Un equipo de fútbol sala de León, «a puñetazo limpio» con el árbitro

Con el marcador 3-4 a favor de los segovianos y los leoneses con doble inferioridad tras dos tarjetas rojas directas que no provocaron excesivas protestas, el San Cristóbal marcó el 3-5. El colegiado estaba colocado correctamente en la esquina contraria, en la portería visitante, y señaló el gol. La polémica llegó en su camino a la mesa para anotar el tanto. «Justo al pasar por el lado de un jugador de ellos, el árbitro le ha empujado. El jugador se encara, pero se encara de verdad. Y ha salido su banquillo a por él», relata Velasco.

Aunque el miembro del cuerpo técnico ha sido el principal instigador de la paliza, hubo jugadores que también participaron hasta que otros compañeros contuvieron a los agresores y pusieron paz. Mientras, el San Cristóbal alucinaba en su mitad de la pista. «Claro, no nos hemos querido meter, estaría bueno, a ver si encima nos las íbamos a llevar».

El colegiado retrocedió sin devolver los golpes mientras el público increpaba. Cuando la plantilla leonesa pacificó las hostilidades, el colegiado acudió a la mesa con el ojo ya hinchado. «¡Vámonos, vámonos! Se suspende». Ha sido un desenlace inesperado, pues el encuentro no ha sido bronco. «Ahí nos hemos quedado, si es que no ha pasado nada entre los dos equipos». Ambas plantillas han intercambiado impresiones tras lo sucedido.

Sí hay precedentes extraños en el comportamiento arbitral durante el propio partido. «A un jugador mío le ha contado un chiste en una banda larga», relata Velasco, que tras apenas cuatro minutos tuvo su primer choque con él. «Si me expulsa, pues me expulsa, pero le he tenido que decir que por favor me hablara con respeto. Me hablaba con una superioridad, un mandato…». Su respuesta ha sido reírse.

Como es habitual, el San Cristóbal retransmitía el partido por Instagram, así que la policía, que acudió al pabellón, ha pedido el vídeo al club segoviano, que estaba descargándolo en la noche del sábado para facilitárselo a las autoridades. La grabación la hizo el padre de un jugador.

Quedaban 6 minutos y 54 segundos para terminar la contienda cuando ha llegado el incidente. «Los que no tenemos culpa, que somos nosotros, vamos a salir perjudicados sí o sí. ¿Echamos otras cuatro horas de autobús para jugar seis minutos? ¿Otros 900 euros para el club? Si hemos salido a las 10 de la mañana y estamos aquí todavía... Que hemos venido infantil, cadete y Tercera».