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Cazar al pelotón
De ayer a hoy ·
Glosa el articulista las semejanzas que había entre el ciclismo sin ayudas y el actualáNGEL mARÍA DE pABLOS
Lunes, 31 de agosto 2020, 16:21
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De ayer a hoy ·
Glosa el articulista las semejanzas que había entre el ciclismo sin ayudas y el actualáNGEL mARÍA DE pABLOS
Lunes, 31 de agosto 2020, 16:21
Ayer cité a Bernardo Ruiz, ese hortelano de Orihuela que alcanzó la gloria del ciclismo mundial, y hoy le tengo que volver a mencionar porque, tras el avance técnico, a Bernardo no le gustaba que los directores de equipo siguiesen la carrera con bicicletas en sus coches para auxiliar a sus corredores. Y, de hecho, en su pueblo natal cada año organizaba una prueba en la que no dejaba participar a los directores.
Le han robado al ciclismo la caza del pelotón, la caza del que pinchaba y tenía que esforzarse para llegar de nuevo al grupo.
Bernardo se refería a que, en su época, era el propio ciclista quien debía arreglar los pinchazos de su máquina e, incluso, fallos más serios. Y ello daba lugar a un aspecto del ciclismo que, sin embargo, no se ha perdido del todo. Ayer, en la segunda etapa del Tour, vimos una caza del pelotón (como decía el alicantino) pero no por avería sino por falta de fuerzas. El bueno de Kristoff, que llegó a rondar los 20 minutos de retraso, pasó de ganar una etapa a pensar en la eliminación de carrera. Y, de forma paralela, también pudimos comprobar los esfuerzos a los que fueron sometidos el colombiano Daniel Felipe Martínez, por culpa de una caída, y el murciano Alejandro Valverde, castigado por una avería.
Sin embargo, la grandeza de este deporte la pudimos vivir al final cuando el francés Alaphilippe saltó del pelotón con una potencia inmensa y, con la compañía del suizo Hirschi y del neozelandés Alan Yates, abrió hueco en la etapa, aguantó la respuesta del paquete y tuvo arrestos para ganar a sus compañeros de aventura siquiera por unos metros y brindar su victoria al cielo, a su padre muerto hace unos meses. Valor, fuerza y clase primero, sentimiento y emoción después. Los ciclistas no son inmunes a sus propias sensibilidades.
El col d'Eze, como en la Paris-Niza, ha tenido notable influencia y es que mientras el col de la Colmiane y el de Turini van quemando fuerzas, Eze da la puntilla y ordena la general. Contador y Valverde lo saben bien desde el 2010. Cambios como el de ayer en el Tour los vamos a vivir con cierta redundancia a los largo de los veinte días que aún deben disputarse. Y es que nada es definitivo hasta el final.
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