Habitualmente, cuando uno emprende un proceso que se sabe complicado, su camino, sea cual sea la meta, se define como una carrera de fondo. El de Rubén Lorenzo hacia su recuperación lo fue, y, precisamente en una de esas, acabó mostrándose definitivamente como exitosa. Después ... de un año y medio, una maratón le retrotrajo a unas sensaciones conocidas, las de terminar una prueba a esta distancia, y le provocó unas nuevas, las de lo insospechado, de aquello que alguien le dijo que no podría experimentar y, además, hacerlo a muchos kilómetros de casa, en Panamá. En la prueba atlética más importante del país centroamericano, el vallisoletano arribó a la meta, de manera real y metafórica. Lo transcurrido hasta atravesar esa línea define un esfuerzo que le permitió ser decimoquinto en la clasificación general y segundo en su categoría (de 50 a 59 años).
Publicidad
Rubén Lorenzo es profesor de Telecomunicaciones en la Universidad de Valladolid y, desde hace años, atleta amateur en su tiempo libre, una actividad que hace un año y medio tuvo que detener debido a una rotura de menisco. «Un primer médico me dijo que ya no podría volver a correr, así que busqué una segunda opinión, que fue más positiva. El doctor Vega (un referente en este tipo de lesiones) me dijo que, si fuera posible, porque no siempre lo es, habría que suturar el menisco, aunque había dudas de si el cartílago estaba afectado. Me operó el doctor Baró, se pudo suturar y el cartílago estaba intacto, y eso me dio vidilla», explica el maratoniano.
Fue entonces cuando escuchó la frase de un amigo, que recordaba mientras corría por las calles de Panamá: «La maratón empieza andando en el pasillo». La recuperación de una lesión así pasa por un primer periodo de inmovilización, en el que Lorenzo extrañó a sus compañeros de equipo, no porque no estuvieran a su lado, sino por el componente social. «El Atlético Pucela es más que un equipo: es un grupo de amigos. Correr, y hacerlo, disfrutando de su compañía, era importante para mí. Han vivido la recuperación conmigo y han estado siempre muy pendientes de mí», alega, sin esconder cierta melancolía por esos meses, de alguna forma, perdidos. Según fue avanzando en este proceso, trató de «reducir la carrera por evitar el impacto en las rodillas, alternando con bici y natación», aunque poco a poco los pies le pidieran zapatillas.
Una conferencia, sobre su especialidad en Telecomunicaciones, fue lo que llevó a Rubén Lorenzo a viajar a Panamá. Cuando viaja, suele ver «si hay alguna carrera», puesto que entiende que «es otra manera de conocer el sitio». «Vi que estaba la maratón y me apunté, aunque no la preparé mucho», advierte sobre la que sería su undécima participación en esta distancia. Sí tuvo tiempo para hablar con José Antonio de Pablo, conocido como Depa en el mundillo 'runner', sobre cómo podía ser la prueba. «Con mis tiempos anteriores de aquí, me comentó que podía estar cerca del podio, aunque no es igual correr en España que en Panamá. Los quince primeros suelen estar en torno a las tres horas, y eso indica que es una prueba dura. Comienza a las cuatro y media de la mañana para evitar el calor, y aun así, la temperatura mínima eran 25 grados. Tenía miedo tanto al calor como a la deshidratación, aunque estaba todo muy bien montado», cuenta Lorenzo.
Publicidad
A pesar de estar tan lejos, la casualidad quiso que corriera como en casa, ya que, cuando recogió el dorsal, se encontró con un vallisoletano afincado desde hace 27 años allí, Fernando Revuelta, para más inri, fundador del Triatlón Pisuerga. «Me dio algunas claves para correr. Me resultó muy curioso que, como hay una comunidad española importante, me animaron, y me sentía un poco como en casa. Panamá es un centro de culturas y un cruce de nacionalidades. Me gustó mucho», confiesa. A la postre, se confirmó el presagio de que, si iba delante, pasaría más tiempo solo que en otras maratones, aunque durante bastante tiempo fue junto a un panameño y un americano, que aliviaron esa soledad. La última parte, cuando amaneció y cuando «el sol te empujaba hacia el suelo», le pilló entre edificios y con sombras, lo que alivió la sensación de dureza, pese a que acabara casi un cuarto de hora después de lo que acostumbraba.
Esa soledad relativa permitió a Rubén Lorenzo «ir disfrutando». «A partir del kilómetro 27, me di cuenta de que, a pesar del cansancio, no me dolía nada, y de que acabaría. Esa soledad, relativa, me permitió pensar mucho en todo el periodo de rehabilitación y tuve una sensación de euforia y de emoción», narra el profesor, que no sabía entonces en qué puesto iba. Le quedaban todavía unos cuantos kilómetros, en los que ese torbellino de sensaciones se agolpaban y le espoleaban a sí, a llegar a la meta; a, un año y medio después, conseguir alcanzar algo que solamente puede ser considerado un éxito personal, independientemente de que más tarde subiera al podio.
Publicidad
Cuando lo hizo, escoltó a un exatleta venezolano que había sido olímpico en maratón y no sabía si iban a dar trofeos o no. «Después de todo, no me esperaba acabar tan arriba, y fue una alegría a mayores. Además, nos dieron un premio de 400 dólares…», recuerda riendo, sobre un acicate que no tiene comparación con la emoción que provocó también en sus seres queridos. «La gente no sabía cómo iba. Se emocionaron mucho al saber que había podido disfrutar de una distancia que me encanta, y más, acabando de esa manera».
Saboreado el éxito, que ya lo es el mero hecho de encontrarse con la distancia olímpica, a Rubén Lorenzo le quedan retos por delante, que, con cabeza, quiere cumplir, dado que ya se ha llevado «un susto muy grande» que no quiere volver a repetir. Por ello, seguirá corriendo, «mezclándolo con triatlón y con otros deportes con menos impacto», aunque quiere alargar esta etapa iniciada hace más de una década corriendo en el extranjero. «He corrido en Boston y Berlín y me gustaría participar en las 'Major' que me quedan», afirma, en alusión a las pruebas consideradas de mayor caché, que incluyen Chicago, Tokio, Londres y Nueva York, donde querría participar en 2024. «En febrero se abren las inscripciones y en mi grupo tenemos todos marca», confiesa esperanzado. No podrá faltar tampoco la media maratón de Valladolid. «La correré, seguro», dice, con la pasión y la fe que le hicieron llegar a la meta en su particular carrera de fondo.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.