Adeva se lleva las manos a la cabeza tras una ocasión fallada. óSCAR cOSTA

La Sego puso el corazón, Ángel el gol

Un penalti fallado por Szymanowski, un balón al larguero de Rafa Llorente y dos acciones de Nogueira pudieron dar el pase a la Gimnástica Segoviana

Sergio Perela

Segovia

Miércoles, 1 de diciembre 2021, 22:55

Cuando, con el paso del tiempo, el aficionado gimnástico y los jugadores rememoren el partido frente al Mallorca, recordarán seguro acciones a modo de 'flashes', como fogonazos fotográficos o recuerdos sueltos. Sobre todo de momentos puntuales en los que la Gimnástica Segoviana tuvo oportunidades para ... haberse puesto por delante en el partido y el propio Luís García Plaza terminaba diciendo que, por el estado del terreno de juego, el que hubiera marcado en el tiempo reglamentario hubiera ganado el partido. Lo hizo Ángel Rodríguez, un delantero de esos que jugará hasta que quiera, esté en el estado de forma que esté, porque huele la sangre del rival, sabe dónde debe estar apostado y tiene la caña siempre puesta para definir. Sus goles, en momentos puntuales tremendamente comprometidos, desarbolaron el corazón de la pundonorosa Gimnástica.

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Gimnástica Segoviana

Lombo

0

-

2

RCD Mallorca

Greif

  • Goles. 0-1, Ángel (min. 94); 0-2, Ángel (min. 108)

  • Árbitro. Alberola Rojas. Amonestó a Javi Marcos, Mansour, Juan de la Mata y Szymanowski por parte de la Segoviana y a Sastre, Greif y Ángel por parte del Mallorca. Expulsó a Nogueira y a Ruiz de Galarreta en el minuto 95.

  • Incidencias. Estadio Municipal de La Albuera. Aforo completo.

La primera parte fue de la 'Sego', que se hizo con el balón como si el rival que tenía enfrente no fuera de superior categoría, sino de su misma Segunda Federación. En los primeros diez minutos de partido, la estadística decía que la posesión pertenecía al equipo de Manu González, que estaba ejecutando el plan muy bien. Con seguridad, como si lo ocurrido en los últimos partidos de Liga no les hubiera ocurrido a ellos. Con personalidad y estilo. Cierto que las aproximaciones con más pólvora las quería poner el Mallorca, con Fer Niño muy activo, con Javi Llabrés, debutante de la cantera mallorquinista, intentando sembrar caos. Con una llegada de Battaglia al área golpeada torpemente.

Pero todo pudo cambiar en el primer recuerdo que no será fácil de borrar de la mente de nadie en Segovia, mucho menos de Alexander Szymanowski. Dibujó un desmarque de izquierda a derecha entre el lateral Sastre y el canterano Gayá que tampoco vio a su espalda el serbio Sedlar y Manu Olmedilla filtró el balón que le dejaba solo ante Greif. El portero salió mal y derribó claramente al jugador argentino. Penalti que él mismo quiso tirar. Su extremadamente optimista 'Panenka' terminaba mansamente en las manos de un portero que respiraba. Ese momento fue el primero en el que pudo ponerse por delante y dejar al Mallorca entre la espada y la pared. Nueve minutos después, en un saque de banda en que los segovianos pillaron dormidos a los bermellones, Nanclares puso un balón al área que Szymanowski, absolutamente solo, no precisó de cabeza. Dos opciones claras.

Quien perdona, paga

Si al Mallorca le había faltado mucho para dar el nivel en la primera parte, la lectura de cartilla de García Plaza dio resultados en la segunda. Gayá, absolutamente solo delante de Lombo, echó la pelota alta. En una segunda acción, un error en la cesión de Adrián Pérez, que se quedó corto buscando a Lombo, Ángel afiló el colmillo. Como un lobo se lanzó a la carne, que era un balón con el que se situó en la línea de fondo para servirle el gol en bandeja a Mboula. El remate del extremo, a placer, no contaba con un ejercicio extraordinario de reflejos y técnica bajo palos de Lombo. Regateado en un palo por Ángel, buscó el segundo como un felino y, sobre la línea de gol y pegado al palo, con la pierna y protegiendo con el brazo izquierdo, privaba del gol al Mallorca. En ese momento, todo estaba igualado porque ambos equipos habían tenido dos grandes ocasiones.

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Según los minutos pasaban, los nervios crecían favoreciendo los intereses de una Gimnástica que de nuevo, resurgiendo tras haber estado acogotada, salía a presionar arriba y a buscar con valentía. En los diez últimos minutos del tiempo reglamentario, cayeron dos 'flashes' de esos inolvidables. Quizá tres, porque Nogueira fue protagonista en dos de ellas. Un jugador que parecía que iba perdiendo peso partido tras partido al que el gol contra el Arenteiro parece haberle dado alas. Recogió un mal despeje, a zona de nadie en tres cuartos de Gayá y, viendo que Greif estaba fuera de palos, puso el interior. El balón no cogería portería, como sí cogería en un córner en el que supo revolverse en el primer palo para golpear. Esta vez el portero esloveno sí estuvo donde debía.

La última gran esperanza de la 'Sego' llegaba en el minuto 84. Borao, que siempre ejerce como el empellón de burbujas de un refresco gaseoso al abrirse, percutió por la derecha y puso un balón que llegaba a un Rafa Llorente que por entonces estaba ejerciendo como delantero centro. Se elevó el madrileño, remató mal, pero al pegar en el pescuezo de Sastre, el balón quiso elevarse para botar justo sobre el larguero. Fue la última oportunidad para ganar, para pasar la eliminatoria a costa de un Primera. Porque luego aparecería el Ángel del gol, el Ángel de la muerte para la Gimnástica.

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El primer gol llega en el primer instante de la prórroga. Ruiz de Galarreta la coloca fenomenal de vaselina y Ángel, colocado tras la espalda de Rui en esa fina línea del fuera de juego donde se mueven los asesinos, se adelantaba a Lombo. El segundo, cruel como pocos, llegaría con Alberola Rojas dispuesto a pitar el final de esa primera parte de la prolongación, con una internada de Oliván por la izquierda y un remate a placer, solo en el segundo palo. Para entonces ya había llegado la frustración de los segovianos, las expulsiones regularmente justificadas de Nogueira y Ruiz de Galarreta, y la sensación de que la oportunidad había volado.

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