Nostalgia del Puy de Dôme

Era una escalada fuerte de por sí y eso ya era un aviso de dureza pero, según me contó algún compañero francés, además de un laboratorio de meteorología y una antena de televisión, surgían unos vapores que espesaban el aire y dificultaba a los corredores la respiración de tal manera que, para refrendarlo, la historia del Tour tiene no pocos ejemplos. El más significativo, el duelo que sostuvieron Poulidor y Anquetil en 1964, duelo que acabó con los dos por los suelos medio desmayados tras cruzar la línea de meta como consecuencia del tremendo esfuerzo y de esos vapores tan peligrosos para la respiración. También en 1975 a Eddy Merckx un espectador le golpeó en el estómago, por suerte sin ningún problema físico para el caníbal belga.

Ayer, el Mont Aigoual no ofrecía más dificultades a los participantes en la edición de este 2020 que las propias de un puerto de alta montaña en la ruta de la carrera. Que no es poco… Y, en el Mont Aigoual ganó un kazako, Lutsenko, con un historial a sus espaldas que incluye en el pasado 2019 sobre todo la victoria en el Memorial Marco Pantani lo que ya habla con suficiente evidencia sobre la capacidad escaladora de este corredor que arrancó su historial profesional ganando una etapa de la Vuelta a España.

Sin embargo, para los aficionados españoles, la gran figura del día fue Jesús Herrada que, vistiendo el maillot del Cofidis, logró un meritorio segundo puesto. Y ese puesto de ayer servirá para recordarle los éxitos que sumó como junior y su condición de contrarrelojista capaz de aportarle muchos puntos, si se mantiene en las primeras posiciones, de cara a la única contrarreloj de este año: el día 19 en la Planche des Belles Filles, un día antes de llegar a Paris. Pero, demos tiempo al tiempo.