Ángel Zamora da por terminado su ciclo en Segosala y deja el banquillo

«Es una decisión que me he ido planteando a lo largo de la temporada, incluso en varias ocasiones. Entendía que mi mensaje ya no llegaba, ya no calaba tanto en los jugadores», comentaba. Incluso llegó a plantear el tema con el psicólogo con el que han trabajado esta temporada, entendiendo que el equipo necesitaba «simplemente una cara nueva y, como nosotros no fichamos, ni por dinero, ni por nada; pues es lógico que haya que recurrir a nuevos métodos para volver a motivar». Según el entrenador, se trata de un paso necesario para ambas partes. El único, siguiendo la especial idiosincrasia de un club como Segosala.

También, aunque no quiere entrar en detalles, resalta que ha habido un punto de desencuentro con el propio club, que agradecía «públicamente el trabajo, la profesionalidad y la dedicación durante sus cuatro temporadas al frente del primer equipo masculino del club, en las que ha conseguido hitos históricos para nuestra entidad como el título de Liga en Tercera División, el ascenso a Segunda División B o la clasificación para la Copa del Rey. El CD Segosala desea los mayores éxitos personales y profesionales a Ángel Zamora, quien siempre tendrá abiertas las puertas del club». Sin embargo, en esa relación se denota un desgaste. «En todos estos años el club nunca me ha marcado líneas de trabajo, al menos yo no lo he sentido. Sin embargo, de cara al próximo año sí y había cosas que no compartía, porque sabía que por mi forma de trabajar no iba a poderlas cumplir. Hay un 80% de cosas en las que estamos de acuerdo, pero ese otro 20% para mí sí importaba». Eso sí, no ve desgaste alguno en el propio equipo, aunque sí tenga palabras más duras para ciertos momentos de esta temporada pasada.

«Preveíamos que la temporada iba a ser dura nada más ver el calendario, porque eran 30 partidos en 34 semanas. Eso suponía que todo iba a ir muy rápido y no iba a haber tiempo casi de analizar, sino de jugar. Al principio, por la Copa del Rey luego porque siempre hemos estado en la cuerda floja; no hemos tenido ninguna semana relajada. Ha habido momentos de mucha tensión acompañados de cosas inesperadas: gente que deja el equipo, que aprueba una oposición y se va; otra con poco compromiso; juvenil que subías, juvenil que se lesionaba». Todos puntos de fricción que han desgastado, casi de forma natural, la relación entre Zamora y club y vestuario.

Su mensaje final, destinado quizá al grupo que permanece o quizá al equipo técnico que venga, es también muy claro: «El equipo es muy bueno, son jóvenes con mucho margen de mejora. Falta la ilusión que sí había hace dos temporadas. Si recuperan eso, les va a ir muy, pero que muy bien». Él, mientras, no piensa mucho en su futuro porque «mejor que Segosala no voy a encontrar nada a este nivel y cerca de casa. Siempre has entrenado a un nivel alto y ahora no voy a ponerme a entrenar cualquier cosa. Si no sale un proyecto atractivo, a descansar, que la familia también necesita dedicación».

En la retina siempre se llevará el ascenso, aunque le pareciera una pena no poder celebrarlo con público, y un par de momentos en los que sí vio las gradas del Pedro Delgado apoyando: el último partido ante O'Parrulo, aunque alcanzar el play off era extremadamente difícil; y por supuesto las eliminatorias de la Copa porque «este equipo sabe qué día hay que dar la talla».