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Brazos alzados fuera de casa
La temporada de Jimena de Roa ha terminado con varios Campeonatos de España en pista y carretera ·
La joven promesa vallisoletana ha corrido en este 2019 en un equipo vasco; fue su deseo, pero también una 'obligación'Secciones
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La temporada de Jimena de Roa ha terminado con varios Campeonatos de España en pista y carretera ·
La joven promesa vallisoletana ha corrido en este 2019 en un equipo vasco; fue su deseo, pero también una 'obligación'Si alguien hubiera echado las cartas o utilizado una bola de adivinación cuando a los seis años Jimena de Roa insistió a sus padres en que ella también quería montar en bici y les hubiera dicho que iba a ser hoy 'campeonísima' de España, seguramente no lo hubieran creído. Ciertamente era muy pronto, pero es que sus primeras pedaladas eran distintas... «El primer año terminar la penúltima era un triunfo», narra hoy entre risas. Aquella insistencia repentina, tan típica en hermanos pequeños que quieren hacer lo que hacen sus hermanos mayores, vino a replicar el amor por la bicicleta que su padre –que había corrido cuando era joven– había sentido.
No tardó en empezar a competir en escuelas después de hacer notar esa envidia, a pesar de que siempre se caía. El cambio radical, a una edad igualmente temprana, llegó después de conseguir su primera victoria en una carrera de su pueblo. «Me vine arriba y empecé a disputar carreras de otra forma», recuerda riendo, con la certeza de que esas anécdotas son una parte importante de su pasado en bicicleta, que le llevó a pasar por varias escuelas hasta que firmó por un equipo vasco, el Glas-Iurreta, con el que ha competido este 2019. «En cadetes me tuve que marchar de la comunidad porque no hay equipos femeninos», explica. Ocurre todo lo contrario en esa zona norte del país, en la que ha militado durante esta temporada otra vallisoletana como es Estela Domínguez, en su caso, en un equipo cántabro. Su padre, Juan Carlos Domínguez, tuvo en mente crear un equipo cadete femenino, y al final tuvo que descartarlo.
Aunque para Jimena competir en el País Vasco no es un problema, sabe que para su deporte sí lo es. «Yo me he acostumbrado y me gusta hacer kilómetros en el coche, pero en otras circunstancias quizás podría haber preferido correr en casa. He estado muy a gusto en mi equipo y no me ha supuesto un sobreesfuerzo, pero se echa de menos que hubiera aquí un equipo para chicas a las que a lo mejor sus padres no pueden llevar a las carreras«, reflexiona. Además, cree que eso »permitiría continuar a muchas chicas« que al llegar a esta etapa abandonan el ciclismo. Si pesa el hecho de que en la comunidad no haya muchas ciclistas, esta cuestión incide en esa circunstancia. Por eso, aunque en nuestra provincia están destacando varias, son de distintas generaciones, tal y como apercibe la propia Jimena de Roa, que pasará a júnior mientras Estela Domínguez o Lidia Álvarez apuran el próximo curso la categoría cadete. »No somos muchas, y en Castilla y León no hay tampoco muchas carreras. Aquí hay dos que se corren en Burgos, ya casi pegando al País Vasco, y otra de Copa España«, lamenta.
Jimena de Roa se encuentra en una época que se podría denominar como de descanso activo, dado que ya ha terminado su temporada, si bien no para nunca del todo, entrena cinco días a la semana para evitar sufrir al reengancharse a la competición. En el curso ya acabado ha brillado como ninguna otra corredora de su edad: ganó la Copa de España en pista, un par de semanas después se hizo con tres medallas de oro y un bronce en el Nacional, alzó los brazos al cielo de Estella en una prueba de la Copa de España en carretera y también se hizo con el Campeonato de España de esta disciplina. «Me costó; venía de un bache bastante grande», dice, porque los campeones también los pasan. A principio de temporada se le juntaron problemas mecánicos y alguno provocado por la presión que se autoimpone. «Terminé cansada, aunque llevo bien compatibilizarlo con los estudios. Conseguí ir bien a esos campeonatos y salieron bien». Más que bien, inmejorables.
Esa tensión es parte de la vida del deportista incluso cuando, como es el caso, se encuentran en una edad que invita a disfrutar como son sus 16 años. Sorprende que fuera su caso por la alegría que desprende, menos por su pasión por el ciclismo, esa que le hizo salir de ese bache al saber que «no todo se te puede dar bien» y que todos pasamos por momentos en los que la fortuna no nos acompaña. Si lo hace, que lo hizo, es porque el azar pedaleó al lado del sacrificio como si fuera su gregario, aunque bien es sabido que se puede trabajar pero no ganar; nunca ganar sin esfuerzo. El siguiente que haga Jimena será en la pista, si bien piensa ya en el salto «más grande, que es el de cadetes a júnior», que afronta sin saber «con qué expectativas ir», pero teniendo claro que quiere disfrutar de la bici.
El cambio que va a vivir Jimena de Roa con el salto de categoría es un estímulo, si bien le presenta dudas, ya que correr en júnior supone hacerlo ya muchas veces con ciclistas élite, recorren distancias mayores, participan en ocasiones en carreras de fuera del país... Pensando más a largo plazo, prefiere no fijarse objetivos, si bien tiene muy claro que quiere seguir ligada a su deporte. «Quiero seguir disfrutando de la bici, aunque me veo estudiando y sé que será muy difícil compatibilizarlo. Intentaré organizarme, pero sé que a día de hoy es difícil vivir del ciclismo; o eres de las mejores del mundo o es muy difícil que puedas tener una supervivencia económica a largo plazo, por eso pienso en estudiar», incide con una madurez impropia para su edad.
La ciclista vallisoletana sabe que «se está metiendo mucho dinero» en su deporte y que «cada año hay más profesionales», pero también que le queda «muchísimo camino por recorrer» para llegar hasta ese punto. Aunque esa circunstancia le hace «tener esperanzas» de cara al futuro, no se obsesiona. En todo caso, piensa además en continuar con su formación académica. «Me gustaría estudiar algo relacionado con el deporte, quizás nutrición», algo que debería compaginar con una etapa sub 23 ya dura. Falta aún para que deba escoger y optar por esa vía; hoy, tanto sus padres como ella misma están contentos. «A mi padre le gusta el ciclismo, así que está encantado. Mi madre le da una gran importancia a las notas, y las llevo muy bien, así que está feliz. Y yo estoy muy contenta por todo, porque estoy disfrutando de la bici y además los estudios me van muy bien», reconoce Jimena de Roa, una deportista que a una edad ya muy temprana conoce el esfuerzo que supone alzar los brazos en señal de victoria. Aunque sea fuera de casa.
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