De izquierda a derecha, Facundo, Charly, Adrián y Javi Marcos, en La Albuera. Antonio Tanarro

El cuarteto gimnástico que tomó Ucrania en la Copa de las Regiones

FÚTBOL ·

Facundo, Charly, Adrián y Javi Marcos relatan su experiencia en Lviv, los rivales a los que superaron y la cultura del país

LUIS JAVIER GONZÁLEZ

Segovia

Lunes, 15 de octubre 2018, 12:40

Los exóticos caldos ucranianos solo se los terminaba Facundo. Javi Marcos sonríe cuando menciona la gastronomía como elemento inevitable del viaje: «Un aspecto para olvidar totalmente». Platos con verdura y muy condimentadas que el meta uruguayo, lejos de dramatizar, resume con la etiqueta de sabores ... distintos. «Tampoco se aleja mucho de lo que hago en el día a día», dice ante la mirada de sus compañeros del contingente de la Gimnástica Segoviana en la selección de Castilla y León para la Copa de las Regiones, integrado también por Charly y Adrián. «Se ríen porque yo sí que me adapto. ¡Estos no comían nada distinto!»

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El diagnóstico de la experiencia es compartido: unos días viviendo como auténticos profesionales del fútbol. «Es una oportunidad para sentirte profesional, aunque solo sea por unos días y para hacerte a la idea de cómo vive un futbolista que lo es los 365 días del año», apunta Javi Marcos. Charly detalla esas rutinas a las que los modestos jugadores de Tercera no están acostumbrados. «Te levantas pronto, te pesan, te miden la comida, que igual aquí no lo tienes tan en cuenta, hay entrenamientos por la mañana y por la tarde, sesiones de recuperación... Es totalmente diferente». Adrián, el lateral derecho fijo en la Segoviana, describe otra realidad deportiva. «Yo nunca me he encontrado en un equipo profesional pero algún compañero sí conoce esa experiencia y contaba que ese es el trato de esos equipos en los que puedes vivir simplemente del fútbol». Facundo incide en que no era algo generalizado en el torneo. «Los cuidados van en cada jugador, estés en el grupo VIII de Tercera o en Primera. Si te quieres cuidar, puedes hacerlo».

El uruguayo tildó la experiencia, como otras previas, de inolvidable. «Al final, convivimos una semana con gente a la que nos hemos estado enfrentando siempre en el Grupo VIII y es un gusto poder conocer a jugadores de otros equipos». Y la química funcionó. La selección de Castilla y León logró el triunfo en los tres partidos, ante las regiones de Finlandia (2-1), Azerbaiyán (2-0) y a los anfitriones ucranianos (0-1) y participará en el torneo final en junio de 2019 con otras siete selecciones. «Ya estar allí es una experiencia, pero si encima consigues ganar los tres partidos, mucho mejor», apunta Adrián. Al próximo año mira Javi Marcos. «Ha sido una semana redonda. Y si se puede repetir en el futuro, estaría fenomenal».

Todos coinciden en que eran rivales técnicamente inferiores. «No son partidos fáciles porque te cuesta abrir el marcador, pero en general, competían a su manera», resume Marcos. Charly compara el nivel al de cada país. «Con Azerbaiyán se notaba que no estaban muy avanzados físicamente y veías cosas que aquí en España te parecen extrañas como ver al central sacando de puerta». Mientras, Facundo daba valor a los finlandeses. «A pesar de que técnicamente eran más limitados, intentaban salir jugando siempre».

Lviv, con más de 700.000 habitantes, es una ciudad con ambiente universitario, muy acogedora, relatan. «Nos habían dicho que había como dos Ucranias, la del este y la del oeste, y a nosotros nos ha tocado la zona más europea. Muy acogedora, nos trataron muy bien», describe Adrián. La diferencia entre los barrios periféricos y el centro llamó mucho la atención a Facundo Y Charly se quedó con la pobreza de las afueras y el detalle de que no había coches matriculados rusos. «Dentro de la ciudad veías gente rica o muy rica, pero en cuanto salías un poco había mucha miseria. Aquí no ves ese contraste de estilos de vida que puede haber allí todavía».

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Y de suvenir, chocolate con especias de todo tipo y un gorro histórico de Adrián, por su interés por los países donde se vivió la crudeza de la Segunda Guerra Mundial. La ciudad quedó relativamente intacta, pero hubo un centro de concentración nazi en las afueras. Lo unirá a su colección con otro que trajo de Bulgaria. «Como son países que estuvieron muy ligados a temas militares, siempre intento traerme algo». Y sus maletas volvieron a casa. Así es el turismo del fútbol modesto.

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