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Imagen de la multitudinaria salida de la Media Maratón en esta última edición. Óscar Costa
La idiosincrasia de la Media Maratón de Segovia cala de nuevo entre los corredores

La idiosincrasia de la Media Maratón de Segovia cala de nuevo entre los corredores

La organización de la prueba se muestra satisfecha con una prueba que sitúa entre las mejores de España

Sergio Perela

Segovia

Martes, 5 de abril 2022, 21:23

Óscar Moreno, visiblemente cansado todavía semana y media después de haberse disputado la edición número 14 de la Media Maratón de Segovia, no para de enseñar la pantalla de su móvil, llena de mensajes, audios y capturas sacadas de la página de Facebook con los comentarios hechos por los participantes. Todos hablan de la dureza de la prueba, pero sobre todo copian unos a otros la palabra «enhorabuena», porque para los primerizos fue una experiencia única y para los que habían repetido, la personalidad propia de la carrera volvió a estar por encima de todo lo demás.

Y es que en un momento en el que las pruebas que hay en España en esta distancia y en la superior buscan recorridos que favorezcan grandes tiempos para ir entrando en los 'rankings' mundiales, en Segovia la organización tiene muy claro que ha de seguir apostando por lo que hay: una carrera dura en la que se cuida al corredor, porque se permite que recorra cada centímetro de la historia de la ciudad.

«Los corredores populares, encima de que somos malos y no vivimos de ello», bromea el organizador, «estamos pendientes todo el día del tiempo. El ganador ya nos dijo que tenía 1:05 y le dijimos que aquí no lo iba a hacer». Este fin de semana ha escrito de nuevo dando las gracias porque, en la media de Barcelona, aprovechando lo fino que le dejó la de Segovia, ha mejorado su marca. «Es una carrera para disfrutar de la ciudad, del ambiente y de las actividades que hay alrededor de la carrera», idiosincrasia que quieren mantener. Nada de cambiar recorridos para hacerla más plana y, por ende, más rápida. «Cuando cogimos nosotros la carrera, no pasaba por el Alcázar y la hicimos pasar. El recorrido es una de las cosas que la gente más valora. Añadido a que toda la gente de Segovia sale a la calle, la carrera está al nivel de las mejores de España», defiende.

El recuerdo a Frutos Berzal y las tradiciones de la prueba

La Media segoviana cuenta con ciertas tradiciones que la hacen todavía más particular. Una de ellas es la salva de cañón que marca el inicio de la prueba. «Cuando diseñamos la arquitectura de la carrera, pensaba que no podía salir con un 'preparados, listos, ya'. Uno de los miembros del equipo dijo que había un cañón en la Academia de Artillería que se podía utilizar. Fuimos a verlo, hicieron un disparo de prueba y lo incorporamos. Y ahora ya es un fijo». Aquella idea, que se emociona recordando Óscar, partió de Frutos Berzal, que justo este año ha fallecido.

En una carrera que pone como foco a los corredores, estas aportaciones y sus correspondientes tradiciones son las que le dan personalidad. De hecho, la falta de una de ellas es el único pero que desde la organización le ponen a esta última edición. Antes de la famosa salva de cañón, solía lanzarse desde los cielos sobre la salida un paracaidista y, en esta ocasión, las circunstancias lo han impedido. «Es una pena, porque el tiempo era bueno y todo estaba previsto. Pero no hay recursos para horas de vuelo del aparato y tienen que elegir entre su actividad profesional y un lanzamiento de exhibición, pero teníamos todo».

Para esta edición se ha incorporado una representación histórica romana de la que desde organización están más que satisfechos, porque entienden que ha tenido acogida y ha podido deleitar al público, el gran valedor de la prueba. «Ese día parece que en Segovia somos más habitantes».

Una de las novedades fue el cierre de las inscripciones en los 2.500 corredores, una cifra que no se había alcanzado el año en que estalló la pandemia días antes de que se disputase. «Tienes que gestionar un número para los recursos materiales de camisetas, medallas, etcétera. Y otra cosa muy importante, que es que a la hora de permisos, autorizaciones y demás, te piden participantes», comenta Óscar Moreno. En alguna edición se han superado los 3.000 participantes, pero había reticencias al haber tenido que parar dos años. De los que estaban inscritos para correr en 2020, apenas el 7% declinó, con lo que cuando se abrieron las nuevas inscripciones alrededor de 1.800 plazas estaban ya cubiertas.

El dato anterior no respalda la premisa de la que parte Moreno de que en esta ocasión ha costado más de lo normal que todo echara a andar. «Este parón de dos años y pico no solamente ha cambiado las competiciones deportivas, sino la manera de relacionarse de las personas. Y al principio la gente no quería saber de nada. Mover la rueda al principio ha sido muy duro a nivel de recursos humanos; los pocos patrocinadores que tenemos han ido perdiendo fuerza y ha habido que repescarles». La respuesta de las instituciones no ha ofrecido problema y todas han estado representadas en la carrera.

Un gran equipo

Tanto él mismo como Javier Rincón llevan el peso organizativo del evento, pero para esta edición han logrado cerrar «un gran equipo». «Hay otras 15 personas que llevan también su parte de responsabilidad. El siguiente escalón son todas las familias y amistades de Javier y mías, con lo que te vas a un grupo de 40 ó 50 personas. Y de ahí penden todos los voluntarios, que hemos sido unos 320», comentó.

La cifra de voluntarios la tiene clara, porque este año se ha dado un impulso fuerte a su figura y, además de darles cometidos concretos más que estar a apoyar donde hiciera falta, se les ha acreditado: «Igual que al corredor se le entrega el dorsal que le permite ir a la comida del corredor, demostrar que eres voluntario para créditos por ejemplo, o ir a las actividades post maratón». Como grupo han visitado el museo de la Guardia Real, el Alcázar «pero los archivos, no lo que se ve»; y tienen pendiente ir a la Brigada Paracaidista en Paracuellos del Jarama.

En estos momentos en los que todavía están inmersos en el cierre de la carrera, que significa desde pagar proveedores hasta recoger el material sobrante, que normalmente mandan a los Hermanos de la Cruz Blanca, no quieren pensar en lo que pueda ser la décimo quinta edición. Ha habido momentos de tensión, como el generado por el cronometrador y sus problemas pendientes con la justicia: «Imagina un concierto, tienes toda la sala llena y de repente no te ha venido el cantante». Ahora sonríe, porque el problema se solventó y, al final, se habló de la carrera en todos los medios aunque fuera de forma tangencial. «Este es un evento enorme y moverle con un equipo tan pequeño y con un presupuesto tan ajustado, es un mérito enorme».

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