El Becerril despierta del sueño copero a base de goles

Kuko se ganó la primera ovación del partido al llevarse el esférico y recorrer algunos metros de la banda. La motivación, ese ingrediente extra del Becerril, les llevó a que David presionase a Moyá y le obligase a sacar de banda. Por dos veces. Los de Narganes les tuteaban, les trataban de tú a tú, y se esforzaban como nunca en un campo inmenso para ellos, muy alejado de su reducido césped en el Mariano Haro. Un triangular entre Melero, Kuko y Sierra se traducía en otro aplauso generalizado. Mientras, el ex del Manchester United, Adnan Januzaj, comenzaba a hacer de las suyas por la banda derecha. El extremo, que concluyó el partido con tres goles, centró una jugada que sacó el mismo David de la línea de portería. Pardo se lamentaba instantes más tarde al no llegar Barrenetxea a rematar un gran pase. Los minutos pasaban y no llegaba el primero realista. Algo que daba alas a los morados y ponía nerviosos a los vascos.

Kike remataba directamente fuera y todo el estadio coreaba 'Becerril, Becerril'. Y llegaba el momento de Melero. El capitán de los morados, ante la ausencia de Diestro por lesión, regateó a Gorosabel, que terminó haciéndole falta contrariado. No le gustó mucho el tuteo y el repaso del palentino.

Y llegó el primero de la noche, y cuando la lata se abre, ya no hay forma de cerrarla. El sexto córner de los de Imanol Alguacil se tradujo en el primero del partido. Después de un lanzamiento y su consecuente rechace, Le Norman batió a Sevillano. Corría el minuto 36.

Una bellísima jugada individual de Januzaj protagonizó el segundo de la noche. El belga se fue de dos defensas y puso el balón pegado al palo, justo donde no podía llegar el meta. Tras este gol, que tanto daño hizo a los morados, se llegó al descanso.

Imanol Alguacil decidió sacar a Isak y mandar al banquillo a William José, muy rápido y con mucha clase, sobre el área becerrileño. También decidió que sus pupilos subieran una velocidad a su juego, que se tradujo en goles y en dominio. Nada más arrancar la segunda parte, muchos aficionados aún no habían vuelto a sus asientos, Januzaj hizo el tercero y, ahora sí que sí, abrió la lata.

Rubén Pardo, titular ayer en La Balastera, en su primera convocatoria de la temporada con la Real Sociedad, marcó el cuarto para los txuri-urdin. El Becerril no bajaba los brazos ni desesperaba en el partido de su historia, pero estaba siendo castigado. Castigado por uno de los mejores equipos de la Liga, que empató la semana pasada ante el Barcelona. Y que ha estado buena parte de la temporada en puestos de 'Champions'.

El colegiado Melero señaló penalti por una mano en el área. Isak estrelló el esférico contra el palo, después de engañar completamente a Sevillano. Con la boca abierta dejó Januzaj a toda la afición, con el quinto tanto del día. De falta directa, desde la frontal del área, taladró la portería de Sevillano sin piedad (0-5) y aún quedaban casi treinta minutos de juego. Cierto es que el Becerril estaba para disfrutar y lo estaba haciendo, pero no lograba generar peligro ni salir prácticamente de su área.

Isak firmó el sexto tras varios rechaces, mientras que el séptimo fue obra del joven jugador Barrenetxea. Entre estos dos tantos saltó al campo la estrella Oyarzabal, en sustitución de Zubeldia, pare deleite de La Balastera. El delantero sueco, Isak, volvió a silenciar el coliseo palentino con un disparo imposible de detener para Sevi, tras un rechace del guardameta. Y hasta ahí llegaron los goles realistas.

A falta de diez minutos para que termine el choque, el Becerril se quitó un poco de presión y buscó el área de Moyá, muy relajado durante la segunda parte. Toda la pólvora inicial de los de Narganes se fue mojando poco a poco. Sevillano siguió defendiendo la portería con el corazón y detuvo un disparo de Isak, que arrancó los aplausos de la grada.

Y se llegó al final del partido más importante de la historia del Becerril. Y el conjunto de Edu Narganes fue aplaudido y vitoreado, porque se había dejado la piel contra un Primera y le había plantado cara durante más de treinta minutos. Punto y final al sueño de la Copa. Pero este sueño se recordará siempre.