Alberto Mingueza

En zapatillas

Tengo para mí que el triunfo pertenece también a las vecinas y los vecinos de Valladolid, que han dado una exhibición de responsabilidad de las de plato grande y piñón pequeño

Martes, 5 de septiembre 2023, 18:51

Hace ya tres años y seis meses las autoridades reclamaron a la gente que se quedase en casa para minimizar los riesgos de la pandemia y las calles se quedaron vacías. Este año, las elecciones generales se convocaron el cuarto domingo de julio, ... con mucha gente desplazada a su lugar de vacaciones, y la participación alcanzó el 70%, con un considerable incremento del voto por correo y superando en cuatro puntos la de los comicios anteriores, celebrados en noviembre de 2019.

Publicidad

Ayer en Valladolid pedían que todo el mundo evitase el uso del coche y la calle se llenó de zapatillas. De todas las marcas, de todos los modelos, con amplio surtido de colores, de un montón de tallas y en pies de todas las edades. Aquí unas New Balance, al lado de unas Converse con plataforma, más allá unas Adidas, alguna Hoka e incluso Veja. Sí, muchas Nike, Puma, Vans y Acsis, todavía alguna Reebok y muchas menos Satorisan, pero todas zapatillas, deportivas, bambas, playeras, sneakers calzadas por gente a la que le habían pedido que se desplazase a pie prácticamente desde la salida hasta la puesta de sol porque venía la Vuelta y en el paseo que va desde la Catedral hasta el Polígono de Argales conté más calzado cómodo que en cualquier edición de la Marcha Asprona. Cientos, miles, de personas que, con mayor o menor convencimiento pero llenas de civismo, asumían que la celebración de una contrarreloj ciclista con circuito urbano iba a generar beneficios económicos y de proyección para la ciudad y a cambio solo había que dejar el coche en casa.

A punto de terminar estas líneas no me queda claro quién subirá al podio como vencedor de la etapa, pero tengo para mí que el triunfo pertenece también a las vecinas y los vecinos de Valladolid, que han dado una exhibición de responsabilidad de las de plato grande y piñón pequeño, de las que le reafirman a uno en la idea de que si a veces el barco zozobra y amenaza con hundirse, las cuentas hay que pedirlas en el puente de mando y no a la marinería.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad