Eloy de Pablos: «Siempre he querido llegar a lo más alto»
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El segoviano, juvenil del Inter Movistar, repasa su viaje con la selección y su ambición por hacerse un hueco en el fútbol salaEloy de Pablos se subió el mes pasado al avión rumbo a las Azores con un presente bajo el brazo: unas zapatillas que le habían comprado su familia para su primer viaje con la selección. Era una concentración de dos amistosos entre España y Portugal ... que servía de preparación para el Europeo sub-19. El regalo iba con mensaje: «A ver si tienes suerte y metes algún gol». Este segoviano, juvenil Movistar Inter, cumplió la tarea. «Lo celebré con toda mi alma. Al final, es un sueño cumplido, meter un gol con la camiseta de tu país es algo que quieres hacer desde pequeño».
La noticia de la convocatoria le llegó a Eloy, de 17 años, por un mensaje de Whatsapp en el instituto: «Oye Eloy, que te han convocado». Al principio pensó que era una broma. En cuanto llegó el cambio de clase, se fue al baño a llamar a su padre. Habla de una experiencia muy bonita. «Es todo más estricto y competitivo. Yo era el nuevo y estaba nerviosísimo. Todos con el traje de la selección española... imagínate. Estaba temblando en el avión».
Eloy empezó a jugar al fútbol sala a los cuatro años en el CD San Cristóbal y allí estuvo una década. «A mi padre le gustaba mucho y me metió. Y mis hermanos [Daniel y Adrián] jugaban. De pequeño, quería hacerlo bien y es lo que estoy intentando». El otro elemento de su pasión era el Caja Segovia. «Siempre he querido llegar cada vez más alto y ese era un gran referente».
Nacido en San Cristóbal, Eloy puede presumir de ser un deportista de referencia de un municipio fundado en 1999. «Es un pueblo que tiene todo lo que necesitas, la gente es majísima y nos conocemos todos. Siempre han apostado por el fútbol sala y han hecho categorías nacionales. Y ahora han apostado por un equipo sénior. La verdad es que me encanta mi pueblo».
Lin fue un gran modelo para él. «Es un jugador que se ha creado en el mismo sitio que tú y ha llegado tan alto... Es un espejo». Que cite su caso es prueba de su ambición. «Siempre he querido sacar lo mejor de mí. Y si me quedo por el camino, por lo menos que no se diga que no lo he intentado». Recuerda cuando, con 12 años, su padre le preguntaba qué quería ser de mayor. Él no cambiaba de respuesta: futbolista. «Me decía que era muy difícil, que tenía que pensar en otras cosas, pero yo dije que iba a luchar por ello». Y pensaba en el fútbol sala. «Es mucho más divertido que el fútbol 11. Siempre hay acción, siempre estás con la pelota en los pies. Yo en fútbol 11 no podría estar porque tengo que tocar la bola».
El consejo que da Eloy a los más pequeños es fomentar las cualidades propias. Lo dice un ala que presume de velocidad y al que le gusta encarar al rival y regatear. Un jugador que quiere ser protagonista. Y que ha evolucionado. «Tampoco era un chaval muy bueno de pequeño, pero fui yendo para arriba y me empezaron a subir con los equipos de uno o dos años más». Así llegó al juvenil del San Cristóbal y le fichó el Naturpellet Segovia, que había ganado holgadamente la liga regional. Así surgió la opción de entrenar en un campus de Inter Movistar; tras dos o tres sesiones, al siguiente verano llegó la invitación para poner rumbo a Madrid.
«Vine bastante timidillo, pero hice buenas migas con la gente. Y ahora me llevo genial con todos». Reconoce que le ha venido bien estar un año por sí mismo en Madrid. «Me guardaba para mí, quizás no hablaba tanto, pero ahora ya no tengo problema». Comenzó la pasada temporada con la ficha del equipo juvenil B en el que era su primer año en la categoría. Fue intercalando con el juvenil A y a final del curso ya estaba integrado totalmente en su rutina. Esta temporada compatibiliza el juvenil A y el filial, que compite Segunda División B. Él asume el reto de defender la marca Inter. «Es el club más grande que hay. Es un orgullo y una responsabilidad. Con esta camiseta, a la mínima que bajes un poco el nivel te dan el toque».
Eloy estudia segundo de Bachillerato –le gustaría ser maestro de Educación Física en Primaria–, entrena cuatro tardes y disputa dos partidos el fin de semana. «¡Todo el día machacado!», sonríe. Sabe que son los primeros pasos de un camino muy largo. «Yo voy a jugar cómo quiero jugar, dar mi nivel. Si al final me acaban viendo y me suben, perfecto». Le quedará un tercer año de juvenil, el momento de la verdad. «Todo sería ver las ofertas. Si salir cedido, seguir en el Segunda B... lo que me digan».
La pérdida de un equipo puntero ha privado a los jóvenes segovianos de un referente. «Ahora está todo mucho más difícil. Yo veía a chavales en el juvenil con una calidad brutal. Esos chavales se han ido a equipos inferiores y tienen menos oportunidades de que les vean. Ha dejado por el camino a gente de mucho nivel que podía haber llegado lejos. El mensaje para cualquier niño es ser testarudo. «Que luchen por ello. Aunque estés en un club de pueblo, si lo haces bien, te acaba viendo gente».
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