único zocato sobre el campo, Dani Arribas. Los designios de Ramsés son insondables y, además, las dos primeras acciones del segundo capitán de la plantilla por dicha banda, pero en ataque, le dieron la razón como si le hubiera sido profetizado que ese partido lo iba a definir «el Panzer de La Losa». Un balón regular de Borao desde la derecha lo iba a pelear fenomenal con el cuerpo Nanclares en la frontal. Habilitó el de Vallecas a Arribas, que desistió de tirar de primeras y buscó un recorte para percutir a la segunda. Parecía mala idea, porque le salió al primer palo y allí estaba Tejero. Sin embargo, el portero fue al suelo de mala manera dejándose abierta la puerta por debajo del hombro, por donde entraría el balón. Un disparo, un gol. Ocho minutos de juego.

Nada era casual. En esos minutos la Segoviana no es que hubiera sido mejor, sino que borró del mapa al Móstoles. Se hizo dueña y señora del balón, saliendo además con los cuchillos afilados buscando con descaro a los dos medias puntas, los movimientos incisivos de Llorente y el propio Arribas y el caos que el liviano Javi Borrego sembraba entre los portentos físicos que eran los centrales azulones. El Móstoles se hizo pequeño y corto por el empuje de la presión. Además, parecía flojo en la salida de balón, donde los zapadores gimnásticos habituales, a los que se sumaría con tino y mucho acierto Nanclares, no iban a permitir una sola infraestructura de acercamiento al aislado Álvaro Sánchez.

A los 24 minutos, lo único que habían podido hacer era un disparo de Carrasco, un lanzador fenomenal, que no iba a encontrar portería desde muy lejos. Para dar con la medida de la potencia y el control, estaba Arribas. Una falta en tres cuartos de cancha sacada por la velocidad de Rafa Llorente iba a suponer el golazo de la jornada. Golpeo seco, de zurda, a la escuadra, de nuevo del de La Losa. 25 minutos y una ventaja ya grande. El rival, anonadado, no sabía ni qué hacer, ni dónde meterse.

Publicidad

Cuatro minutos después iba a ser Javi Borrego el que encontrase el justo premio al desagradecido trabajo de llevar dos partidos pegándose solo con los centrales rivales. Con el Móstoles volcado en el campo gimnástico, una intercepción hizo que Conde levantase la vista rápido para encontrar a su compañero echado al costado izquierdo. Pelotazo a la espalda rival, dudas. Y el salmantino entre las dudas es el más clarividente. Cuatro jugadores, incluyendo a Mantovani desde el suelo, no pudieron evitar su carrera en eslalon, ni su definición, suave y afilada, con la zurda. Treinta minutos del mejor fútbol que haya hecho la Gimnástica en toda la temporada. Acompasada en la presión, intensa como la quiere Ramsés y certera como casi nunca. Terminaría la primera parte con tres goles en cuatro disparos, porque el único que no encontró portería fue un lanzamiento de un Llorente descarado y desatado.

Los problemas, pocos, llegaron como es lógico en la salida de la segunda parte. La opción mostoleña era hacer daño pronto para engancharse al partido. Y su única fórmula futbolística era el balón parado. Con córners, lanzaron 14 en el partido, pretendieron castigar. Anotaron dos goles en fuera de juego y otros cuatro remates sí cogieron portería. Pero para eso está Carmona. Con dos paradas alucinantes, una de ellas contando con la cruceta, cerró la puerta de un equipo absolutamente transmutado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad