![La Gimnástica Segoviana busca la victoria ante el Bergantiños con una defensa inédita](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202204/10/media/segoviana-tanarro.jpg)
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Jamás en toda la temporada habían coincidido de salida en el once inicial de un partido Borao, Rui, Mansour y Rahim; así que Carballo, el pequeño municipio de la comarca de Bergantiños, será el lugar en el que Ramsés Gil salga con una defensa condicionada por dos laterales netamente ofensivos y que miran hacia arriba y dos centrales más limitados a campo abierto. El primer reto táctico será, por tanto, acompasar todos los movimientos del cuarteto que guarda las espaldas del equipo. La baja de Javi Marcos, sancionado con dos partidos por su expulsión frente al Leganés B, ya condicionaba lo suficiente «porque perdemos un central que tiene unas características que no tienen los otros dos. Un central que a campo abierto probablemente no hay otro en la categoría con su nivel. La forma de defender se tiene que ver modificada», como comentaba el entrenador gimnástico en la rueda de prensa previa. La otra circunstancia es que el único descarte ha tenido que ser Rubén, que en las próximas horas va a ser padre.
Para los laterales, el reto es también importante porque el Bergantiños, como ya demostró en su paso por La Albuera, tiene muchas buenas costumbres ofensivas y sobre todo dos costados muy incisivos. Algo que teóricamente obligará a Borao y a Rahim a cuidar más su espalda, aunque el venezolano le diera la vuelta al razonamiento al ser preguntado por si estaba preocupado por el problema defensivo al que se enfrentaba: «O para el extremo, igual le toca defender más a él. Quizá por eso he tenido pocos minutos, porque el lateral tiene que defender antes que atacar y yo lo hacía un poco al revés». El caso es que con Rafa Llorente en el estado de forma en el que está en estos momentos, quizá el razonamiento de Borao no está desencaminado. Igual que cabe pensar que, tras las últimas titularidades productivas de Dani Arribas, llegando Szymanowski en buen momento y recuperado puede ser un campo en el que el argentino desequilibre por la izquierda.
Apagadas las euforias iniciales tras el relevo en el banquillo con la derrota del pasado domingo, el vestuario dice haber sacado las conclusiones correspondientes sin sumirse en ninguna nueva depresión por el resultado. «La realidad es que cuando hay un cambio de entrenador, pretendes que tenga efecto como cuando descorchas una botella, que los jugadores tengan un impulso nuevo y reaccionen. Al final salió perfecto, porque ganas dos partidos consecutivos. Pero es que los detalles van a condicionar por completo la trayectoria nuestra y la del resto de equipos. El otro día, hasta el minuto 58 el equipo era superior, estaba saliendo el plan de partido que queríamos y teníamos más cerca el 2-0 que el empate de ellos. Te rebaja el nivel de euforia, que por otro lado no nos viene mal porque hay que intentar mantener esa línea de estabilidad y equilibrio que ni la euforia, ni el derrotismo te dan».
La tranquilidad que ahora quiere transmitir un Ramsés que, efectivamente, va limpiándose de la camiseta los restos de la efervescencia de su llegada, no quiere decir ni relajación, ni frialdad a la hora de decidir dónde debe el equipo ganar y dónde puede dejarse puntos. Ante lo primero, la premisa y el principal cambio que ha traído el segoviano al vestuario ha sido el de «un aumento considerable del ritmo de juego y a todos los niveles». Eso supone que en un campo del que cuando se hablaba hace tres meses no se esperaba poder sacar puntos, hay que ir a hacerlo, aunque se sepa que ni antes de la derrota se iban a ganar todos los partidos ni ahora va a ocurrir lo mismo.
El terreno de juego no gustaba mucho hace dos semanas, sobre todo porque además de la superficie de césped artificial, se tenían noticias de que estaba irregular. Hoy no es lo que más preocupa ni al técnico gimnástico, ni a la plantilla: «Viéndoles jugar a ellos, no está excesivamente mal. Sí que es un poco más estrecho que el nuestro, un par de metros por cada lado, pero ellos juegan a fútbol allí». En este caso cuando se dice que el Bergantiños juega al fútbol allí, se quiere recalcar que juega al fútbol bien. Tiene jugadores combinativos, una idea de juego en la que les gusta sentirse protagonistas y han ganado a equipos como el Pontevedra o protagonizado remontadas como ante el Cristo Atlético, con el que perdían por 3 goles a 1 en el descanso y al que terminaron superando por 3 a 5. «Es un equipo mandón, con lo cual habrá un duelo precioso por quitarse el balón los unos a los otros y llevar el orden del partido. Tiene jugadores que juegan a banda cambiada que juegan muy bien por dentro, carga el área con mucha gente, hace muy bien muchas cosas. Pagaríamos dinero por volver a jugar al fútbol», refrendaba Gil.
Igual que la Sego llega al partido tras una derrota en casa, los gallegos partirán el domingo en su campo con la idea de cambiar una trayectoria que se les está torciendo. Tras la remontada en La Balastera perdieron ante el Arenteiro, no pasaron del empate sin goles en Luanco y vienen de caer por 2-0 ante el incómodo Llanera. Son cuartos en la tabla y si quieren que sus serias aspiraciones a jugar el 'play off' de ascenso sean de verdad firmes, han de ganar hoy. Al final el encuentro se define como un duelo de responsabilidades, aunque cada equipo mirando precisamente hacia el lado contrario de la tabla. Por aquello de tratar de atar los 9 puntos que le quedan en casa en esta recta final, el club ha lanzado iniciativas para contar con el aliento del público. Un autobús gratuito desde la Plaza Do Concello hasta el recinto deportivo de 'As Eiroas' haciendo viajes desde una hora y cuarto antes del partido; regalar una entrada a cada socio; invitaciones para todos los jugadores de los equipos filiales y una directiva dispuesta a colocar sillas si hiciera falta porque se quedasen cortas las localidades disponibles.
Mientras, la Segoviana no piensa en otra cosa que en salir al ataque, aunque sin desvelar si va a haber ciertos cambios tácticos durante el partido. «Al ataque vamos a jugar, con ritmo e intentando presionar al rival lo más arriba posible». Esa intensidad y ese esfuerzo innegociable han de estar dispuesto a asumirlo unos jugadores que, inquiridos sobre si serán capaces de aguantar semejante presión desde aquí hasta el final, hacen suyas las palabras de Borao: «No es que quepa aguantarla, es que la tenemos que aguantar. Sin ello el resultado no va a llegar. Tenemos que tener ese punto por encima de los equipos para poder salvarnos».
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