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Alberto Marcos Gallego
Jueves, 31 de marzo 2016, 12:57
Cada vez está más cerca el final de la temporada y el Santa Marta sigue sin levantar la cabeza. El conjunto tormesino sumó una nueva derrota ayer ante la Gimnástica Segoviana en el Alfonso San Casto y de esta manera enlazan ya nada menos que once jornadas de manera consecutiva sin saber lo que es ganar, un periodo de tiempo demasiado largo que se inició el 10 de enero, día de la última victoria, que se mantiene hasta hoy en día y que está complicando sobremanera el objetivo de los salmantinos, que no es otro que el de evitar el descenso de categoría y poder asentarse en Tercera.
Quedan escasos partidos por jugar, ahora ya tan sólo siete, y en este tramo final debe dar igual el rival que se ponga enfrente. Es cierto que ayer la Gimnástica Segoviana no se presentaba como la víctima más propicia para comenzar a salir del pozo pero también es verdad que tras una buena primera mitad de los segovianos, que van segundos en la tabla y sueñan todavía con poder alcanzar al Zamora en el liderato de la categoría, los visitantes se diluyeron en la segunda mitad y quizás lo más justo es que el encuentro hubiera finalizado con un punto para cada uno de los contendientes.
La Gimnástica llegaba como claro favorito al encuentro y se puso a la tarea de cumplir los pronósticos desde el primer momento. Apenas cinco minutos tardaron los segovianos en adelantarse en el marcador en la que era la primera ocasión clara de gol del partido. ElSanta Marta, además de coqueteando con el descenso, afrontaba el choque con un gran número de bajas como las de Juampa, Dela, Víctor Abajo o Quirós, entre otros, que lastraron considerablemente el rendimiento del equipo y sobre todo condicionaron la alineación que tuvo que escoger Peque. El míster se decantó por Asensio como central, algo poco natural para él, y la apuesta salió cara porque el jugador se comió un balón largo al no calcular bien y ese grave error lo aprovechó Dani Arribas para poner por delante a los suyos. Los visitantes ya tenían nada más comenzar todo donde querían exactamente.
Tras el tanto el partido comenzó a perderse entre balones aéreos disputados de los que casi ninguno sacaba algo de rendimiento, pero la Segoviana se mostró siempre a gusto y desprendió la sensación de tenerlo todo bajo control. De hecho, el Santa Marta ni siquiera llegó a tirar entre los tres palos. A los veinte minutos todo pudo quedar visto para sentencia pero Kike, en el área pequeña y con todo a favor, no acertó a meter el pie y hacer el segundo, mientras que los posteriores lanzamientos de Rubén y de Ayrton, que intentó una vaselina, no tuvieron mayores consecuencias.
Más que un lavado de cara el Santa Marta necesitaba cirujía estética para la segunda mitad, y por ello Peque introdujo en el campo a Palomi. Dio en el clavo porque el atacante revolucionó el juego tormesino y se convirtió en el guía del ataque de su equipo. El Santa Marta pasó a ser otro y además de manera inexplicable la Segoviana se mostró como un equipo endeble y con debilidades. Borrego, a puerta vacía pero muy escorado, definió mal pero solo fue el primer aviso. Los salmantinos se hicieron con el control total del partido y Jorge hasta en dos ocasiones o Julen lo intentaron sin suerte. Por si fuera poco, Ramajo desperdició un mano a mano que hubiera supuesto el empate. Pero cuando las cosas vienen torcidas no hay nada que hacer y ya en el tramo final el gol de Guille totalmente a placer no mató el encuentro y dejó muy tocado al Santa Marta.
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