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Romain Bardet no se lo creía en la línea de meta. En el Tour de su despedida antes de engrosar la lista de profesionales que buscan un retiro dorado en la gravel –a lo Valverde– o como si se tratara de la jubilación arábiga o ... estadounidense de los futbolistas, entonó el canto del cisne en la primera etapa del Tour de Francia.
Con la 'Grande Bouclé' de homenaje en homenaje –este sábado fue para Ottavio Bottecchia, primer ciclista italiano en ganar una etapa en el Tour hace 100 años–, el líder del DSM-Firmenich Post NL acabó con los fantasmas del ciclismo francés por la vía rápida y quizá de quién menos se esperaba entre la hinchada gala, huérfana tras el adiós de Pinout, y con fe en corredores como Valentin Madouas que protagonizó la primera escapada de la ronda francesa.
Fuer Bardet, con la lección aprendida tras dejarse sus aspiraciones en la General en la primera etapa del Giro de Italia hace poco más de un mes, el que quiso demostrar que su último baile por las carreteras del Tour no serán de homenaje. Atacó a falta de 50 kilómetros para la meta, y aprovechó que su compañero, el neerlandés Van den Broek, capitaneaba por delante en una fuga que iba perdiendo ciclistas como fruto del esfuerzo de más de cien kilómetros en lucha, con otros ciclistas, como el español Ion Izaguirre.
La estrategia del DSM se fraguó sobre el pulso entre los dos equipos más fuertes, el UAE y el Visma, que intercambiaron liderazgo a lo largo de la etapa. El equipo de Pogacar tiró con todo en la subida a Barbotto (a setenta de meta) y el de Vingegaard respondió en San Leo (veinte más adelante), con el objetivo de llevar a Wout Van Aert a levantar los brazos en Rímini, y conseguir el primer maillot amarillo de la carrera. Un inicio calcado a lo que sucedió hace dos años, con la estrella belga de líder durante las primeras etapas de la ronda francesa, entonces en tierras danesas.
En esta edición, en Italia, con recuerdo diario para figuras del pelotón transalpino –hoy el Tour rendirá homenaje a Marco Pantani, veinte años después de su muerte en un hotel de la propia localidad adriática–, el Visma busca repetir ese guión que llevó a Jonas Vingegaard a superar a Pogacar en los Campos Elíseos.
Las circunstancias no parecen las mismas. El danés, con lágrimas en los ojos en la línea de salida después de luchar para poder defender su corona tras la dura caída vivida en la Vuelta al País Vasco, no mostró su estado de forma en la primera etapa. Tampoco jugó a probarle el UAE con un equipo en el que el tercer clasificado del pasado año, Adam Yates, es un gregario más de Pogacar... El británico enseñó la patita en las primeras rampas de los puertos más duros de la jornada, pero el equipo de los Emiratos optó por rebajar el pistón con veinte etapas por delante, con una jornada hoy en la que podría haber los primeros ataques entres los 'capos' de la General.
El ascenso al Santuario de Nuestra Señora de San Luca, en Bolonia, es una de esas subidas míticas del Giro de la Emilia, una carrera de buenos recuerdos para Pogacar e, incluso, para Enric Mas, que hace dos años logró imponerse en el Santuario por delante del propio Pogacar. Sin embargo, en esta ocasión la etapa no finaliza arriba, y el pelotón tendrá que descender a Bolonia, de ahí que pueda repetirse lo vivido en el estreno del Tour, con invitados inesperados, como el propio Bardet; o que Van Aert o Mads Pedersen (Lidl Trek) busquen el amarillo y su primera etapa.
Las dos primeras ascensiones tuvieron como protagonista a Mark Cavendish. El sprinter británico protagonizó las imágenes más duras de la primera etapa, y durante muchos kilómetros se especuló con la posible retirada en la primera etapa del ciclista de 39 años.
Hubiese sido un terrible final para Cavendish, corredor que tiene en su mano en la presente edición convertirse en el ciclista con más victorias de etapa en la ronda gala y superar a todo un mito como es Eddy Merckx, y conseguir el trigésimo quinto triunfo.
El británico estuvo agonizando sobre la bicicleta mientras sentía el apoyo de sus compañeros, que le echaron hielo por la espalda. Sin embargo, de nada sirvió, pues terminó vomitando al ritmo que pedaleaba, aunque Cavendish demostró su veteranía para rehacerse y terminar dentro del tiempo establecido para poder situarse de nuevo este domingo en la línea de salida.
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