![«Me arrepiento de no haberme introducido antes en el mundo del arbitraje»](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202001/30/media/cortadas/BASE5-kQlE-U901375279812pkH-624x385@El%20Norte.jpg)
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Gerardo Liendo
Jueves, 30 de enero 2020, 07:45
Semifinales del Mundial de Egipto en 1999. España juega contra Rusia para llegar a la gran final. En el minuto 30, los árbitros daneses Boye y Jensen descalifican a Barrufet. En ese momento, David Nieto Hernando estalla en su casa frente al televisor. Tiene ... 26 años y por su cabeza comienza a rondarle una decisión: hacerse árbitro de balonamno. «Pero no sabía dónde acudir y si podría compaginarlo con mi trabajo». Finalmente, dio el paso. «Hice el curso arbitral y hasta hoy. Desde siempre me ha llamado la atención los reglamentos de cada deporte y la aplicación de las reglas. Cuando era pequeño, mi tío me regaló el 'Reglamento de Fútbol Comentado', de Pedro Escartín, pero a mí me gustaba el balonmano, un deporte que había practicado, junto con el rugby. Eso sí, me arrepiento de no haber tomado antes esa decisión».
Por diferentes motivos, Nieto no alcanzó la Primera Nacional pero ante él se presentó un ambicioso proyecto de manos de árbitros jóvenes. «No dudé en participar en la creación de la Escuela de Árbitros de Balonmano de Valladolid; esta iniciativa me permitía transmitir todo lo que había aprendido en el mundo del arbitraje y sin dejar de pitar».
El objetivo de este centro es incrementar el número de árbitros dedicados a este deporte en Valladolid. «Y lo hemos conseguido. En 2006, había 34 árbitros; ahora mismo, entre federados y de Escuela somos 110. Realizamos una importante labor de captación, hacemos publicidad en redes sociales, damos charlas..., y si pasan el curso, comienzan a pitar como árbitros de base».
Pero ¿cómo convencen a jóvenes a partir de los 15 años para convertirse en árbitros? «Les aseguramos que van a hacer una cosa diferente y que encima se van a divertir. La gente no es consciente de que los árbitros somos una gran familia. A su vez, les hablamos del denominado 'turismo arbitral'. Convertirse en colegiado de balonmano les va a permitir relacionarse con muchas personas y conocer mundo, asistiendo a los numerosos torneos que se organizan por España y el extranjero. Por ejemplo, pueden pitar en el balonmano playa, de tal forma que desde junio, hasta mitad de agosto, viajarán por las playas españolas».
Por supuesto, en la Escuela también se les advierte de las posibles situaciones desagradables que pueden vivir en un partido, «pero les damos las herramientas necesarias para que, si pasa –lo cierto es que puede suceder en contadas ocasiones– todos podamos reaccionar lo antes posible».
Los alumnos de la Escuela abonan 60 euros, que incluye equipación, silbato, reglamento, tarjetas, la utilización de las instalaciones y el uso, una vez al mes, de un pabellón «donde les damos clases más prácticas. A su vez, todos los lunes les impartimos clases teóricas, lecciones sobre el reglamento, y ellos nos explican sus experiencias vividas en los partidos del fin de semana y hacemos piña».
La edad más adecuada para iniciarse en el mundo del arbitraje en el balonmano es, según David Nieto, «los 15 años porque ya tienen cierta independencia respecto a los padres y es más fácil moldearles y quitarles ciertos vicios, aunque, por contra, tendrán más dificultades para afrontar ciertas situaciones críticas en un encuentro».
Su principal consejo es que los árbitros «se presenten como humanos y se comporten como tal, nunca ni como dioses ni como seres todopoderosos. Deben ser humildes, reconocer cuando se equivocan y pedir perdón; no pasa nada por hacerlo».
David Nieto también pide tolerancia a directivos, jugadores y público –que suele haberla– respecto a los árbitros que comienzan su andadura, «porque ellos también están aprendiendo». Para llegar a ser un buen colegiado, «deben sumar partidos porque al igual que un jugador mecaniza una serie de movimientos, el árbitro también. No debe pensar; según vea la jugada tiene que tenerla mecanizada en el cerebro para poder pitar y tomar la decisión correcta, y eso solo se consigue arbitrando».
David Nieto, dirigente de una empresa de seguridad, reconoce que el arbitraje le ha aportado, principalmente, dos cosas: «Conocer gente por todo el país y una gran tranquilidad en la toma de decisiones en la vida cotidiana. Antaño, yo era un hombre impulsivo, que reaccionaba en cuando algo malo me sucedía. Pero ahora no. En situaciones críticas, mantengo la calma, y eso lo he aprendido gracias a mi experiencia en el balonmano».
Decisiones arbitrales, por cierto, que en ocasiones, son juzgadas por parte de los espectadores por su excesiva carga de subjetividad, algo de lo que no está completamente de acuerdo Nieto. «Desde mis comienzos, hasta la fecha, el arbitraje se ha ido acotando porque el reglamento da cada vez más criterios a los colegiados para tomar la decisión correcta, es decir, se procura que la interpretación del árbitro intervenga en los menos casos posibles. Es cierto que nos seguiremos peleando con el juego pasivo, el único lance que sí está sujeto a lo que decidan los árbitros, pero hay que tener en cuenta que los colegiados de balonmano pueden tomar cerca de 120 decisiones en un encuentro, dos o más por minuto, y por tanto no es difícil equivocarse. Aún así, no es lo mismo errar en la sanción de un siete metros en el primer minuto de juego, que hacerlo en la última jugada..., la trascendencia es diferente, aunque el error es el mismo».
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