LAURA GONZÁLEZ
BILBAO
Sábado, 8 de junio 2019, 21:26
No estaba entre las once elegidas de Jorge Vilda pero su nombre, más allá del VAR, fue el que revolucionó a España y llevó a la selección a firmar su primera victoria en un Mundial. La rojiblanca Lucía García, la pichichi del ... Athletic, se quitó el peto en el descanso del partido, tras realizar un breve pero intenso calentamiento, y salió decidida a cambiar el rumbo de un choque que hasta entonces, pese a dominar el combinado nacional sobre el césped, la debutante Sudáfrica se había encargado de decantar a su favor en el luminoso a los 24 minutos de juego.
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Y lo hizo nada más saltar al verde, y eso que le tocó actuar por una banda poco habitual para ella. Y es que en el Athletic la nacida en Cruces (Baracaldo) está acostumbra a mostrar sus virtudes en punta o por el carril izquierdo, pero este sábado no tuvo inconveniente alguno en desplegar su juego siguiendo las órdenes de Vilda, por la derecha. Una banda de la que se había adueñado Thembi Kgatlana durante la primera mitad, quien puso por delante a la selección sudafricana aprovechando sus cualidades, tras una galopada que terminó en un auténtico golazo ante el que nada pudo hacer Sandra Paños.
Precisamente a la nombrada mejor jugadora de la pasada Copa de África le quiso dejar claro Lucía García desde el inicio que ahora ella estaba ahí. Y también al resto de sus compañeras. Un doble cambio, su salida junto a la de Aitana Bonmatí, en detrimento de Vicky Losada y de Amanda Sampedro, que dio oxígeno a España y le hizo creer de nuevo que su primer triunfo en un Mundial, después de no haberlo logrado en su anterior participación, en Canadá en 2015, era posible.
Lucía se empeñó en fabricar y fabricar, en centrar, en abrir espacios y en tratar de rematar todos los balones que le llegaban al pie en las inmediaciones del área de la cancerbera Dlamini, que hasta entonces no había tenido excesivo trabajo. La rojiblanca mostró su carácter y celebró con rabia el tanto del empate, obra de Jennifer Hermoso desde el punto de penalti, a los 68 minutos. El 2-1 tuvo la misma firma y llegó de la misma manera, desde los once metros, pero vino precedido en vez de por una mano de la capitana sudafricana, por una patada que sufrió la propia delantera rojiblanca cuando iba a colgar el balón. Un pisotón de Vilakazi, con los tacos por delante y a sus partes íntimas, que la colegiada del encuentro confirmó gracias al VAR.
Una gran actuación de la vizcaína que culminó estrenándose como goleadora en un Mundial, logrando el 3-1 en el minuto 88, sentenciando el partido tras un gran desmarque antes de regatear a la portera y marcar a placer. Y a punto estuvo de incrementar su renta particular apenas unos instantes más tarde, ya en el periodo de prolongación, después de un taconazo de Jennifer Hermoso, pero su remate se fue desviado.
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Una reacción que puso en evidencia la falta de fondo y de experiencia de Sudáfrica, selección que pese a ser la más débil a priori del grupo, empezó el encuentro pisando a fondo el acelerador. Las jugadoras comandadas por Desiree Ellis hicieron sufrir de lo lindo a España con su marcaje y su presión, pero sobre todo a base de zancadas y de velocidad. Un talento natural que se fue apagando con el paso de los minutos. Un bólido que se quedó sin gasolina, sin poder seguir el ritmo y la estela del toque y del juego de las españolas.
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