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Las chicas del Segosala han puesto la guinda a la temporada de su confirmación en Segunda División en Nantes, una pequeña porción de deporte profesional con unos días en un centro de alto rendimiento y unas condiciones propias de una máxima categoría masculina. El club ... aceptó la invitación para un mundialito en Francia con una veintena de clubes, principalmente galos, pero también de Bélgica o Ucrania, la nacionalidad de las campeonas. Solo ante ellas se inclinaron las pupilas de Agustín Pérez, que recogieron la invitación del Futsi Atlético porque había liga en Primera y 'play-off' de ascenso en Segunda.
La segunda temporada del Segosala en la categoría de plata ha sido un calco de la primera. Un gran comienzo –el curso pasado fueron cinco victorias seguidas, este curso lo dejaron en un empate y cuatro triunfos– y un punto de inflexión. «Tiene más valor. La temporada pasada éramos un recién ascendido, dimos la sorpresa. Pero ahora eres uno de los favoritos, los equipos se cierran y se hace todo mucho más complicado». Y la presión: la permanencia ya no era suficiente. Agustín echa en falta «esa experiencia para no dejarte puntos cuando eres superior» que esgrimen los tres equipos que les han superado: Chiloeches (75 puntos de 78 en juego), Almagro (64) y Puertollano (53). Proyectos para ascender, con jugadoras de Primera. «Hemos estado un poco lejos en los puntos (48), pero más cerca en los enfrentamientos».
El fase clave fue la Copa de la Reina y su digna eliminación ante el Roldán, murciano, uno de los mejores equipos de España al que obligaron a sudar tinta para pasar ronda en el Pedro Delgado. «Nos hizo mucho daño porque lo acariciamos, pero salimos muy reforzados incluso en la derrota». Ese mismo fin de semana cayeron ante el Almagro en un duelo en el que merecieron más y que ya marcó una brecha con los dos primeros del grupo, máxime con el tropiezo ante Unami. El tramo final, sin un reto palpable, dejó al equipo en tierra de nadie. Eso sí, con el billete copero.
El premio a la constancia llegó del Futsi, el club al que se midieron en un amistoso que le convirtió en su filial. Así que la invitación del Mundialito de Nantes la aceptó el Segosala; algunas jugadoras no pudieron acudir por motivos laborales, pero el club juntó un grupo de 11 para un formato muy particular –partidos de 20 minutos corridos– que iguala todo. «No tienes apenas margen. Como cometas algún error, cuesta mucho». Otro reto ha sido adaptarse al físico. «Comparado con España, se permite muchísimo. Faltas que aquí pueden ser de tarjeta allí no eran ni faltas».
El Segosala jugó 11 partidos. Todo empezó en la primera jornada con cuatro grupos de cinco equipos; en total, cuatro encuentros para dejar la competición a la mitad. El Segosala ganó tres de sus cuatro duelos y solo cedió ante el Nantes Métropole. Al día siguiente, los diez supervivientes repetían liguilla para configurar los cruces de cuartos. Las segovianas ganaron tres partidos y empataron otro, pero el premio por ganar su grupo fue medirse al anfitrión, el Métropole. Con el pabellón lleno, jugaron su mejor partido: 0-5, sin dar opción.
Con el anfitrión apeado, el Segosala era el favorito del público. La semifinal la jugaron ante el Gante Besiktas, belga, con Marian, una brasileña elegida mejor jugadora del torneo que adelantó a su equipo. Sin pánico, las de Agustín remontaron y se impusieron 1-3. En la final, ante el Budstarf, cambió el formato: dos tiempos de diez minutos con los dos últimos de cada parte a reloj parado. Tras un 2-2, aquello desembocó en una prórroga a gol de oro en la que los equipos partían con cinco jugadoras e iban perdiendo a una cada minuto. El gol de la victoria ucraniano llegó con cuatro contra cuatro tras un fallo del Segosala en la salida.
«El ambiente, con los veinte equipos ahí viéndonos, fue una pasada. Esto les va a venir bien, es una gran experiencia». Condiciones envidiables como piscina de recuperación o presoterapia. «Allí había mucha inversión». Y la imagen de club por todo lo alto. «Algunos equipos ya se han ofrecido a participar en algún torneo que organicemos. Nuestra juventud y estilo de juego les ha llamado la atención. Esperamos repetir la temporada que viene».
Agustín saca una lectura positiva al año por el margen de mejora de su grupo. «No entrar en el 'play-off' puede ser una decepción, pero esa exigencia no nos va a beneficiar. Hay que tener una base detrás». Una cosa es el 'play- off y otra es ascender: Almagro lleva un lustro disputando fases sin llevarse el gato al agua.
Sin prisas, el técnico sonríe a un cambio de formato de cara al próximo curso que reducirá la Segunda de cuatro grupos de 14 equipos a tres de 16 y englobaría a las segovianas con gallegas, cántabras y vascas. Más duro a nivel de kilómetros, pero una «aventura», con mucho que ganar, subraya Pérez, que considera el grupo 4, en el que militan sus chicas ante un grueso de rivales madrileños, como el más duro.
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