Martín Olmedo es un hombre llano. No es un técnico de un método complicado, de aquellos que enrevesan el mensaje. Es pasión y cariño por el balón y todo lo que lo rodea, tiene incluso un punto que se podría decir de inocencia. Sin vuelta de hoja, con esa alegría tan suya, como si fuera uno más, porque de hecho lo es, celebró semanas atrás su segundo ascenso a una Segunda División que vivió una temporada, aunque no se puede decir que la disfrutara mucho, porque una dura primera vuelta hizo que tuviera que remar demasiado en la segunda. En parte, tampoco lo hizo porque él es así: apenas 24 horas más tarde de conseguir el ascenso estaba ya pensando en qué puede y qué debe hacer para poder conseguir, esta vez sí, la permanencia en Nacional.
Publicidad
–¿Qué significado tiene la palabra fútbol?
–Es un generador de amigos, de vida sana, en ocasiones, de excelencia y de mucho compromiso, pero sobre todo de relaciones sociales.
–Un recuerdo dentro del fútbol.
–Mi primer recuerdo como técnico es querer que los prebenjamines a los que entrenaba consiguieran todo lo que yo había conseguido gracias al fútbol. El fútbol no es solo ganar o conseguir ganar títulos, tiene más componentes y muchos valores. Lo que les quería transmitir era todo lo positivo que genera; las amistades y los valores que a mí me dejó y me han marcado en mi vida.
–Una anécdota que recuerde de sus inicios.
–Más que con anécdotas, me quedo con muchos buenos momentos que he vivido, aunque también los haya habido malos. En muchas ocasiones el entrenador está más solo cuando más acompañado necesita estar. El año de Segunda fue sufrido, porque la primera vuelta fue muy mala, pero tras la segunda habríamos quedado cuartos.
–Un momento que le marcase.
–Siempre que he conseguido algo, me he acordado de lo que nos costó en categoría alevín ser campeonas. Con un equipo exclusivamente de niñas, jugando contra niños, fuimos campeonas, pasamos a infantiles y en la primera temporada encajamos goleadas, pero en la segunda fuimos campeonas otra vez. Cuando dimos el salto a Regional lo hacíamos con alguna lógica duda, y, sin embargo, fuimos segundas, a pesar de que en la categoría había varios rivales con mucha experiencia y que venían de jugar en Segunda. Nos invitaron a jugar en Nacional y lo rechazamos, porque éramos muy jóvenes. Parte de esa plantilla formaban parte del plantel campeón en alevines.
Publicidad
–Un lugar que sea sinónimo de fútbol.
–Los Cerros. En su día fui jugador del San Pío y logré muchos éxitos. Aunque ahora es muy distinto a lo que era, porque por aquel entonces los campos eran de tierra.
–Un referente.
–No tengo uno concreto. Se podría decir que cualquier practicante del fútbol de toque. A nivel físico no se podía igualar el juego de los chicos, así que siempre tuvimos que optar por ser rápidas a la hora del control y del pase, por la parte técnica y del toque, por ser rápido y vertical.
Publicidad
–¿Cómo ve el fútbol femenino de base en la actualidad?
–Me gusta que estén apareciendo chicas que se están decidiendo a intentar jugar al fútbol; chicas no solo pequeñas, también de edades más avanzadas, y eso es bueno, que se hayan abierto las puertas y que cada vez haya más niñas que den el paso y padres que lo permitan. Ahora hace falta administrarlo bien, porque hay que tener mucho cuidado para que no se nos vaya de la mano. Hay que dejar evolucionar a las chicas y que puedan seguir jugando aunque no sea a nivel competitivo. Antes de todo hay que pensar en que crezca el deporte y en que lo hagan ellas.
–Dentro de diez años se imagina un deporte en el que...
–Espero que haya varias categorías, que se pueda hablar de alguna liga a nivel de base, aunque creo que en lo económico será costoso. Querría que para entonces nadie dijese que el fútbol femenino es feo o lento, y que haya una provincial aficionado, categorías por debajo...
Publicidad
–¿Y qué papel cree que jugará en estos años?
–Supongo que me habrá tocado retirarme, pero si puedo no lo haré. Siempre que pueda voy a ser parte del fútbol y a intentar que el femenino vaya hacia arriba, aunque si tengo que entrenar a chavales me daría igual, lo importante es lo que yo podría aportar a esos chavales. Si no, a mi mujer le digo siempre que me lleve a un campo, que me lleve y que me siente en una silla para ver partidos y que después me pase a buscar. Sería el hombre más feliz del mundo, porque estoy hecho a ese mundillo.
Martín Olmedo es el entrenador más longevo dentro del fútbol femenino de Valladolid. Ha ido cosechando éxitos durante los años, que celebra con la misma jovialidad de su plantilla. Pero él prefiere quedarse «con la gente», tanto la que le ha acompañado durante este largo viaje como con la que le impregna de una mayor pasión todavía. Una de las imágenes del ascenso del CDSan Pío X fue él sonriendo, corriendo detrás de sus jugadoras, botella en mano, para intentar mojarlas con el mismo champán con el que brindó por un buen año.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.