Jenni Hermoso lidera el último lío de la España de Montse Tomé, que mira al espejo de Luis de la Fuente

Mientras que la selección española de fútbol masculina es una balsa de aceite en la que todos reman dentro del grupo de Luis de la Fuente, la femenina que dirige Montse Tomé sigue siendo la casa de los líos en la que aparecen frentes abiertos cada cierto tiempo. Todo además pese a tocar la gloria en el último Mundial disputado, así como el fracaso en los Juegos. En unos impera la paz, en las otras se siguen abriendo guerras. Un mal rollo al que la seleccionadora asturiana busca poner fín sabedora que como en el caso del técnico riojano, la armonía es clave.

Algo no ha terminado de cicatrizar en la campeona del mundo, y el último jaleo es la ausencia de parte del núcleo duro, con Jenni Hermoso, que en mayo del año que viene cumple 35 años, al frente en la búsqueda de un «equilibrio en la convivencia». A la atacante del Tigres mexicano, premio Sócrates durante la gala del Balón de Oro por impulsar el movimiento 'Se Acabó', se le unieron las bajas de Irene Paredes, con gran jerarquía en el campo, y la portera Misa Rodríguez, algo que al exportero Santiago Cañizares, le recuerda a la situación que él mismo vivió cuando después del Mundial 2006, Luis Aragonés no contó más ni con él, ni con Raúl, ni con Míchel Salgado.

La convocatoria para los amistosos ante Corea del Sur en Cartagena, el próximo 29 de noviembre, y frente a Francia en Niza, el día 3 de diciembre, levanta polvareda después de que la máxima anotadora en la historia de La Roja colocara un mensaje enigmático y desafiante en sus redes sociales : «No vendan su alma al diablo».

Unos duelos que servirán para afrontar en 2025 lo realmente serio, el inicio de la fase de clasificación de la Liga de Naciones, torneo que intentarán revalidar tras conquistarlo en febrero ante Francia. Y ya en el horizonte la Eurocopa de Suiza en verano. Todo apunta a que ninguna de las tres formará parte de los siguientes éxitos de España debido a los últimos distanciamientos. Algo pasa entre la que dirige, la que golea y la central azulgrana.

Montse Tomé no cuenta con quien no es una futbolista más dentro del equipo. Jenni Hermoso es un símbolo de la España femenina junto a Irene Paredes y Alexia Putellas. Tres figuras sobre las que gira gran parte del crecimiento del equipo. Referentes y leyendas de un grupo que ha derribado barreras.

La seleccionadora habla de reajustes, de compañerismo y de saber estar. Palabras que dejan claro que algo le incomoda. Quiere que sus jugadoras sumen, tanto dentro como fuera del verde, independientemente de si tienen más o menos minutos, como sucede en el masculino. «No hemos regalado nada a nadie. No quiero decir si estas jugadoras no han cumplido. Tengo claro cómo quiero que sea el equipo y lo que me gusta ver, ese compañerismo, ese saber estar, y lo digo sintiéndolo desde lo más profundo». En este sentido, Tomé puso como referencia a la selección del técnico de Haro: «Es un auténtico ejemplo de equipo y de convivencia. Y con todo eso tienen rendimiento».

«Estoy aquí teniendo un rol diferente y aceptándolo o no, es lo que me toca», dijo Hermoso durante los Juegos. Imprescindible en el último Mundial, criticó de la misma manera que cuando Tomé la dejó fuera en su primera lista, aquella en el turbio septiembre de 2023, cuando un aterrizaje forzoso la llevó a manejar las riendas del equipo en sustitución de Jorge Vilda. La excluyó con el argumento de querer protegerla del ruido generado por el beso en los morros no consentido que le dio Rubiales durante la celebración de la Copa del Mundo. Tomé le ha ido poco a poco dando menos minutos, restándole protagonismo hasta hacerla desaparecer de la lista. Quedan rescoldos del pasado y parece evidente que hay algo por encima de lo deportivo. «Llevamos arrastrando durante dos años una situación excepcional. Tengo unos valores, y el único camino es la autoexigencia», sentenció la seleccionadora, que afirma que todo lo que hace es en busca de recuperar ese «máximo rendimiento» que hizo al equipo tocar el cielo en Sídney como reinas del fútbol femenino.

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