Ausentes, hasta los gregarios
De ayer a hoy ·
El autor califica la etapa entre Gap y Privas de impropia de la ronda francesa y echa en falta el paso adelante de los gregariosÁngel María de Pablos
Jueves, 3 de septiembre 2020, 15:19
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De ayer a hoy ·
El autor califica la etapa entre Gap y Privas de impropia de la ronda francesa y echa en falta el paso adelante de los gregariosÁngel María de Pablos
Jueves, 3 de septiembre 2020, 15:19
La etapa de ayer, quinta en el Tour de Francia entre Gap y Privas, resultó de una infinita monotonía, pelotón agrupado prácticamente desde el principio hasta el final, 183 kilómetros que podrían resumirse en un sencillo comunicado: «Victoria al esprint de Van Aert imponiéndose por media rueda a Bol y por una máquina a Bennett. Un aburrido itinerario que no aporta nada a la historia del ciclismo».
Luego, es verdad, la noticia saltó en la línea de meta cuando el Jurado comunicó que el líder, Alaphilippe, fue penalizado con 20 segundos y, por lo tanto pierde el maillot amarillo que este jueves, en la salida de Le Teil hacia Mont Algoual, rumbo al Macizo Central, luce el segundo clasificado Adam Yates… ¿Qué pecado tan grave ha cometido el corredor francés para sufrir tan duro castigo?... Duro porque 20 segundos y a un líder cuya ventaja era de 4 sobre Yates y de 7 sobre Roglic, es la dura penalización para perder su condición de líder, aunque no de candidato.
La etapa, en realidad, fue somnífera y, sobre todo, impropia de una competición tan exigente como la francesa. Es verdad que tras la subida a Orcières-Merlette, en los Alpes, y camino del Mont Algoual en el Macizo Central como aperitivo para después degustar los Pirineos con una subida tan majestuosa como el Peyresourde es justificación suficiente para que los aspirantes a ganar en París se concedan un respiro. Pero yo, en este Tour 2020, en este Tour de la pandemia que se está desarrollando contra todos los pronósticos de hace un mes, noto algo muy importante que no se está dando en absoluto.
En mi época, cuando los jefes de fila se tomaban un descanso, se ponían en acción los de la segunda fila. Los llamados gregarios que, ante la huelga de 'piernas lentas', buscaban su protagonismo particular. Corredores como Julio San Emeterio, por ejemplo, que estuvo al lado de Federico Martín Bahamontes y de tantos otros que hicieron del servicio a sus jefes de fila la gran emoción del ciclismo profesional.
O corredores que, después de pasar el aprendizaje gregario, triunfaron por sí mismos como fue el caso de Greg Lemond que después de trabajar para Hinault ganó el Tour hasta en tres ocasiones… o el mismísimo Chris Froome, escudero de Bradley Wiggins, que, al año siguiente, inició una ristra de cuatro triunfos en la prueba francesa… En estos días atrás hablábamos de Merckx, pues bien contaba con un gregario de lujo, Roger Sweert, que sin vestir de amarillo cuajó varias temporadas en primera línea.
Pero camino de Privas estuvieron ausentes hasta los gregarios.
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