Deportistas de elite: cómo entrenarse para combatir el aburrimiento y la incertidumbre

Si para cualquier ciudadano de a pie la situación que empezamos a vivir es insólita, en el caso de un deportista de elite es doblemente excepcional no solo por aprender a desenvolverse en un escenario nuevo sin competición a la vista sino también por tener que acostumbrarse a un entrenamiento invisible con la incertidumbre de no saber si se reanudará o no la actividad. Enfrentarse a lo desconocido es, para todos ellos, el peor de los enemigos posibles. La paciencia, el mejor antídoto y estrategia para garantizar una victoria.

Los jugadores del Carramimbre, Aula Alimentos de Valladolid, Recoletas Atlético y Real Valladolid se disponen a afrontar la primera de las semanas más atípicas que les va a tocar vivir en todas sus carreras deportivas. Para ellos reinventarse es de obligado cumplimiento. En la parte personal pero también en la profesional, donde se enfrentan a un escenario especialmente delicado en lo psicológico que ya ha afectado al mismísimo Lebron James, la estrella NBA de los Lakers. «Cancelamos eventos deportivos, escuela, trabajo de oficina, etc. ¡Lo que realmente necesitamos cancelar es 2020!», ha exclamado en las últimas horas.

Los primeros en recibir órdenes de su club han sido los jugadores del Real Valladolid, que a partir de mañana deberán cumplir un plan pormenorizado que les permita mantener un estado de forma óptimo.

La jugadora uruguaya del Aula Alimentos de Valladolid representa uno de tantos ejemplos de deportista alejado de su lugar de origen. En su caso regresar fue una tentación que no ha pasado de un mero pensamiento. «Se me llegó a pasar por la cabeza pero es imposible. Lo peor ahora es la incertidumbre de no saber qué va a pasar, no tenemos ni idea de cuánto va a durar esto», señala en su primer día de encierro en el piso que comparte con Joana Bolling. Pendiente hasta última hora de viajar para disputar el Preolímpico, la jugadora cubana permanece en Valladolid con idéntica preocupación que su compañera. «Cada día nos dicen que salgamos menos a la calle», apunta Iara, que en los próximos iba a recibir la visita de su padre desde Uruguay coincidiendo con la semifinal de la Challenge Cup. «Allí han salido los primeros cuatro casos y han empezado a cerrarlo todo», apunta.

Licenciada en Económicas, Grosso quiere aprovechar las horas muertas que se le presentan para perfeccionar su inglés y recuperar algunas lecturas aparcadas.

Al igual que Iara Grosso, también el portero del Recoletas Atlético tenía en mente viajar a casa para estar con la familia pero siendo como es madrileño, el devenir de los acontecimientos lo ha hecho inviable. «Además un tío mío dio positivo el jueves y toda la familia está en cuarentena», se lamenta Carlos, que ayer esperaba la vuelta de sus dos compañeros de piso, Nico López y Miguel Camino. Todos ellos recibirán instrucciones por parte del club en las próximas horas, y mientras tanto intentan mantener la cabeza ocupada. En el caso de Carlos los libros y la 'play' –juega 'on-line' con Rober, Abel y Adri, tres de sus compañeros de vestuario– ayudan a combatir el hastío en el que se convirtió ayer la primera jornada de confinamiento. Como licenciado en INEF que es, además de estudiante de Fisioterapia en su tercer curso, tiene conocimientos sobrados para mantenerse activo el tiempo que dure el parón. «Hay ejercicios para hacer entre cuatro paredes aunque estar tirado todo el día puede llegar a acomodarte», señala.

La mayoría de sus compañeros sí han podido desplazarse este fin de semana a sus lugares de origen para visitar a la familia, y todos están emplazados a mañana lunes para conocer las indicaciones y el plan a seguir en las próximas dos semanas. «En mi caso había pensado salir a correr por la orilla del río pero después de lo que estamos viendo en las últimas horas...», comenta el portero del Recoletas.

«No juego mucho, pero me da que voy a convertirme en todo un experto jugador de 'play'». El capitán del CBC Valladolid se toma la situación con filosofía, convencido como está de que el parón de las competiciones se alargarán más de tres semanas. «Yo creo que se va a cancelar», afirma con rotundidad mientras se plantea cómo va a afrontar los próximos quince días encerrado en casa. «Aún no nos han comentado nada desde el club pero es que no podemos hacer nada, ¡ni pasear al perro!», exclama, resignado.

No lo va a tener fácil para mantenerse activo y precisamente por ello cree Sergio de la Fuente que la liga no se va a reanudar. «Por muy bien que estés físicamente y por mucho que te cuides no es lo mismo luego que competir, y todos los equipos van a necesitar tiempo para recuperar la normalidad», asegura en su primer día de encierro obligado.

El propio Sergio se pone en la piel de los compañeros que han emprendido viaje de vuelta a Estados Unidos por la incertidumbre que ha generado la crisis del coronavirus. Él mismo perfectamente podía haber vivido esta situación en Francia si hubiera aceptado la oferta para jugar en el país galo. «No sé lo que hubiera hecho pero está claro que cada uno lo que quiere es estar con los suyos», asegura.

Inquieto por naturaleza, al capitán le preocupa ahora como ocupar el tiempo que va a tener por delante antes de que se levanten las restricciones. De momento el sofá es su mejor compañero de viaje con películas, series y los juegos con su pareja Laura como mejores entretenimientos para pasar las horas. «La Nintendo la suelo llevar a los viajes para jugar en el autocar pero veo que ahora con la 'play' me voy a acabar haciendo todo un experto», insiste, a la espera de conocer las instrucciones que le haga llegar el club para las dos próximas semanas.