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Ramsés Gil observa preocupado un lance del partido frente al Llanera. Juan Martín (G. Segoviana)
El alto riesgo de prolongar la tensión
Fútbol

El alto riesgo de prolongar la tensión

Aunque la Gimnástica Segoviana sigue dependiendo de sí misma para salvarse, a Ramsés le preocupa tener que exprimir al equipo dos semanas

Sergio Perela

Segovia

Martes, 3 de mayo 2022, 11:49

En el momento en que el árbitro pitó el final del partido el domingo en La Albuera, jugadores, cuerpo técnico y hasta afición revivieron sensaciones muy similares a las que cuatro semanas atrás tuvieron contra el Leganés B. De nuevo mismo guión de partido, con la Gimnástica Segoviana llevando la iniciativa, una primera parte en la que se pudo, por ocasiones, dejar cerrado el encuentro y eliminar a un rival directo de la ecuación del descenso y derrota al final. Derrota de las dolorosas, a la contra. Dos goles que pudieron ser tres y la sensación en los jugadores azulgrana de que habían tenido la salvación en sus manos. «El partido lo hemos perdido nosotros», decía Mansour tras el encuentro. «Nos ha pasado lo mismo que contra el Leganés». Javi Borrego ahondaba en esa idea con un rotundo «sabíamos que ellos jugaban a esto», mientras movía la cabeza en señal de negación de lado a lado.

Haber certificado la salvación de forma matemática hubiera dado un poso de tranquilidad tremendo al equipo, que podía afrontar los encuentros frente a Cristo Atlético y Coruxo, inmersos ambos en la lucha por jugar el 'play off', de una forma más liberada. Es cierto que los resultados, en cierta medida, favorecieron. Incluso el entrenador del Llanera, José Luís Rodríguez, terminaba afirmando en sala de prensa que la permanencia de la Gimnástica estaba sellada. «Mejor si cierra un punto más», apostillaba después del comentario. Porque la competición es de una exigencia tremenda en esta recta final.

Ramsés Gil, que se vio obligado a tensionar mucho al equipo desde el primer momento en que tomó las riendas, terminaba el encuentro dolido precisamente por eso. Por tener que seguir estrujando al equipo durante, al menos, otra semana más. En su momento era la única opción, puesto que cuando llegó tenía por delante nueve partidos de los cuáles se contaba con tener que sacar prácticamente la mitad de los puntos en juego. Seguramente hubiera firmado llegar a estas alturas de la temporada con el equipo dependiendo de sí mismo, dos partidos por delante, uno de ellos en casa, y todo pendiente de una victoria. En ese momento apostó por jugar al todo o nada y esa inercia no se puede despegar en plena carrera, porque podría ser fatal.

Por eso el domingo pasado, cuando quizá lo idóneo en la segunda parte, viendo que su Sego no estaba fluida con el balón, hubiera sido tirar de las riendas y buscar el empate. «La lectura seguramente hubiera sido: bueno, pues a lo mejor metiendo al equipo menos arriba hubiéramos empatado. Pues no lo sé. Había que ir a por ello», comentaba lacónicamente en la rueda de prensa posterior. Da la impresión de que es la inercia de esta Gimnástica a la que Manu González intentó acomodar en esos ritmos más conservadores y menos intensos, y tampoco salió.

El poso más peligroso que deja la derrota es el de haber visto unas ilusiones rotas en el descanso. Con el gol de Álex Conde y el juego de la primera parte, los gimnásticos entraron al vestuario pensando en que podrían empezar a mirar hacia la parte alta de la clasificación. «Al final te ilusionas con cosas, porque el fútbol es ilusión», reconocía el propio Ramsés. Ahora hay que mirar hacia atrás al menos otra semana y el equipo debe hacerse a la idea de sufrir un poco más.

«No es tan sencillo estar día a día con la soga al cuello», volvía a repetir el entrenador casi masticando las palabras. Era su mayor preocupación, la de seguir pidiendo energía a un equipo que llega bordeando la ansiedad. «Vivimos así; aquí nunca hemos tenido las cosas fáciles. Siempre hemos tenido que esperar hasta el último día y apretar los dientes y es lo que vamos a hacer». En su discurso, tal vez sin la intención y más fruto de que su historia futbolística es en gran parte la del club, tiraba de la historia del equipo en esta categoría. De aquel momento en el campo del Unión Adarve en el que, tras una temporada horrible, todavía quedaba un hilo de esperanza de salvación en la última fecha.

Sin tiempo para pensar demasiado, porque eso en ocasiones es contraproducente para los futbolistas, el equipo entrenaba la mañana del ayer en La Albuera. El único día de descanso será hoy para preparar el partido frente al Cristo Atlético desde el miércoles. Todos los entrenamientos ya, desde la semana anterior, se han pasado a La Albuera para evitar la sobrecarga del césped artificial del Nueva Segovia. No se mira más que al partido del domingo, en horario unificado a las 12 de la mañana; porque si las cosas salieran de cara contra el Cristo Atlético quizá no habría que ir a Vigo a jugársela al campo del Coruxo. Los resultados de esta semana pueden dejar sentenciados a algunos equipos, pero es absolutamente imprescindible puntuar. Son los últimos metros de este tramo final de la carrera.

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