![Jugadores y cuerpo técnico del Cuéllar celebran este domingo la victoria en la Copa Delegación.](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202206/26/media/cortadas/cuellar-copa-pedro-arranz-kQEG-U170546921708g2F-1968x1216@El%20Norte.jpg)
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Ha tenido sus momentos de duda y son los que ha querido aprovechar el Monteresma B, pero el Cuéllar consigue poner punto y final a la temporada con un ascenso y levantando la Copa Delegación en La Albuera.
Dando una impresión, en fundamentos y sin balón, de mayor empaque el Cuéllar, el primer gol caería del lado de Monteresma. Hasta llegar a ese minuto 38, las aproximaciones más peligrosas de los morados habían sido propiciadas por la tremenda inseguridad por alto del meta Jandro. Pudo marcar Javi Trilla en una y la segunda, bajo palos, la salvó Diego. El tanto iba a llegar en una jugada que fue punto de inflexión por dos motivos. El primero, porque fue una falta en la frontal del área que sufrió David y por la que tuvo que retirarse del partido por problemas en los isquios. Del golpeo de Iván, que se envenenaría tras tocar en la barrera, surgiría un golpe de alegría enorme. Pero la noticia de perder a uno de sus puntales defensivos iba a marcar el resto.
Sin el capitán atrás y con un portero, Dani, también extraordinariamente inseguro, Monteresma se iba a desmontar justo cuando iba por delante en el marcador. Antonio, que ya había tenido dos opciones de anotar, lograría la igualada en una jugada que venía de un lanzamiento de mucha calidad a balón parado de Pablo Lozano. La pelota acabó en el segundo palo, Chema la devolvería al medio y ahí, Antonio la pondría dentro con la izquierda.
Antonio es un jugador con una planta imponente pero que, acostado en la banda izquierda, parece pasar desapercibido. No entra mucho en juego, su lenguaje gestual le sitúa completamente fuera del partido. No obstante, cuando entra en el área o cuando ataca los espacios, es decisivo en esta categoría. En el segundo gol, también lo fue. Un cambio de juego iba a terminar en su banda. El control se le iba a ir un poco, pero no lo suficiente como para que Dani llegase antes. Pase de la muerte y gol a placer de Diego para una remontada justo antes del descanso.
Iba a intentar Monteresma un cambio de guion para la segunda parte, lo que ocurre es que entre Antonio y Diego le chafaron la propuesta. Reforzaba la banda derecha y, en la primera acción de ataque de Cuéllar, con Antonio como punta y Diego en la derecha, iban a combinar para que, tras un inoportuno rechazo en un defensor, el segundo se plantase solo ante Jandro y anotara el tercero.
El segundo volantazo de Monteresma no se vio venir. Deshizo el cambio introducido al descanso y retiró a un jugador que llevaba apenas cinco minutos en cancha para cambiar el esquema. Habría todavía un tercero, cuando Iván, que estaba siendo el motor del equipo aportando ideas en todas las zonas del centro del campo, también fue sustituido. Nada funcionó. Nada salió como se esperaba en el banquillo morado.
Con el partido roto por completo y muchos jugadores muy cansados, sobre todo en un Cuéllar en el que Félix Blanco decidió apurar los cambios; parecían más peligrosas las combinaciones entre Diego y Antonio para los cuellaranos que todo lo que intentaba un Monteresma que ya empezaba a apelar al balón parado y a los golpeos lejanos, cosa nada baladí porque Jandro ya había dejado evidentes muestras de que por alto tenía deficiencias. Lo que ocurre es que hacía falta algo más para llevarse una final tan desequilibrada. Y ese algo más fue un toque de calidad de Chema. Una pérdida en la zona de medios de Monteresma, Dani adelantado y el centrocampista del Cuéllar que supo colocar la volea por arriba, pegada al larguero. Y poner, de hecho, el punto y final.
Al término del partido, a pie de campo todo era celebración, tanto por parte de los ganadores como de los perdedores. El jugador de Monteresma Iván, lo explicaba muy bien: «Son un equipo físicamente superior a nosotros, que están jugando en una categoría superior con otro ritmo de competición. Creo que hemos luchado hasta el final y muy contentos, porque esta es la quinta final en seis años». Con el mismo orgullo hablaba Félix Blanco, el entrenador cuellarano, de una victoria que supone una guinda a una temporada casi perfecta. «Yo creo que todo el equipo se merece los dos títulos que hemos conseguido, han estado todos muy bien, han trabajado muchísimo durante todo el año. Han sido unos resultados espectaculares y ha sido una temporada para enmarcar. Esto es la guinda, porque nos habíamos ilusionado mucho con la Copa, que también la conseguimos hace cuatro años».
Un doblete que, sobre el campo y aunque su entrenador no quisiera hablar de nombres propios, tenía dos: Antonio y Diego. Los dos puntales ofensivos del Cuéllar tuvieron en sus botas las claves para llevarse la final. Con la timidez de un jugador nada acostumbrado a los focos, el bigoleador comentaba que «se había puesto un poco en contra» hasta que anotaba antes del descanso y justo después. Pero insistía en ese mensaje de que «es trabajo de todos, la defensa ha estado muy bien hoy también». Con espacios y el especial entendimiento que tienen entre ambos, han sido una de las claves de toda la temporada. «Hemos metido un montón de goles así, Antonio es una máquina corriendo para arriba y yo pues, si me la pone, la tendré que meter». Una sonrisa de un delantero especialmente contento justo antes de subir a levantar los dos títulos de la temporada.
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