En el partido de la primera vuelta fue una acción aislada de Laura Llorente la que decidió el primer derbi entre el Unami y el Segosala Pinturas Alyvan. En el de este sábado, ha sido un golpeo magnífico de Cristina de Andrés en los instantes finales del partido. Y hasta ahí los parecidos entre un encuentro y otro. Salvo en una cuestión, y es que para Unami vuelve a ser una victoria que llega cuando más fuerte la corriente parecía querer arrastrar al equipo hacia abajo. De nuevo las azules, resilientes donde las haya, reniegan y se amarran a la zona media de la tabla.
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Es posible que el primer y mayor error que iba a cometer Segosala en el partido es pactar con Unami un ritmo lento de juego. Muchos parones, dos defensas difícilmente descolocables, como dos muros perfectos. Como esas trampas de las películas en las que el héroe entra y, según pisa el suelo, van saltando resortes para zaherir. Así funcionaban ambos bloques en defensa, ninguno de ellos yendo a buscar al otro muy arriba, sino más bien empezando la presión en tres cuartos. Son dos equipos que se conocen mucho, que se estudian mucho y que, partido tras partido y jornada tras jornada de esta extraordinaria temporada en Segunda División, parece que se tienen más ganas.
En un partido a pocas ocasiones, está demostrado casi empíricamente que gana Unami. Es como si lo tuvieran estudiado, como si fuera su asignatura preferida la de cerrar los encuentros, apretarlos como en un corsé y ser ellas las que cierren el nudo en la espalda para que no haya forma de soltarlo.
Para generar espacios, las chicas de Segosala necesitaban sus mejores virtudes, su calidad y desparpajo. Y no estaba Miriam, Valle llegaba mermada físicamente y se terminó diluyendo en el partido, sentada en el banco sin poder dar un relevo por un problema en un tobillo hacia el final de la primera mitad; y Laura Valle, aunque quiso, no es la que era al principio de temporada, con esa punta de velocidad y capacidad para terminar con éxito las jugadas al espacio. Con sangre joven entrando en rotaciones de forma constante y con muchos minutos, eran Eva y sobre todo Mónica las que sostenían al equipo donde pretendían que debía estar. Adelantando líneas y procurando algún robo que permitiera esos espacios que Unami negaba.
Por su parte, las azules templaban. Sin inmutarse lo más mínimo por el hecho de no estar generando nada de juego, lo más importante para ellas era mantener la portería a cero. Porque en la primera mitad, si la historia hubiera tenido que dirimirse a los puntos como un combate de boxeo, hubiera caído del lado de Segosala. Cada vez que Mónica o Alejandra Llorente encontraban el más mínimo resquicio por banda, intentaban la búsqueda del segundo palo. En una de esas acciones pudo llegar el primero, pero Laura Hernando salió presta a tapar toda la portería ante el golpeo de Alejandra.
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De Hernando fue, de hecho, la mejor parada del partido. Cuando la primera parte iba tocando a su fin y cada acción parecía irse resignando a terminar como la anterior, en un golpeo de pura rutina o en una espalda o una tibia rival, Laura tendría que verse obligada a volar con una palomita hacia su diestra, a mano cambiada. No fue una parada de póster, porque llegó a rozar con los dedos el golpeo fabuloso de Ana María Gutiérrez. Ese ligero roce mandó el balón al larguero y al caer, rebotando ligeramente en la espalda de la propia portera de Unami, se quedaría en el palo. Fue la gran oportunidad de la primera parte. La que podía haber cambiado el partido.
El inicio de la segunda parte tuvo un matiz diferente. En lugar de ser la juventud de Segosala la que se lanzase a por el partido de entrada, o quizá precisamente para evitar eso, fueron las chicas de Unami las que arrancaron con más bríos. No se llegó aquello a convertir, ni mucho menos, en un aluvión de oportunidades. Pero era un acto como de marcar territorio que funcionó, porque de alguna manera impidió que las terceras clasificadas en la tabla se conectasen de verdad al partido.
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Realmente acción no hubo mucha hasta los diez últimos minutos del partido, porque nada se salió de la tónica del resto del tiempo transcurrido. En esos momentos, la adrenalina empezó a bombear más fuerte y empezaba a quedar claro que si alguno de los dos equipos marcaba, los tres puntos iban a ir a su casillero. Y fueron valientes. Tanto las chicas como sus entrenadores.
Decidieron ir a por el partido jugando de cinco, aunque en momentos diferentes. Antes de esa eclosión, cabe destacar un nombre por parte de Unami. Una jugadora que esta temporada empezó teniendo poco peso en juego y rotaciones, que se ha ido ganando a pulso su espacio y que tuvo destellos de calidad puntuales. Dos de ellos, sendos golpeos con la derecha de Carré, pudieron ser los decisivos. Igual que pudo serlo un mano a mano con el que se encontró Soraya frente a Sonia que supo desbaratar la portera.
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Antes de lanzarse ambos equipos a buscar la superioridad en el ataque, Segosala tendría la última gran oportunidad para haber desequilibrado. Tras una buena defensa casi en los límites de su área, Ángela iba a salir a la contra con Laura Valle. Tras no poder resolver de nuevo por la buena acción de la portera azul, Laura Valle iba a buscar el segundo palo por si sonaba la flauta. El pase fue hacia atrás y no hubo forma de que Ángela pudiera enviarlo a la red.
Llegados a los últimos cinco minutos, ya los dos equipos estaban jugando de cinco. Segosala con Sonia, una portera que tiene mucho y buen juego de pies, y Unami con Marta, buscando reunir un quinteto con potencia desde fuera del área. Y en eso estuvo la clave. En la que quizá iba a ser la mejor jugada de Unami en todo el partido, moviendo la bola con intensidad, velocidad y precisión de un lado para otro; el balón iba a partir desde la derecha con Segosala escorado hacia afuera, donde ligeramente echada a la izquierda estaba esperando Cristina. Su golpeo con la zurda, sin oposición por lo bien que había sabido moverse su equipo, se iba a pegar tanto al palo por abajo que iba a sorprender a una Sonia que se lanzó bien, pero algo tarde.
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Un castigo que llegaba cuando faltaban menos de tres minutos para el final, de los cuáles apenas se iba a jugar ya nada más. Tres puntos que ayudan a un Unami que venía de perder contra los equipos de arriba y que no descuelgan a un Segosala que quiere seguir en la zona alta. Porque en esta recta final de la competición, las chicas de Agustín Pérez ya no esconden que, aunque la brecha con las dos de arriba es grande, quieren pelear por puestos de ascenso.
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